Tensiones y ambivalencias durante el trabajo de cuidados. Estudio de caso de un Servicio de Ayuda a Domicilio en la provincia de Barcelona.

AutorEscoda, Mireia Roca
CargoMISCELANEA - Estudio de caso

[en] Contradictions and ambiguities during care work. Case study of a HomeCare- Service in the province of Barcelona

Sumario: 1. Introduccion. 2. La organizacion social del cuidado. 2.1. El Servicio de Ayuda a Domicilio. 3. El trabajo de cuidados en un SAD. 4. Tensiones y ambivalencias durante la practica profesional. 4.1. La organizacion del servicio: entre el domicilio y la empresa. 4.2. La identidad profesional: entre lo vocacional y lo familiar. 4.3. El contenido del trabajo de cuidados. 5. Conclusiones. 6. Bibliografia

  1. Introduccion

El objetivo de este articulo es analizar la prestacion de cuidados a personas mayores desde el Servicio de Atencion Domiciliaria (SAD). Este servicio, que crece con la aprobacion de la Ley estatal 39/2006 de Promocion de la Autonomia y Atencion a las Personas en situacion de Dependencia, convive con la atencion familiar y es ejercido por nuevas profesionales, las Trabajadoras Familiares (3). Pretendemos reconstruir las tensiones y ambivalencias que se generan en la practica cotidiana contrastando las representaciones sociales en torno al cuidado y las previsiones de las politicas publicas. Tal como intentaremos mostrar, las dimensiones de genero, clase y etnia se hallan presentes en la practica profesional y las condiciones de ejercerla.

El envejecimiento de la poblacion en Cataluna, como en el resto de Espana y en los paises occidentales aumenta (segun datos de la OCDE en Espana la poblacion de mas de 80 anos era del 5% en 2010 y se preve que en el 2050 sea del 15%). A la vez, se incrementan las necesidades de cuidado a las personas mayores en situacion de fragilidad que necesitan un apoyo. El cuidado de esas personas ha sido tradicionalmente realizado por la familia (principalmente por la mujer) en el ambito domestico, como una actividad no remunerada, socialmente devaluada e invisibilizada (Carrasco, Borderias, Torns, 2011; Comas d'Argemir, 2012). En el momento actual, diversos cambios sociales protagonizados por el envejecimiento de la poblacion (aumento de las crecientes necesidades de cuidado a las personas mayores), los cambios en las estructuras familiares (Brullet, 2010) y la participacion masiva de la mujer, con responsabilidades familiares, en el mercado de trabajo (que supone la disminucion de tiempo dedicado al cuidado familiar), han hecho emerger la necesidad social de reorganizar el cuidado: "?quien cuida a las personas mayores?" Este interrogante abre nuevos debates en torno a la responsabilidad social del cuidado (entre la familia, el estado, el mercado y la comunidad) y al valor del trabajo de cuidado, a la vez que cuestiona el sistema que sustentaba la funcion clave del modelo familiar en una sociedad patriarcal, organizada sobre la base de un modelo de trabajo productivo (masculino) y reproductivo (femenino) (Carrasco, Borderias, Torns, 2011).

Esta situacion, conocida como "crisis del cuidado" (Perez Orozco, 2006; Mande II, 2010; Batthyany, Genta y Perrotta, 2014), plantea el reto de organizar los cuidados teniendo en cuenta la contribucion equitativa de hombres y mujeres al bienestar de la sociedad y el derecho a decidir como ser cuidado. El cuidado de las personas mayores ha dejado de ser una cuestion exclusivamente privada para pasar a ser tambien una cuestion publica (Tronto, 2004; Williams, 2010; Esquivel, 2011; Batthyany, Genta y Perrotta, 2014), traspasando asi diversos ambitos e implicando a diferentes agentes sociales: el "cuidado social" (Daly y Lewis, 2000).

  1. La organizacion social del cuidado

    Con la promulgacion de la Ley de la Dependencia en 2006, aparece en Espana el derecho subjetivo (4) a recibir cuidado, a fin de garantizar la cobertura de las necesidades de cuidado a toda la poblacion. Se promueven diversos servicios publicos y prestaciones economicas para dar respuesta a las necesidades, cubiertas hasta el momento, exclusivamente, por las familias. El desarrollo autonomico del Sistema Nacional de Atencion a la Dependencia presenta contornos muy diferentes en cada Comunidad Autonoma, lo que muestra una variedad de concepciones de las politicas sociales (Martinez-Bujan, 2011). Aun asi, lo comun en todas ellas es el papel protagonista de la familia. Esta politica responde al modelo de bienestar caracterizado por politicas conservadoras, basado en la familia como responsable de las necesidades sociales y la promocion de servicios asistenciales y subsidiarios (Rodriguez Cabrero, 2011). Segun datos del Sistema para la Autonomia y Atencion a la dependencia, en 2012 el 44,46% de las prestaciones corresponden a la prestacion economica destinada a los cuidados familiares, mientras que el Servicio de Ayuda a Domicilio solo alcanzaba al 13,05%, la atencion diurna al 6,87% y la atencion residencial al 13,10%. El resto se distribuye entre los servicios de teleasistencia, los servicios preventivos o la prestacion economica de asistente personal (Instituto de Mayores y Servicios Sociales, 2012) (5).

    Desde el inicio, la Ley de la Dependencia establecio que priorizaria los servicios sociales sobre las prestaciones economicas, pero en la practica ha sucedido lo contrario, delegando el cuidado a las familias y favoreciendo la compra del cuidado a traves del servicio domestico. Asi en 2008, la fuente mas comun de atencion es el cuidado no remunerado (realizado principalmente por la familia), con un 78,5 %. Las personas que reciben cuidado remunerado solo ocupa el 10,9 % (siendo el privado un 7,3%). El 10,5% restante recibe tanto cuidado remunerado como no remunerado (Rogero-Garcia y Ahmed-Mohamed, 2014). El desarrollo de la ley coincide tambien con la crisis economica en un contexto espanol gobernado por politicas conservadoras. Desde finales de 2011 diversas reformas legales y estructurales basadas en la reduccion del financiamiento publico (Deusdad, Comas d'Argemir y Dziegielewski, 2016) han provocado retrasos en la aplicacion de la ley y no ha favorecido la sostenibilidad del sistema dando lugar al debilitamiento de los derechos reconocidos en un inicio. Es asi como se reducen servicios y las prestaciones monetarias se generalizan, favoreciendo a los proveedores privados en un contexto donde la oferta publica de servicios es insuficiente (Marban Gallego, 2011; Vila, 2013), siguiendo una logica neoliberal, que prescribe la austeridad y la rentabilidad de la politica social, legitimando los recortes en los servicios sociales para las personas mayores dependientes (Peterson, 2015).

    El cuidado mercantilizado aumento en los ultimos anos y se hizo mas visible como fuente de empleo (tanto en el caso de las empleadas del hogar como en el de las trabajadoras de servicios profesionales). El trabajo de cuidados remunerado en servicios residenciales y atencion diurna en 2009 en Cataluna incluia a 37.404 personas contratadas y segun estimaciones en 2013 a 41.395, el 1,4% de la poblacion ocupada en Cataluna. El numero de trabajadores del SAD serian 7.400 en 2012, segun estimaciones el 0,25 % de la ocupacion total en Cataluna (Asociacion Catalana de Recursos Asistenciales, 2014). Se da tambien una diferencia en el origen de las trabajadoras contratadas, siendo las extranjeras las que predominan en el sector domestico como empleadas del hogar. Segun datos de la Encuesta de Poblacion Activa, en 2009 las trabajadoras extranjeras ocupadas en trabajos de cuidados profesionales es del 14,6% y en el ambito del servicio domestico del 60,4% (Martinez-Bujan, 2011).

    A la vez, la presencia del mercado en este sector crece, ya sea por la compra de servicios al mercado como por la gestion privada de los servicios publicos por parte de organizaciones mercantiles o sociales. En 2012 solo un 16,5 % de los centros residenciales y un 27,3 % de los centros de dia son ofertadas directamente con financiamiento publico, el resto son prestadas por entidades sociales y mercantiles directamente o mediante concertaciones. En el caso del SAD, las entidades publicas que prestan el servicio directamente representan el 14,8% y las privadas el 85,2% (Asociacion Catalana de Recursos Asistenciales, 2014). Este modelo privatizador, orientado a la obtencion de beneficios, favorece el clientelismo y afecta la calidad de la prestacion y las condiciones laborales (Perez Orozco, 2006; Recio, 2010; Martinez-Bujan, 2010).

    La profesionalizacion del sector laboral del cuidado ha aumentado, pero se mantiene el cuidado familiar (Torns, 2008; Brullet, 2010, Comas d'Argemir, 2012, 2015; Recio et al., 2015). Al mismo tiempo, el cuidado no profesional en el ambito del servicio domestico ha sido una alternativa seguida por muchas familias. El empleo domestico es cuidador principal en el 6,4% de las situaciones y se estima que un 14,5% de los adultos mayores con dependencia utilizan este recurso, siendo las mujeres inmigrantes las principales empleadas (Martinez-Bujan, 2011). Esto es debido a la expansion de las transferencias monetarias sobre los servicios, que ha comportado la contratacion de una empleada de hogar como cuidadora principal, muchas de ellas extranjeras. La escasez de recursos para abordar el cuidado, el "deficit del cuidado", ha provocado una reprivatizacion de la reproduccion comportando procesos migratorios para cubrir la demanda de los paises mas ricos, dando lugar a las llamadas "cadenas mundiales de afecto y asistencia" (Hochschild, 2008). Estos procesos transfieren el cuidado de unas mujeres a otras y suponen la externalizacion del problema basada en relaciones globales de poder de genero (Perez Orozco, 2006), lo que conlleva que el cuidado que se ofrece a los paises receptores de esta poblacion femenina implique una "triple discriminacion" en base a la etnia, la clase y el genero (Parella, 2003).

    2.1. El Servicio de Ayuda a Domicilio

    En Cataluna, los servicios publicos que atienden en su domicilio a las personas en situacion de dependencia, muchas de ellas personas mayores, son los Servicios de Ayuda a Domicilio (6) (SAD). Forman parte de los llamados "servicios de proximidad"...

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