El estado social

AutorJosé Martínez de Pisón

Del Estado liberal al Estado social

El establecimiento de sistemas públicos de instrucción, su extensión a todas las capas sociales, su obligatoriedad y su financiación pública ha sido una de las señas de identidad del Estado social durante el siglo XX. Ha sido uno de los instrumentos más poderosos de equilibrio social, de realización de la igualdad de oportunidades y de movilidad entre las capas de la sociedad. Ha sido, pues, uno de los símbolos más emblemáticos del compromiso entre capital y trabajo que tomó cuerpo a partir de la Segunda Guerra Mundial. Los Estados, particularmente los de países desarrollados, han dedicado y dedican un elevado porcentaje del presupuesto público a sufragar los gastos en educación para seguir cumpliendo con este compromiso político.

Pues bien, uno de los fenómenos más renovadores del siglo XX terminado ha sido la transformación del poder del Estado y de sus instituciones, lo que se ha dado en llamar el paso del Estado liberal al Estado social. Ahora bien, la polémica sobre los cambios que dieron lugar a esta importante transformación ha estado durante las últimas décadas viciada por la constatación de la crisis del Estado social, perceptible a partir de 1973, y por la crítica parcial de un pensamiento neoliberal demasiado obsesionado por el desmantelamiento del Estado y por el establecimiento de condiciones favorables a la mundialización económica (Martínez de Pisón 1998, 2001). Es por eso que en la actualidad también la última década del siglo XX se han producido importantes cambios en su configuración. El todopoderoso Estado social lleva tiempo echando lastre por la borda, cediendo buena parte de lo que tradicionalmente era objeto de su responsabilidad en los ámbitos políticos, sociales y económicos.

No cabe duda de que el Estado social, tal y como se desarrolló en los países occidentales después de la Segunda Guerra Mundial hasta las crisis del petróleo de 1973 y 1982, posee rasgos bien distintos del Estado liberal propio del siglo XIX. El intervencionismo en la vida económica y social, el aumento del sector público empresarial, el establecimiento de sistemas de protección social para los ciudadanos, la preocupación por el bienestar o por las cuestiones asistenciales, el crecimiento de los aparatos burocráticos, etc., son alguno de los elementos característicos del Estado social que le diferencian del Estado decimonónico. Lo distintivo del Estado social es esa doble ?cara? con la que lo describió García-Pelayo: como ?Estado manager?, según lo cual encontramos un Estado activo, que interviene en la vida económica ya sea estableciendo las reglas y límites del mercado, ya sea a través del sector público empresarial; como ?Estado distribuidor? que garantiza un mínimo vital a todos los ciudadanos, un mínimo de protección, de asistencia y de bienestar. Ciertamente, desde los años 80, estas dos facetas del Estado social están cambiando radicalmente. Desde esa década, debido a la general aceptación de las tesis neoliberales, el Estado en los países desarrollados, los menos y los pocos desarrollados se han ido desprendiendo de las empresas públicas y ha cedido en su pretensión de control y vigía de los excesos del mercado. También su cara asistencial y redistribuidora ha visto...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR