Cuestión social y antecedentes del Derecho Obrero

AutorMiguel Ángel Chamocho Cantudo - Isabel Ramos Vázquez
Páginas109-134
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Capítulo 5
Cuestión social
y antecedentes del Derecho Obrero
I. LA “CUESTIÓN SOCIAL”: CONDICIONES DE VIDA DE LAS CLASES
TRABAJADORAS Y PRIMERAS PROTESTAS OBRERAS
La “cuestión social” fue el término que se acuñó en Europa, a principios del siglo
XIX, para poner nombre a los problemas derivados de las nuevas relaciones de trabajo
que surgieron con el liberalismo económico y el desarrollo del sistema capitalista.
La mecanización de la agricultura y otras mejoras higiénicas y sanitarias, propiciaron
un enorme crecimiento demográfico en Europa, la llamada “revolución demográfica”,
y un importante éxodo rural, convirtiendo a los antiguos labradores en nuevos obreros
para la industria. Sin embargo, las ciudades industrializadas, en las que se había impuesto
un nuevo sistema económico basado en la concentración de la propiedad y la mercan-
tilización del trabajo asalariado, no pudieron absorber todo el excedente de población
del campo. La oferta de trabajo en la ciudad, muy superior a la demanda, y el marco de
absoluta libertad jurídica en el que éste podía contratarse, permitieron así fácilmente
que la sistemática explotación del obrero fuera utilizada como un mecanismo más para la
generación de beneficios para la industria.
1. Condiciones de vida de las clases trabajadoras
Debido al exceso de mano de obra provocado por la industrialización y a la falta
de protección jurídica del trabajador en el sistema liberal, los obreros, como un efecto
perverso de la garantía jurídica de la libertad de trabajo, se vieron sometidos a pesarosas
condiciones de vida:
Jornadas de trabajo de más de 14 horas, incluidos los sábados en jornada com-
pleta y domingos hasta mediodía.
Salarios extremadamente bajos.
Desigualdad en los salarios y trabajo de mujeres y niños, las llamadas “medias
fuerzas”, e incluso de los primeros inmigrantes extranjeros, a los que se podía
contratar más barato (cuestión irlandesa).
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INTRODUCCIÓN JURÍDICA A LA HISTORIA DE LAS RELACIONES DE TRABAJO
Miguel Ángel CHAMOCHO CANTUDO - Isabel RAMOS VÁZQUEZ /
Desarrollo de prácticas abusivas como el truck, consistente en el pago del salario
en especie o en vales canjeables sólo por productos del establecimiento o los
establecimientos del propietario.
Los empresarios fomentaron especialmente el trabajo de las mujeres y niños, ya
que las labores más duras podían hacerlas las máquinas, y éstos recibían salarios dos y
tres veces inferiores a los de los hombres. Los niños fueron empleados especialmente en
la industria textil, en las minas y en la industria siderúrgica, sin que apenas se levantara
ninguna voz en contra hasta bien entrado el siglo XIX. Una de las leyes pioneras en esta
cuestión, The Factory Act inglesa de 1833, simplemente redujo la jornada laboral de los
niños de 9 a 13 años a 9 horas diarias, y de 13 a 18 años a 10 horas y media.
Otros problemas fueron los derivados de la falta de vivienda. La carencia de habi-
taciones propició el surgimiento de grandes suburbios en torno a las fábricas, formados
por grandes barracones, en los que las epidemias y enfermedades eran muy frecuentes.
Tampoco las condiciones de trabajo dentro de las fábricas eran buenas, dado que las fá-
bricas solían ser húmedas, oscuras, poco ventiladas y ruidosas, debiendo soportar los
obreros las insalubres consecuencias del uso de las primeras máquinas, sin ningún tipo de
protección ante los más que evidentes riesgos laborales.
La situación se veía amparada, además, por la prohibición de los gremios, asociacio-
nes o corporaciones de trabajadores, que se estaban viendo paulatinamente eliminadas
en toda Europa desde el célebre Edicto de Turgot de 1776, también en nombre de la li-
bertad individual y el no intervencionismo del Estado.
Pero ello no pudo impedir que los obreros, concentrados de hecho en las fábricas y
los suburbios, tomaran conciencia de su situación y acometieran algunas acciones colec-
tivas para protestar y tratar de mejorar sus condiciones de vida. Estas primeras acciones
de resistencia obrera tuvieron que ser, necesariamente, ilegales y violentas, careciendo
todavía de un cuerpo de doctrina unificado, un órgano público de defensa, o mecanismo
alguno de presión política.
2. Primeras protestas obreras
Las protestas obreras se canalizaron originariamente a través del movimiento cono-
cido como antimaquinismo o ludismo, caracterizado por la realización de acciones violentas
de sabotaje y destrucción de medios de producción. Los primeros obreros no supie-
ron distinguir el sistema de producción capitalista que verdaderamente les explotaba del
mero hecho de la mecanización o introducción de máquinas en las industrias, y simple-
mente centraron sus primeros ataques sobre los medios materiales: máquinas y fábricas.
El movimiento ludita o ludismo surgió en Inglaterra, instigado por el obrero tejedor inglés
Ned Ludd, y se extendió rápidamente por varios condados de Inglaterra donde la industria
textil se había convertido en la principal manufactura. En España también tenemos temprana
noticia del mismo, y ya en 1821 se vivieron los sucesos de Alcoy, donde se quemaron telares y
máquinas de hilar, seguidos muy de cerca por el asalto a la manufactura de Miquela Lacot en la
Villa de Camprodón en 1823, en el que también se destruyeron las máquinas de cardar e hilar.
En 1825, se incendió asimismo en Barcelona la primera fábrica que funcionaba con máquinas
de vapor, llamada precisamente “El Vapor”, de la familia Bonaplata.

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