El tiempo lo era todo: la Europa de la Reforma

AutorEnrique San Miguel Pérez
Páginas51-65
3. EL TIEMPO LO ERA TODO: LA EUROPA DE LA
REFORMA
“...la vida entera de Isabel fue lo menos heroica que pueda
concebirse, y la historia auténtica de la soberana perdura como
lección ingente para melodramaturgos del gobernar. En ver-
dad, triunfó merced a todas las cualidades que están ausentes
en el héroe: disimulo, fl exibilidad, acomodaticia, indecisión,
morosidad dilatoria, parsimonia... Se halló a si misma cuerda
en un mundo de maniacos violentos, entre fuerzas opuestas
de terrible intensidad: los nacionalismos rivales de Francia y
España, las religiones rivales de Roma y de Calvino. Durante
años había parecido inevitable que ella fuese aplastada por
una o por otra de esas fuerzas, y si sobrevivió fue por haber
sabido enfrentar los empujes extremados que la circundaban
con lo también extremado de su astucia y su falsía... Y no era
sólo su inteligencia el instrumento adecuado, lo era asimismo
su temperamento...
...¿Por qué no se lanzó, audaz y francamente, a capitanear
la Europa protestante, a aceptar la soberanía de Holanda y a
encender con denuedo la antorcha de una guerra contra el ca-
tolicismo que lo destruyese y transfi riese el imperio español al
dominio inglés? La respuesta es que no le importaban ninguna
de estas cosas... No era ella uno de los caudillos protestantes
sino por accidente de nacimiento; en su ánimo era profunda-
mente secular, y su destino la señalaba para ser campeón, no
de la Reforma, sino de algo más grande: el Renacimiento... El
secreto de su conducta fue, por lo demás, bien simple: ganar
tiempo. Y, para sus designios, el tiempo lo era todo”42.
42 STRACHEY, L.: Isabel y Essex. Barcelona. 19, pp. 18-20: “Decidirse, re-
solver, entrañaba la guerra: la guerra, que era exactamente la antítesis de sus
profundas inclinaciones. Fue –como ningún otro gran estadista de la Historia–
amiga de la paz, y no sólo amiga platónica, sino práctica.
Y no porque la inquietase demasiado la crueldad guerrera, dado que estaba
muy lejos de ser una sentimental: detestaba la guerra por el mejor de todos

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