«Responsabilidad social corporativa: teoría y práctica»

AutorGuillermo Rodríguez Folgar
Páginas193-195

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Fernando Navarro García ESIC Editorial Madrid, 2008 330 págs

El presente libro sienta las bases teóricoprácticas de lo que hoy en día se conoce como Responsabilidad Social Corporativa (RSC), incorporando las principales líneas de actuación de las acciones socialmente responsables, así como los sistemas de gestión internacionales más aceptados.

El fin del libro es que el lector pueda descubrir de qué manera las empresas y el resto de las organizaciones están canalizando esta preocupación social; en qué ámbitos se desenvuelven (desde los derechos laborales hasta la promoción de los derechos humanos pasando por el medio ambiente, la educación para la paz o la lucha contra la corrupción); y, además, cómo demuestran a la sociedad que realmente son coherentes, esto es, que hacen lo que dicen hacer.

El libro consta de tres partes. En la primera de ellas, el autor se ocupa de la teoría de la RSC, destacando que cada día cobra mayor importancia la sociedad civil como elemento catalizador de las fuerzas aparentemente opuestas del Estado y el Mercado. Es esa sociedad civil la que desde hace unos años está exigiendo a la empresa algo más que un simple producto o servicio de buena calidad y a un precio competitivo. Si la empresa actúa con libertad y voluntariedad, es evidente que debe responder de sus actos. Esta regla de oro de la RSC se aplica a empresas pero también a cualquier tipo de organizaciones, sean o no lucrativas (ONGs, Administración Pública, Fundaciones, Asociaciones, etc.).

Cuando una organización, del tipo que sea, cumple con esas expectativas sociales, se dice que está legitimada socialmente, que es una empresa justa y socialmente responsable.

Según el autor, la RSC tendría que expresarse en tres esferas o marcos en los que opera la empresa: económico, social y medioambiental. Estos constituyen el triple bottom line de la operatividad de la organización, una dirección de las operaciones organizacionales en las tres esferas mencionadas que tendría que dar como resultado una triple información hacia los distintos stakeholders (cualquier grupo o individuo que puede afectar o ser afectado por el logro de los objetivos de la empresa), para su futura evaluación y, por tanto, para la mejora continuada de la actuación empresarial.

El protagonismo en la asunción de este modelo de gestión de la gran empresa europea e internacional es vital para alcanzar solidez y competitividad en el largo plazo de los proyectos empresariales. Pero también lo es su desarrollo en las PIMEs , ya que en Europa son las que más contribuyen a la economía y a la creación de puestos de trabajo, por lo que es fundamental que conozcan y desarrollen sistemas de dirección empresarial acordes con las coordenadas de la RSC.

Además, señala el autor, la visión de la RSC implica no sólo cumplir con la responsabilidad empresarial propia sino también extender tal visión y prácticas a aquellos stakeholders con los cuales se relaciona la empresa. En este sentido, las relaciones comerciales existentes entre las grandes empresas y sus socios comerciales de las empresas más pequeñas permiten prever que se obligarán recíprocamente a llevar a cabo un cumplimiento, respeto y fomento de la visión de la RSC a modo de «efecto en cadena» benéfico. En la actualidad, muchas empresas cuentan ya con criterios de selección de socios comerciales que adoptan la visión global de la RSC y su gestión diaria.

En la segunda parte, el autor se ocupa de la práctica de la RSC y los ámbitos de actuación, destacando que el impulso político en elPage 194 ámbito europeo ha sido importante durante los últimos años, constituyendo la Carta de Copenhague y el Libro Verde de la Comisión Europea los dos instrumentos más importantes a dicho nivel.

El autor pasa revista a la aplicación de los tres pilares básicos de la RSC: los derechos humanos, los derechos sociolaborales y los derechos medioambientales. Con relación a los primeros señala el autor que las empresas tienen la responsabilidad de hacer que se respeten los DDHH no sólo en sus lugares de trabajo sino en su esfera de influencia más amplia.

En cuanto a los derechos laborales, la base de referencia para medir los mínimos de RSC son los ocho Convenios de la OIT. Aquí se ocupa el autor de la RSC interna y las nuevas tendencias en la gestión de RRHH. Se trata de acciones de la RSC inherentes a la actividad específica de la organización y que afectan al grupo de interés o stakeholder más próximo al núcleo de la organización, básicamente a sus trabajadores.

Respecto a los derechos medioambientales señala el autor que solo el 52% de las empresas dispone de planes de racionalización de impacto medioambiental de sus operaciones. El autor comenta, además, las principales normas y certificaciones relacionadas con el medio ambiente (ISO 14000, Etiqueta Ecológica Europea -ECO-LABEL, etc.).

Aparte de las normativas y principios señalados existen, según el autor, multitud de normas y recomendaciones (multinacionales, sectoriales, etc.) que tratan de regular ciertas pautas de ética empresarial en sus diferentes vertientes, entre las que destacan las líneas directrices para empresas multinacionales de la OCDE, la Declaración Tripartita de Principios sobre Empresas Multinacionales y Política Social de la OIT,. etc.

Termina esta segunda parte tipificando el autor algunos de los principales efectos de las políticas de RSC desarrolladas por las empresas, según el principio de causalidad, esto es, relación causa-efecto: efectos en el entorno y efectos en la propia organización, así como las ventajas de la gestión de activos intangibles (reputación).

La última parte la dedica el autor a otros ámbitos de actuación de la RSC. Entre otros aspectos se ocupa del marketing social, que son campañas solidarias orientadas a dar contenido, reforzar o justificar su responsabilidad social.

A menudo las campañas de marketing social van acompañadas, potenciadas o incluso son motivadas por otras estrategias distintas entre las que se encuentran las estrategias tecnológicas, las económicas, las políticolegales y las educativas.

Señala el autor que Empresas y Organizaciones No Lucrativas (ONG) conviven en un mismo espacio, tiempo y sociedad. En España, el sector de las ONG empleaba en 2005 a 700.000 trabajadores, con la colaboración de más de 4 millones de voluntarios. Esas cifras han hecho que ambos stakeholders se busquen recíprocamente para desarrollar sus objetivos, solidarios en el caso de las ONGs y económicos en el caso de las empresas, presentándose espacios de colaboración y de trabajo comunes a ambas instituciones sociales.

A continuación el autor aborda el tema de la corrupción, pasando revista a la corrupción en los distintos países y a los elementos que configuran un acto corrupto, así como los tipos de corrupción, los actores y las consecuencias de la misma.

Según el autor, las cuatro vías posibles para combatir la corrupción, y que son un desarrollo de la responsabilidad social de las organizaciones implicadas, son la lucha desde las organizaciones internacionales, la lucha desde la legislación interna de los países, la lucha desde la empresa privada y la lucha desde la sociedad civil.

Termina el libro con un capítulo dedicado a las multinacionales y los conflictos bélicos,Page 195 enumerando los posibles stakeholders en un contexto de conflicto bélico. Cuando una empresa actúa en un contexto de guerra o conflicto tendrá que identificar y priorizar sus stakeholders para iniciar el diálogo con ellos.

Las empresas (nacionales o multinacionales) que actúan en zonas en conflicto tienen la capacidad de exacerbar o paliar el conflicto existente o latente. Su intervención puede ir orientada a construir la paz y confianza entre las partes en conflicto o todo lo contrario. Tienen, por tanto, una gran responsabilidad, en el sentido de que tienen que rendir muchas cuentas.

Aunque es cierto que un conflicto bélico puede suponer ventajas inmediatas a ciertas empresas especulativas existen muchas razones para que una empresa socialmente responsable (con proyectos sostenibles) desee la paz.

Al igual que sucede con otros ejes de la RSC existen diferentes regulaciones internacionales que tratan de reglamentar o regular el rol de las empresas multinacionales cuando actúan en países en conflicto (guerra o desestructuración interna), a las que el autor pasa revista, teniendo en cuenta que el crecimiento económico es uno de los pilares de la pacificación (o la prevención de futuros conflictos) y que, al mismo tiempo, la paz favorece el crecimiento económico. En este sentido, el libro finaliza con una serie de propuestas concretas de empresas en programas de construcción de paz.

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