TDAH y delitos contra la seguridad vial: reflexiones sobre las alternativas a la prisión

AutorJosefa Muñoz Ruiz
Páginas185-207

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Josefa Muñoz Ruiz

Profª. Contratada Doctora de Derecho Penal y Criminología

Universidad de Murcia

Sumario: I. Fijación de la cuestión: accidentalidad y factor humano. II. Posible vinculación del TDAH con los delitos contra la seguridad vial. 1. Cuestiones generales. 2. La sintomatología del TDAH en la génesis de algunos delitos contra la seguridad vial. III. Las claves de las alternativas a la prisión en conductores con TDAH: talleres de educación y programas de intervención vial. 1. Fragilidad de la pena privativa de libertad frente al éxito de las penas y medidas alternativas. 2. Cumplimiento de las penas y medidas alternativas en los delitos contra la seguridad vial por el penado con TDAH. 2.1 Cumplimiento activo mediante talleres y programas formativos (TASEVAL). 2.2. Cumplimiento activo mediante programas de intervención (PROSEVAL). 2.3. Consecuencias jurídicopenales derivadas del incumplimiento de los talleres educativos y programas de intervención. IV. Conclusiones.

Fijación de la cuestión: accidentalidad y factor humano

La identificación de las variables presentes en la génesis de la conducción peligrosa es una herramienta criminológica decisiva en la prevención de la accidentalidad vial 1. La segunda Conferencia Mundial de Alto Nivel sobre Seguridad Vial, –organizada por el Gobierno del Brasil, con el apoyo de la OMS, en noviembre de 2015–, informaba de que los accidentes de tránsito siegan la vida de cerca de 1,24

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millones de personas cada año y hasta 50 millones sufren traumatismos a causa de ellos. Con estas cifras no es de extrañar que en las últimas décadas se haya producido un cambio sustancial en la percepción de la seguridad vial: de una situación de habituación social a la siniestralidad viaria 2 a una actitud de intolerancia por considerarse un grave problema social 3.

En España, las cifras consolidadas de siniestralidad vial correspondientes al año 2016, han supuesto un alarmante punto de inflexión desde la estabilidad de los datos de los años previos, por el tránsito a una situación de repunte de la siniestralidad vial con un incremento de un 7%. Así el número de fallecidos ha pasado de 1.689 en 2015 a 1.810 en 2016 4. Con semejantes cifras, la preocupación existente por los índices de siniestralidad vial y la necesidad imperiosa y acuciante por reducirlos al máximo, ya sea en territorio nacional como en cualquier otro país del mundo no debe ser en balde. En este contexto, la estrategia de seguridad vial 2011-2020, muy centrado en la mejora del cumplimiento de la norma, la educación y formación, integra y alinea todas las actuaciones de la administración General del Estado que tienen impacto en la mejora de la seguridad vial desde una perspectiva multidisciplinar, con un nuevo enfoque por colectivos y temas clave 5. Y en esta idea medular de ahondar en la génesis de la delincuencia vial y en la detección de las causas y variables determinantes de esta forma de criminalidad, el factor humano registra la mayor atribución causal en los accidentes, entre 71 y 93% 6. La Fiscalía General del Estado apunta, sin temor a equivocarse, que la prisa y la tensión psicológica con la que se conduce, trasunto de la aceleración con la que se vive en sociedad, el exceso de velocidad consiguiente, el alcohol, la fatiga, el sueño, la utilización del móvil y la distracción concomitante son principalísimas causas de la siniestralidad 7.

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El tránsito es uno de los sistemas más peligrosos y complejos a los que las personas se enfrentan cada día 8. En este sentido, resulta innegable que la conducción de vehículos constituye, en sí, una actividad multitarea complicada. De manera tal que, quien quiera ejecutarla, debe poseer determinadas aptitudes psíquicas y físicas que aseguren, en todo momento, el mantenimiento de óptimas condiciones de seguridad. Las alteraciones psíquicas son factores que de forma más o menos temporal, momentánea y transitoria afectan disminuyendo la capacidad para conducir, reduciendo la idoneidad y cualificación del conductor 9.

Conforme a ello, la inatención, la incapacidad de anticiparse o la impulsividad en la toma de decisiones son rasgos del individuo que merecen especial atención en el contexto de la seguridad vial. A pesar de que, si atendemos al rigor científico, no se trata de componentes necesariamente patológicos, bien es cierto que su presencia va aparejada, como síntoma, al diagnóstico de ciertas enfermedades mentales y trastornos psicológicos/psiquiátricos. De entre todos los posibles trastornos en los que la inatención o la distracción pueden ser un síntoma, hay uno que está adquiriendo un papel más notorio últimamente en los ámbitos clínico, social, asistencial y académico. Se trata del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (en adelante, TDAH). Se estima que afecta aproximadamente a uno de cada veinte niños o adolescentes en Europa, persistiendo en muchos casos durante la edad adulta, sin embargo, durante mucho tiempo, muy poca gente afectada por TDAH recibió el diagnóstico y apoyo adecuados 10.

Afortunadamente, en la actualidad la actitud de recelo con la que se trataba esta cuestión ha cambiado.

Conforme a lo anterior, en este estudio se tratará de dilucidar en qué medida la persistencia de la sintomatología del TDAH en la edad adulta se puede situar en la etiología del delito vial. La cuestión de la culpabilidad está saldada

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a favor de la imputabilidad absoluta del infractor vial con TDAH, en cuanto el trastorno por sí solo no altera significativamente las facultades intelectivas y volitivas del sujeto aunque sí podría fundamentar la atenuación de la pena por vía de la atenuante analógica (ATS 428/2010, de 11 de marzo [JUR 2010\100368]; salvo que en el momento de la comisión del ilícito penal el TDAH fuese acompañado del consumo de alcohol, o sustancias estupefacientes, en cuyo caso habría que estudiar, el grado de afectación de las facultades intelectivas y volitivas del sujeto, pudiendo determinar la exención total o parcial de la responsabilidad penal. Con estas premisas, convendría plantearse si jueces y tribunales deberían aplicar en estos supuestos una alternativa a la pena privativa de libertad, trabajos en beneficio de la comunidad o la suspensión de pena (ambos construidos mediante talleres de educación vial y programas de intervención), y si la suspensión de la pena debería mostrar cierta flexibilidad en sus requisitos y/o en las consecuencias que el incumplimiento de las prestaciones, obligaciones o prohibiciones, postestativamente impuestas por el órgano judicial, podría deparar al delincuente vial.

Posible vinculación del tdah con los delitos contra la seguridad vial
1. Cuestiones generales

Señala Ramos-Quiroga que el trastorno por déficit de atención e hiperactividad es un patrón persistente desde la infancia de excesiva inatención, hiperactividad e impulsividad, que genera al individuo dificultades de adaptación al medio 11. Habitualmente, el TDAH se ha asociado exclusivamente a la hiperactividad infantil 12: durante años se creyó que el TDAH era un trastorno que afectaba a la

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población infanto-juvenil 13. No existían tantos trabajos que explorasen sistemáticamente la prevalencia de TDAH en adultos; los problemas para su diagnóstico, necesariamente sindrómico, son similares a los que se encuentran con niños, con el añadido de las dificultades en el recuerdo de sintomatología temprana, aunque los autoinformes restrospectivos han mostrado adecuada sensibilidad 14. Sin embargo, a partir del último tercio del siglo pasado se puso de manifiesto que los síntomas del TDAH no desaparecen al inicio de la edad adulta sino que se mantienen en más del 50% de los casos. De hecho, el TDAH puede permanecer a lo largo de la vida y se ha detectado en adultos de 55 años y mayores 15. Pero, en términos generales, en relación a la sintomatología que presenta la población infantil se podría decir que en el adulto con TDAH se producen ciertas variaciones: unos síntomas se atenúan o pueden llegar a desaparecer, especialmente la sintomatología hiperactiva, frente a la sintomatología de la atención que tendería a permanecer; o incluso, puede haber aprendido recursos de autocontrol de su impulsividad y de sus emociones, como por ejemplo, el entrenamiento en asertividad lo que va a mejorar sus relaciones interpersonales 16.

En cualquier caso, el TDAH en adultos es un trastorno que genera una importante disfunción a diferentes niveles en la vida de los pacientes; configurán-dose como un factor de riesgo en la trayectoria vital de quien lo padece, no sólo mostrando un patrón de relaciones interpersonales inestables, problemas de adaptación en el trabajo, etc., sino incluso en la gestación de una carrera criminal; en cuanto que, como advierte Ramos-Quiroga, se han observado una mayor frecuencia de conductas delictivas y antisociales en los pacientes con TDAH en comparación a sujetos sin trastorno: mayor número de arrestos, más frecuencia en las detenciones… 17.

Y aunque con frecuencia, no se presta...

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