Tendencias y modelos para la igualdad y la conciliación de la vida familiar y laboral en la Unión Europea y España.
| Autor | Cecilia Payno de Orive. |
| Cargo del Autor | Consejera Técnica Secretaría General de Políticas de Igualdad. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales |
| Páginas | 75-85 |
Transcripción de la Ponencia presentada en las Jornadas sobre Eficacia de las medidas de conciliación de la vida familiar y laboral a la luz de la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres: hacia un respeto igualitario de las reformas parentales (VI Jornadas de la Facultad de Derecho), celebradas los días 15 y 16 de noviembre.
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50 años de normativa comunitaria y casi 30 años desde la aprobación de la Constitución Española, en la que se consagra la igualdad entre los sexos como derecho fundamental, no han conseguido erradicar una de las principales causas de discriminación de las mujeres en el mercado laboral, pues todavía se les hace responsables de los problemas de conciliación que puedan tener.
Cuando decimos que tenemos problemas de conciliación, qué queremos decir. Principalmente, que nos falta tiempo.
Dice un antiguo refrán, el tiempo es oro. Y es cierto:
A la hora de la búsqueda de un empleo, se valora el tiempo dedicado a la formación, se valora el tiempo que el candidato o candidata está dispuesto a invertir en el puesto de trabajo: en reuniones, comidas...
Para poder cumplir con las responsabilidades familiares también es necesario tiempo.
Y el ocio no es más que el tiempo libre: ni se utiliza para el trabajo remunerado, ni para la atención de las responsabilidades familiares o domésticas.
Si analizamos como gestionan hombres y mujeres su tiempo, el dedicado al trabajo productivo, a la atención de las responsabilidades familiares y domésticas y al ocio, vemos que hay sensibles diferencias. Los datos de las Encuestas sobre los usos del tiempo que se vienen realizando por encargo del Instituto de la Mujer desde1993, así lo demuestran, como también que no se están produciendo cambios que revelen un cambio de actitudes.
En 1993, las mujeres dedicaban al trabajo doméstico una media de 7 horas y 58 minutos; en 2006, dedicaron una media de 5 horas y 59 minutos.
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Los hombres, dedicaban en 1993, 2 horas 30 minutos a estos quehaceres y en 2006, han dedicado 2 horas y 20 minutos. Ambos sexos han disminuido el tiempo, pero, menos mal, no en la misma proporción.
Las mujeres dedican una media de 7 horas y 7 minutos a actividades de ocio, una hora y 12 minutos menos que los hombres, que dedican 8 horas y 19 minutos. Existe una disminución de 2 horas y 10 minutos en el tiempo dedicado por las mujeres a este tipo de actividades respecto a 2001, y un descenso de 1 hora y cuarenta minutos en los hombres.
Esto se debe, y no voy a decir ninguna novedad, a los estereotipos sociales que atribuyen a las mujeres las responsabilidades domésticas, las del cuidado de menores, las de dependientes y, lo que es más grave, de los independientes, porque no olvidemos que las carreras profesionales de los varones se sustentan con tiempos cedidos por las mujeres.
No son demasiado alentadores los datos del Estudio realizado por el CIS en 2004, sobre Opiniones y Actitudes sobre la familia. Este estudio indica que todavía hay tareas que parecen seguir perteneciendo, casi en exclusividad, a las mujeres. Así, sólo el 1,4% de los hombres afirman, en 2004, ser los encargados habituales de hacer la colada y un 1,3% de cuidar a los miembros de la familia cuando están enfermos.
En el ámbito laboral, desde la aprobación, en 1999, de la denominada Ley de Conciliación, se observa un leve y lento incremento en el porcentaje de padres que comparten con la madre el permiso de maternidad1.
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Fuente: Mujeres en Cifras. Instituto de la Mujer
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Como podemos apreciar en el cuadro, se ha pasado de un 0,97%, en 2000, al 1,65% que lo disfrutó en 2006. En el primer trimestre de 2007 el porcentaje de padres que disfrutó del permiso de maternidad alcanzó el 1,72%.
También se observa un ligero y progresivo aumento del porcentaje de hombres que solicitan la excedencia parar cuidado de hijos/as,
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Fuente: Mujeres en Cifras. Instituto de la Mujer
También la EPA ofrece datos interesantes. En 2005, un 80,5% de las personas que abandonaron el mercado de trabajo por razones familiares fueron mujeres.
Un 79,5% de las personas ocupadas a tiempo parcial son mujeres, porcentaje que se eleva hasta el 98,75% cuando el motivo para aceptar este tipo de jornada es el de cuidar niños o adultos enfermos. Aquí también vemos un ligero aumento en el porcentaje de hombres que se encuentran ocupados a tiempo parcial, por este motivo, al incrementarse en un 1,58 puntos porcentuales.
El análisis de la composición de la población inactiva también ofrece resultados interesantes. Las mujeres constituyen más del 63% de esta población, pero el porcentaje de éstas, entre quienes aducen como motivo para no buscar empleo las responsabilidades familiares, asciende al 97,04% en 2006.
También podemos observar que el porcentaje de hombres inactivos que no buscan trabajo por razones familiares se ha incrementado en 0,76 puntos porcentuales, en relación con el año anterior.
Además, en el periodo que abarca desde el año 2002 al 2004, se observa un aumento progresivo del porcentaje de hombres que comparten su ocupación con las tareas del hogar. La diferencia porcentual, en este periodo, supera los 3 puntos.
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Las tasas de actividad, ocupación y paro varían, asimismo, con el estado civil de las personas. En las mujeres al igual que en hombres, las tasas más altas se encuentran en las personas divorciadas y separadas seguidas de las solteras, las casadas y las viudas, por este orden. Ahora bien, de todas ellas, es en la situación de matrimonio donde existe la mayor diferencia entre la tasa femenina y la masculina.
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FUENTE: Mujeres en cifras. Instituto de la Mujer a partir de los datos de la Encuesta de Población Activa, INE
En cuanto a las tasas de actividad y ocupación, son siempre muy inferiores las de las mujeres (20,80 y 22,67 puntos porcentuales inferior, respectivamente). Respecto...
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