De la socialdemocracia al socialiberalismo. La socialdemocracia en la encrucijada: declive, renuncias y alternativas

AutorRodríguez Prieto, Rafael
CargoUniversidad Pablo de Olavide de Sevilla
Páginas293-322

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1. Introducción

Etienne cabet señala al principio de su obra Viaje por Icaria, que «por lo que a nosotros nos toca, cuanto más penetramos en el estudio de la historia, tanto más profundamente nos convencemos de que la desigualdad es la causa procreadora de la miseria y de la opulencia... De la codicia y la ambición, de la envidia y del odio, de las discordias y de las guerras de todos los géneros, y en una palabra, de cuantos males agobian a los individuos y a las naciones». Estas palabras escritas en el siglo xix mantienen hoy una absoluta vigencia. La pobreza, como manifestación de la desigualdad, alcanza a la mayoría de la población mundial 1.

En europa el panorama no es muy positivo. Las movilizaciones emprendidas al amparo del movimiento democracia real englobado

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en el denominado fenómeno del 15M, continuado con manifestaciones en diversas capitales del mundo el 15 de octubre de 2011, son una reacción popular a las políticas de recortes en el gasto público y la precarización laboral creciente. La europa de hoy, tan distinta de la europa del bienestar que contó con el apoyo y trabajo de la socialdemocracia en su época más dorada, parece estar apartándose de uno de los elementos diferenciadores con ee.UU.: la fortaleza del estado del bienestar. La socialdemocracia europea se convirtió en adalid de todas las conquistas relacionadas con el estado del bienestar que habían logrado limar las diferencias sociales. Pero, como decimos, hoy el paisaje es bien distinto. Incluso en suecia, contemplamos con horror como un partido nazi llega al Parlamento. En otros estados europeos como Francia se suceden las huelgas y manifestaciones en protesta a los recortes en el estado del bienestar. Las derrotas de Brown o schroeder en Gran Bretaña y alemania pueden ser un punto de inflexión que probablemente vaya más allá de la caída de un partido. El descalabro de otras opciones socialdemócratas en el mismo periodo de tiempo (Francia, Holanda o italia), junto con el crecimiento de opciones ultraderechistas y la abstención en áreas, tradicionalmente, de izquierda, revelan un panorama preocupante para la socialdemocracia. Los datos objetivos son claros. Según el instituto nacional de estadística en su encuesta sobre las condiciones de Vida en 2010 el 21,8% de los españoles están por debajo del umbral de la pobreza 2.

¿Qué le ha sucedido a la socialdemocracia? ¿Por qué está abandonando sus postulados más importantes? ¿Qué futuro puede tener si se limita a copiar las recetas económicas de los partidos de derecha?

En este trabajo defenderé la tesis de que la socialdemocracia se encuentra en un declive que no ha sido asumido por sus dirigentes. Sus cuadros han decidido dar la espalda a la tradición europea de lucha de la clase trabajadora y centrarse en continuar profundizando en la senda de la tercera vía o social liberalismo. Después de la victoria de obama los órganos de dirección de los partidos socialdemócratas europeos se esforzaron por copiar las fórmulas y mensajes que llegaban del Partido demócrata de ee.UU. Era como si quisieran rellenar con imagen y marketing su vacío arsenal de propuestas.

Es casi un lugar común, mantener que las dificultades del electorado de izquierda para conectar con la socialdemocracia actual no son coyunturales o puntuales, sino fruto de un proceso de derechización que la ha situado como escudero ideológico de los partidos de derecha europea. La socialdemocracia se acomplejó, como gran parte de la izquierda 3, ante el empuje de la nueva derecha de Thatcher y reagan y terminó

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aceptando muchos de sus postulados y olvidando ideas que habían sido fundamentales para la socialdemocracia europea. Cuando llegó el momento del recambio, de la alternativa al poder derechista, solo hubo alternancia, pero faltó una alternativa seria y creíble. Lo que se tradujo en un electorado de izquierda más descreído y abstencionista 4.

Esta situación no tiene por qué ser irreversible. Es posible el cambio. Pero no un cambio nominal, sino real. Una recuperación, actualización y desarrollo de las ideas que hicieron a la socialdemocracia y a europa un referente mundial. La cuestión fundamental reside en comprender que la socialdemocracia cuenta con un capital simbólico y una implantación en europa muy relevante que no puede ser desperdiciada. Para algunos colectivos sociales transformadores, la socialdemocracia está muerta y ha traicionado a la democracia y a los ciudadanos, por su complicidad con los poderes financieros. Sin embargo, estos mismos colectivos naufragan a la hora de trasladar un mensaje emancipatorio al conjunto de la población. En la última crisis, en un contexto de uso del dinero público para ayudar a la banca endeudada, acompañado de medidas cada vez más agresivas contra los derechos sociales, la oposición ha sido casi nula. Solo colectivos extraparlamentarios como el 15M han tenido una moderada incidencia. Grecia, irlanda y Portugal han visto intervenidas sus economías. Este proceso recuerda a los pasados Planes de ajuste estructural latinoamericanos y la interferencia de los funcionarios del FMI en la redacción de los presupuestos.

Es por ello, que el objetivo debiera consistir en reconstruir la social-democracia, aprovechando este caudal histórico, pero integrando y cooperando con los movimientos sociales. Pero la socialdemocracia no puede volver al pasado. Las circunstancias son diferentes y el hegemonía del capital mucho mayor. La socialdemocracia debe reinventarse, desde dos bases esenciales: (i) el control democrático de la economía y (ii) la integración de colectivos con prácticas radicalmente democráticas e innovadoras. En este trabajo expondré las fundamentales para contribuir al debate teórico sobre el futuro de la socialdemocracia.

2. El declive

La caída del Muro de Berlín y el grado de bienestar e igualdad alcanzado en europa después de la ii Guerra Mundial pudo haber

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Dado la razón a los que apostaron por la socialdemocracia. Su doble componente de crítica al socialismo real y al desaforado capitalismo de otras regiones del planeta, parecía quedar certificado a comienzos de la década de los noventa. Pero curiosamente, en vez de fortalecer los principios básicos de la socialdemocracia, los erosionó, hasta tal punto que aceleró un proceso de renuncias que comenzó en la década anterior y llega hasta hoy 5. Esta erosión de los pilares de la socialdemocracia implicó tanto la dejación en la protección de los servicios públicos, como la apuesta por las privatizaciones que abanderaba la derecha. Las políticas fiscales también se resintieron de estos cambios. Se pasó de impulsar la progresividad fiscal a políticas fiscalmente regresivas que imitaban las ideas reaganistas. Lo que debió ser una victoria de la socialdemocracia y una apuesta por la profundización en sus valores, se invirtió de forma radical.

La nueva derecha emergió con fuerza en los ochenta sustentada en varios planos: (i) el económico, marcado por el auge de políticos carismáticos como Thatcher o reagan; (ii) el filosófico, protagonizado por las teorías neo-contractualistas de la justicia; (iii) el político, con la expansión de las tesis de la escuela de chicago, y (iv) el cultural centrado en la macdonalización 6 y homogeneización mercantil de la cultura.

Estos acontecimientos mostraron las debilidades de los partidos socialdemócratas. La incapacidad de los partidos y sindicatos de cooperar con los movimientos sociales emergentes fue otro de los lastres que arrastró la socialdemocracia e impidió su pleno desarrollo. Pero quizá sea la carencia de respuesta frente a la nueva derecha y su empuje lo que condenaron su actividad política. Desde este punto crucial, la socialdemocracia sustituye a la derecha en el poder sin ofrecer alter-nativas claras a las políticas neoliberales. Este hecho las sumerge en un bucle que conduce al abstencionismo de su base electoral y la derrota.

3. Las renuncias

Hayek consideraba que quien tenía el control de los medios de producción puede determinar los fines para los que deben servir, los valo-

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res que debemos considerar o no, y todo aquello en lo que debemos creer o por lo que tenemos que luchar. Hayek dirigía sus dardos contra la planificación económica. Pero sus palabras adquieren hoy todo su sentido cuando contemplamos el poder sin límites de las corporaciones transnacionales y su influencia sobre los gobiernos. Una autoridad económica internacional, no sujeta a un poder político superior, puede fácilmente ejercer el más tiránico e irresponsable poder que se pueda imaginar. Los monopolios u oligopolios privados, fusiones de las que emergen grandes corporaciones permitidas por el poder político, están logrando lo que Hayek denunciaba en la economía planificada. Ironías de la historia. El economista andreas Papandreou realizó un relevante estudio crítico de la economía neoclásica en un libro de 1972. En él reprochaba a las economistas neoclásicos aplicar esquemas del pasado para un entorno radicalmente diferente. A su juicio el peso que alcanzaban -no olvidemos, en 1972- los oligopolios y su connivencia con el estado destruyen mecanismos básicos del mercado lo que contribuye a crear un capitalismo paternalista. Este capitalismo está gobernado por una planificación privada y descentralizada de carácter autoritario y tutelar de las grandes industrias 7. Hoy su análisis...

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