El tiempo de la 'política'. La Unión Patriótica y la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar

AutorJaime Contreras
Páginas123-135

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CAPÍTULO 7.

EL TIEMPO DE LA “POLÍTICA”. LA UNIÓN PATRIÓTICA Y LA COORDINADORA GUERRILLERA SIMÓN BOLÍVAR

Pero hacer política no resultaba fácil, porque la realidad socio-económica del país estaba saturada de tensiones violentas provocadas por la combinación de fuerzas que cruzaban sus intereses en el trágico ruedo colombiano. La expansión de los narcos se producía, unas veces, como se indicó, en relación con la guerrilla, y otras veces en contra de ésta. Por su parte, en áreas rurales cercanas a los feudos de las FARC, se organizaban grupos de defensa para proteger vidas y haciendas amenazadas por la ola de secuestros que los grupos subversivos protagonizaban. Por ejemplo, y para sorpresa de las FARC, éstas se encontraron con que allí, en el Magdalena Medio, donde ellas habían incursionado, con notoria agresividad, algunas organizaciones vecinales y campesinas, ya se vio más arriba, pidieron la protección de grupos “particulares” de defensa para defenderse de la actividad guerrillera. El Pleno del Estado Mayor Central, el denominado “Pleno Ucrania”, reunido entre el 6 y el 20 de octubre de 1983, se vio obligado a reconocer “que las gentes angustiadas de esa zona, seguramente con un poco de razón, no se siente protegidas por la guerrilla porque ésta ha abandonado a las masas163. En este momento el movimiento armado se vio obligado a reclamar a sus “interlocutores” del gobierno (Comisión de Paz, Procuraduría General de la Nación e incluso al Parlamento) “protección” para sus hombres agredidos por la “violencia del paramilitarismo y del latifundio”, junto con los cuales coqueteaban, también, algunos grupos de las propias fuerzas armadas. Así lo decidió este pleno de la Ucrania, temeroso, sin duda, de la campaña anticomunista que, cerca de los campesinos de esta zona, estaban desplegando estas organizaciones donde sí era posible también encontrar algunos hacendados ganaderos que defendían sus tierras de la ocupación y del robo de sus reses (Arenas hablaba en estos momentos de más de veinte mil cabezas de vacuno bajo el control de los suyos)164.

163J. Arenas. Cese al fuego, op. cit., p. 66.

164J. Arenas. Ibidem, op. cit., p. 67.

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En estos años de agresividad extremada se combinaron, pues, el crecimiento de la subversión y las organizaciones de autodefensas; y, en medio, de unas y de otras, yendo de un lado hacia el otro, el narcotráfico hacía de comodín precipitando, sobre la sociedad, una violencia sectaria y sucia que el gobierno no sabía ni podía controlar. No resultaba fácil hacer política, pues, pero las FARC consiguieron vender el señuelo de que ellas sí la hacían, en medio de una oleada de asesinatos que imposibilitaba, de todo punto, el más mínimo ejercicio democrático.

Pero FARC, y esto parecía lo más importante entonces, dominaba plenamente la estrategia del discurso y se presentaba ante las autoridades y ante el país, no solo como víctima sino también como “partenaire” respetado en las negociaciones y en los acuerdos. Así lo exigía ahora las nuevas circunstancias, las de la política; y en muchos medios de comunicación de Bogotá se hablaba abiertamente, y no siempre mal, de “Tiro Fijo”, al que algunos medios, no muy alejados de la presidencia, llegaron a ver como posible candidato a las elecciones parlamentarias de marzo de 1986. Qué mejor prueba que esa para demostrar la vocación “democrática” de las FARC.

-¿Usted personalmente estaría dispuesto a lanzarse como candidato a una campaña política abierta?” preguntaba el periodista a finales de 1984. La respuesta de “Tiro fijo” en aquella ocasión constituye un paradigma de la retórica de la simulación y del lenguaje. A la provocadora pregunta el comandante Marulanda respondió abiertamente: “Naturalmente, porque después de tener estas condiciones y estas garantías (las del Gobierno) que uno puede salir a cualquier ciudad, municipio o vereda a hacer campaña política y las masas deciden ponerle a uno como candidato a un concejo o donde sea, claro aceptamos y hacemos campaña.165. - ¿Por qué no? El gobierno de Betancur, dice el jefe de grupo, ha traído nuevos aires, tiene facultades importantes que le otorga la Ley para modernizar el sistema de representación y permitirá, además, dar “vía libre a la llamada acción cívico militar” es decir, posibilitará encauzar, dentro de ciertas circunstancias, el ejercicio de la violencia armada. En consecuencia, el clima que ha logrado crear el presidente es un tiempo de ilusión. Por eso nosotros, confiesa Marulanda, en los acuerdos de La Uribe, hemos dicho: “No, al secuestro y sí, a la política”. –“¿A los secuestros?” se sorprende el interlocutor. Y el comandante, sin inmutarse, contesta: - “No soy un delator, pero daré a conocer los nombres de los desertores que han seguido secuestrando a nombre de nuestra organización. No, tal insidia tiene un objetivo, entorpecer el proceso de paz”, continua impertérrito el Jefe Supremo que, acto seguido, pide a los otros grupos guerrilleros que denuncien “a estos delincuentes que se dedican a estas actividades”.

Execrables actividades, dice Marulanda Vélez, con la voz impostada y el pose mayestático de quien está “dispuesto” a aceptar una posible candidatura presidencial; claro es, si se dan las circunstancias adecuadas y se firma una tregua que lo posibilite. Por lo demás, Marulanda denuncia, lo que para él son, las continuas violaciones que el ejército está realizando en contra del Acuerdo de Cese al Fuego porque, dice, el General Vega Uribe despliega sus tropas y realiza diferentes controles violentos. Estas operaciones se realizan en “zonas de influencia” de las FARC y suponen una actividad agresiva por parte de los sectores militares reacios a los Acuerdos. Pondremos estas violaciones en conocimiento de la Comisión Verificadora. – “Y, ¿no será –arguye el

165J. Arenas. Ibidem, op. cit., p. 54.

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FARC-EP: INSURGENCIA, TERRORISMO Y NARCOTRÁFICO EN COLOMBIA

periodista Lionel Fierro– que lo que las FARC pretenden es que se le liberen esos territorios y que queden bajo su control absoluto?”. Porque “liberar” significa controlar un territorio de “soberanía” sobre el que formar en el futuro inmediato un gobierno provisional. –“No hablamos de territorios libres” niega en rotundo Marulanda, para inmediatamente simular un lenguaje de socio sincero que, a diferencia del gobierno, cumple lo pactado. –“Porque nosotros –replica el líder– sí hemos cumplido, suspendimos el fuego y nuestras gentes están en sus campamentos a la espera de que el gobierno asuma lo pactado”.

-“¿Y los secuestros que se les atribuyen en este tiempo de vigencia de los acuerdos tan numerosos y continuados (casi 2.300. en 1985)166en el Huila, en el Cauca y en el Valle? En tono reposado, vestido de civil, bien rasurado y con el bigote un tanto tumbado, un poco gordo y barrigón (como así lo describe J. Arenas, presente mudo en la entrevista) el Comandante Supremo, entre irónico y guasón, retoma el discurso victimista y responde: - “A nosotros nos atribuyen muchas cosas. Mire, si llueve… dicen que somos nosotros, si hace verano dicen que también somos nosotros”. ¿Los secuestros? Eso procede de los servicios de seguridad que los realizan para hacerlos aparecer como de las FARC y desacreditar al movimiento, contesta Marulanda, sin pestañear, de un modo un tanto cínico. “Nosotros –concluye– no tenemos nada que ver con esos secuestros, hemos hecho ya dos declaraciones públicas y vamos a hacer otra para condenar los secuestros que vamos a seguir condenando”.

-“¿Entonces quién ha secuestrado al médico Álvaro Mosquera Chaux, que asegura haber pagado un cuantioso rescate a las FARC?”. – “Nuestro Octavo Frente que opera en la zona del Cauca no ha tenido –niega otra vez Marulanda– participación ninguna en esa acción, opinamos que hayan sido algunos de nuestros desertores que, en nombre del movimiento al que pertenecían, salen a hacer estas fechorías. Ellos ya no son de nuestra gente, desertaron hace tiempo, no es un problema de nosotros”.

-“Entonces –inquiere el periodista de nuevo– ¿cómo obtendrán ustedes los recursos que la Séptima Conferencia presupuestó para conseguir el objetivo del Plan Estratégico como parece deducirse por documentos suyos que cayeron en manos del Ejército?167La pregunta es directa y consigue que Marulanda se torne cauto y evasivo; sin embargo, sin arrugarse, responde decidido: -“La Séptima Conferencia tuvo lugar hace más de dos años y entonces la situación era diferente a la de ahora, no se pueden mezclar las cosas. Ahora estamos en un proceso distinto que sólo tiene cuatro o cinco meses, no se puede vincular esto con aquello”168.

De tal manera y con tal desparpajo, el líder contesta “políticamente” a la persistencia del periodista quien, decidido, aún tiene tiempo para formular la pregunta más importante. – “Entonces, ¿qué fuentes de financiación tienen ahora, comandante”? Quizás, un tanto sorprendido, Marulanda elabora una respuesta, modelo perfecto de manipulación y de “construcción” de una específica narrativa. Oigámosle: - “Pues además de las fuentes que yo mismo he dicho, uno se financia y hace aportes para siembras de maíz y frijoles…cosas así. No grandes inversiones, pero de todas maneras

166J. Giraldo Ramírez. “Política y guerra sin compasión”. En Contribución al entendimiento, op. cit., p. 14.

167Documentos Rectores. Informes Servicio de Inteligencia, op. cit., pp. 7-8.

168J. Arenas. Cese al fuego, op. cit., p. 68.

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producen algún dinero que constituyen una base de mantenimiento para la misma guerrilla. Eso lo hacemos con los campesinos de las áreas donde operamos nosotros, financiarlos, por ejemplo, para que rocen veinte o treinta hectáreas de monte para que siembren, y eso; fuera de los “aportes” que nos hacen inclusive los ricos. Unos lo harán de buena fe, otros pensando en sus intereses o cosas por el estilo; y de esa manera es que nos financiamos...

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