Una teoría del control explicativa del delito

AutorMichael R. Gottfredson
Cargo del AutorCatedrático de Criminología, Derecho y Sociedad y Sociología Universidad de California
Páginas333-345

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1. Introducción

La teoría del control es una perspectiva en criminología que trata de explicar la distribución del delito y de la delincuencia entre personas, grupos y sociedades (Gottfredson y Hirschi, 1990). A diferencia de las teorías de ciencia de la conducta, que tratan de descubrir lo que motiva a las personas a robar y a ser agresivas, las teorías del control comienzan por suponer que los motivos para el delito y la violencia son similares a los motivos para el resto de los comportamientos. Las teorías del control comienzan por suponer que el comportamiento conformado es problemático, y tratan de comprender las fuerzas que obligan a la mayoría de las personas, la mayor parte del tiempo, a comportarse de un modo no criminal. La teoría del autocontrol localiza la base del comportamiento conforme en las vinculaciones que se forman al principio de la vida entre los padres u otros cuidadores y los hijos. Estas vinculaciones, o vínculos sociales, se desarrollan hacia la tendencia a regular el comportamiento individual en función de las consecuencias negativas de las acciones (Hirschi, 1969; Gottfredson y Hirschi, 1990). Las diferencias en la educación y otras experiencias de la primera infancia crean diferencias entre las personas en cuanto a la capacidad de retrasar la gratificación procedente de deseos y necesidades a corto plazo, y de evitar consecuencias negativas a largo plazo. Estas consecuencias negativas incluyen la pérdida del respeto y afecto de otras personas, del rendimiento académico y del empleo. La teoría del autocontrol tiene conexiones con las teorías de la autoregulación (por ejemplo, Baumeister y Heatherton, 1996), y con los comportamientos problemáticos (por ejemplo, Donovan, Jessor y Costa, 1991).

La teoría del control fue elaborada para explicar los hechos principales sobre las diferencias individuales relativas al delito y la delincuencia, tal y como se revela en la literatura empírica (Gottfredson, 2005). Puesto que una apreciación de estos hechos es decisiva para una apreciación de la teoría, antes de describir la teoría en una mayor amplitud, se expondrán brevemente en líneas generales algunos correlatos del delito y la delincuencia que son centrales respecto al desarrollo de la teoría del autocontrol. Page 334

2. Hechos básicos sobre el comportamiento criminal

Los científicos de la conducta interesados en explicar el delito tienen a su disposición un cuerpo considerable de estudios de investigación de alta calidad, que han dado lugar a un conjunto de correlatos impresionantemente sólidos respecto al tiempo y al método de medida. Estos correlatos -o hechos clave sobre el delito- están tan sólidamente documentados, que no puede decirse que los planes explicativos que no atienden a éstos, o son incoherentes con cualquiera de ellos, sean válidos de conformidad con la mejor ciencia empírica disponible. Con certeza, existen importantes incertidumbres y argumentos en la literatura sobre algunos correlatos del delito, y existen muchos más argumentos sobre el significado de tales correlatos que aquellos respecto a los que existe acuerdo, pero los hechos fundacionales de una ciencia de la conducta del delito deben al menos incluir los siguientes:

  1. Existe una correlación sólida y esencial entre el mal comportamiento en las primeras etapas de la vida, y la delincuencia y el delito durante la adolescencia y la edad adulta. La correlación entre los comportamientos problemáticos durante la primera infancia y el delito (incluido el comportamiento violento) cometido en etapas posteriores de la vida, se comenta con regularidad en estudios longitudinales procedentes de una diversidad de disciplinas (como resúmenes, véase Gottfredson y Hirschi, 1990; Loeber y Stouthamer-Loeber, 1986; Loeber y Dishion, 1983). Los estudios que documentan este efecto se hallan en la investigación psicológica (por ejemplo, Mischel et al. 1988), en la criminología básica (por ejemplo, Glueck y Glueck, 1950; Sampson y Laub, 1995), y en prácticamente todos los estudios criminológicos sobre reincidencia (por ejemplo, McCord y McCord, 1959).

  2. Existe una distribución característica del comportamiento criminal a lo largo del curso vital, de tal modo que los incidentes relativos a delitos y violencia aumentan en cuanto a frecuencia con la edad, hasta la adolescencia tardía o la primera edad adulta, y a continuación disminuyen con rapidez y continuidad a lo largo de la vida. La curva general «edad/delito» que ha sido estudiada durante bastante más de un siglo (Hirschi y Gottfredson, 1983) se aplica a la mayoría de las formas de delito y violencia interpersonales. La edad máxima para algunas formas de delito violento parece ser modestamente superior a la correspondiente a algunas formas de delito contra la propiedad, pero en general, las distribuciones son las mismas con independencia del tipo de delito estudiado (Britt, 1994). La distribución general viene ilustrada en la Figura 1, que reseña los índices de violencia estandarizados en función de la edad en California correspondientes a un año reciente y al homicidio y al robo (sustracción por la fuerza de la propiedad de otro), dos formas destacadas de delito. A efectos de comparación, la Figura 2 muestra los índices estandarizados en función de la edad correspondientes a los accidentes con vehículos de motor y robos de vehículos de motor asociados al alcohol, delitos que en general no se considera que entren dentro del concepto de violencia, pero que tienen relaciones prácticamente idénticas con la edad a lo largo del curso vital. La importancia teórica y práctica de esta relación fundamental son considerables. El comportamiento criminal, como la mayoría de los Page 335 comportamientos problemáticos, es un comportamiento desproporcionado cometido en la adolescencia y en la primera edad adulta. Los índices de delincuencia se elevan mucho durante los años previos a la adolescencia, y descienden rápidamente después de la adolescencia y con continuidad a lo largo de la vida, con independencia del nivel inicial de delito. La investigación ha mostrado que estos índices corresponden tanto a las personas como a los grupos (Hirschi y Gottfredson, 1983; Sampson y Laub, 2003). Por ser esta relación tan omnipresente, el nivel inicial de actividad determina en gran medida el nivel global de delito a lo largo de la vida. Así, el delito, al igual que otros comportamientos problemáticos, debe tener causas importantes en los primeros años de la vida.

    Figura 1: Índices de arrestos de hombres por edad, California 2000

    (Figura en Documento Pdf)

    Fuentes: Datos de edad procedentes del Departamento de Financiación de California. www.dof.ca.gov/ Datos de arrestos del Departamento de Justicia de California. //justice.hdcdojnet.state.ca.us/ Page 336

    Figura 2: Índices de arrestos por robo de vehículos de motor y lesiones en vehículo de motor ocasionadas por el alcohol, hombres, California 2000

    (Figura en Documento Pdf)

    Fuentes: Datos de edad procedentes del Departamento de Financiación de California. www.dof.ca.gov/

    Accidentes ocasionados por el alcohol, Patrulla de Autopistas de California, Informe Anual SWITRS, 2000, Tabla 5j.

  3. Existe una correlación sustancial entre la cantidad de comportamientos problemáticos de los padres, y el nivel de delincuencia de sus hijos. Asimismo, existen fuertes correlaciones entre la fuerza de la vinculación entre los hijos y sus padres y el nivel de delito y violencia. El efecto de la familia sobre el delito y la violencia ha sido un ingrediente básico de la criminología empírica durante décadas (Gottfredson y Hirschi, 1990; Loeber y Dishion, 1983; Loeber y Stouthamer-Loeber, 1986; Hirschi, 1969; McCord y McCord, 1959; Glueck y Glueck, 1950; Brannigan et al., 2002).

  4. Existen correlaciones fundamentales para las personas entre el nivel de comportamiento violento y el nivel de otras formas de delincuencia y comportamiento criminal; también existen correlaciones fundamentales entre el comportamiento violento y otros comportamientos problemáticos, como la utilización de drogas, los accidentes, las enfermedades, el rendimiento académico, y el empleo. En general, los delincuentes no suelen especializarse en una u otra forma de comportamiento criminal, hecho validado tanto en los autoinformes como en las estadísticas oficiales (Hindelang et al. 1981; Osgood et al. 1988; Britt, 1994; Sampson y Laub...

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