Teresa Flores y Belén de Sárraga: el surgimiento de los centros femeninos en el norte de Chile por la emancipación de las mujeres

AutorOrnella Lorca Vera y Mariella Sánchez Abarca
Cargo del AutorLicenciada en Educación. Universidad de Los Lagos, Chile Máster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea. Universidad Austral de Chile/Licenciada en Educación. Universidad de Playa Ancha, Chile Licenciada en Ciencias Jurídicas. Universidad Andrés Bello, Chile
Páginas139-165
TERESA FLORES Y BELÉN DE SÁRRAGA: EL
SURGIMIENTO DE LOS CENTROS FEMENINOS EN
EL NORTE DE CHILE POR LA EMANCIPACIÓN DE
LAS MUJERES
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Licenciada en Educación. Universidad de Los Lagos, Chile
Máster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea. Universidad Austral de
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Licenciada en Educación. Universidad de Playa Ancha, Chile
Licenciada en Ciencias Jurídicas. Universidad Andrés Bello, Chile
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Sumario: 1. Introducción. 2. Contextualización: las primeras dos déca-
das del siglo XX en Chile, y la lucha por los derechos laborales. 3. Belén de
Sárraga y Teresa Flores: Centros femeninos y coalición de mujeres para la
transformación social. 3.1. Belén de Sárraga. 3.2.Teresa Flores. 4. Las rela-
ciones laborales: el ocaso de la emancipación femenina y la resistencia de
las “sarraguistas”. 5. Conclusiones. 6. Bibliografía.
1. INTRODUCCIÓN
El principio de un nuevo siglo trajo consigo importantes transformacio-
nes sociales y políticas para Chile y consecuentemente para las mujeres. A
casi cien años de la independencia, el siglo XX estuvo marcado por la apari-
ción de nuevas ideologías y tendencias, así como de sectores especí cos que
le dieron sustento. Emergieron grupos anarquistas, socialistas y comunistas
que modi caron un escenario hasta entonces ocupado por la oligarquía
chilena, quienes tenían la hegemonía para discutir problemáticas sociales
y políticas.
Lo que entra en tensión a partir del siglo XX es el desarrollo de nuevos
actores políticos, individuales o colectivos, que fueron marcando las pautas
para las relaciones sociales de este nuevo siglo. Todo esto, de la mano de
una creciente economía, expansión de la minería (particularmente en el
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norte de Chile), la industria (Santiago como protagonista) y el comercio
desemboca en el creciente empoderamiento de la burguesía. Estos cam-
bios contribuyen a una expansión urbana que amerita más oportunidades
educativas, inclusive para las mujeres (destacándose el decreto Amunátegui
en 1877), y que signi carán el decaimiento de la élite y el surgimiento de
sectores medios que buscaban espacios propios.
La presencia de intelectuales, críticos y de grupos populares, acrecen-
tándose estos últimos con la instalación de un modelo capitalista, hace
a orar una serie de problemas que se canalizan en lo que se conoce como
la “cuestión social”, la que fue activada y dirigida por diversos movimientos
sociales que visibilizaron profundas brechas económicas, y por sobre todo las
condiciones paupérrimas de la clase trabajadora o proletaria. Las discusiones
ideológicas o políticas se debatían en tres líneas: primeramente, un enfoque
social cristiano (y conservador) orientado hacia la responsabilidad de las
clases altas en el bienestar de los más pobres, por medio de la educación y la
bene cencia; el segundo, corresponde a uno más laico y vinculado al Partido
Radical (clases medias) que vislumbraba un problema estructural en la socie-
dad y la explotación de la clase obrera, considerando que era el Estado quien
debía regular el sistema de libre mercado asegurando el progreso para todos
los sectores; por último, uno de enfoque socialista impulsado por la clase
trabajadora que reclamaba contra el propio Estado y el sistema capitalista, y
pretendía otorgarle poder y autonomía a los trabajadores.
En este escenario, la  gura de Teresa Flores y Belén de Sárraga a oran
y permiten instalar el tema que nos propusimos desarrollar. En 1912, surge
el Partido Obrero Socialista (POS), del cual Luis Emilio Recabarren es
considerado su fundador, así como también lo será más tarde, en 1922
del Partido Comunista de Chile (PCCh). Fue un ferviente partidario del
empoderamiento femenino, que comenzó junto a Teresa Flores la tarea de
organizar y formar políticamente a los obreros del salitre para luchar en
contra de la explotación de los capitalistas de la época. Sus ideas políticas
estuvieron in uidas por Belén de Sárraga y el anarquismo, que en sus visitas
a Chile permitieron difundir el feminismo y el anticlericalismo en el norte
del país; llevándose a cabo a través de una gira en 1913 para divulgar sobre
la emancipación femenina y consolidándose el vínculo entre Sárraga, Re-
cabarren y Flores.
A partir de lo anterior, Teresa Flores insta a sus compañeras a fundar
ese mismo año el Centro Femenino Belén de Sárraga, en Iquique, el cual le
permite explorar en un proyecto político feminista a favor de los derechos
laborales y sociales de las mujeres. Este constituye un hito importante para el
movimiento feminista en Chile, sobresaliendo de las tribunas obreras por su
hermosa oratoria y su creatividad, por sus actuaciones teatrales de contenido
social, y por ser en muchas ocasiones convocantes de los mítines que movi-
lizaron al pueblo nortino, instalando la denuncia de la discriminación que

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