Sitio web y enlaces en Internet. Una reflexión desde el ámbito de la propiedad intelectual

AutorJuan Francisco Ortega Díaz
CargoUniversidad de Salamanca
Páginas33-85

I. Introducción

Desde que en 1989 Internet se convirtiera en un medio de comunicación popular en las sociedades occidentales, su uso y su empleo han suscitado numerosos interrogantes jurídicos. Por un lado, Internet reveló su idoneidad no sólo como medio de comunicación, sino también como un resorte técnico apto para la implantación de una nueva modalidad de comercio a distancia más atractivo, ágil e interactivo. Por otro, la red se descubrió como un medio rápido y económico en el que los particulares podían expresar sus opiniones e intercambiar información. Todos, comerciantes y consumidores, habían encontrado un lugar común en el que interactuar libremente. Un nuevo espacio de conflicto había sido descubierto.

Internet es una red mundial de ordenadores, formada por cientos de redes independientes y autónomas que interactúan entre sí. A estas redes, a su vez, están conectados cientos de ordenadores; algunos de los cuales sirven información (servidores) a petición de otros que la reciben (clientes). Así, cada ordenador conectado a una red puede enlazarse e interactuar entre sí, ya que todos están localizados, identificados y emplean un mismo lenguaje[1]. Conseguida la conexión de los ordenadores, se hizo necesario que esta comunicación fuera comprensible para el ser humano. Para ello, los programadores diseñaron aplicaciones tales como el FTP[2], el Telnet[3], los Newsgroups[4] o el propio correo electrónico. No obstante, junto a este último, la que ha tenido más éxito y repercusión ha sido la aplicación World Wide Web (WWW), que, basada en el uso de enlaces o links, permite al internauta visualizar las distintas páginas web albergadas en la red, desplazándose sencilla e intuitivamente por ellas. Nadie duda hoy de que esta aplicación, creada por Tim Berners Lee, ha sido el agente autor del éxito de Internet y que los enlaces, haciendo posible su facilidad de uso, han sido la clave de tal éxito. Hoy ya es indudable que éste éxito perdurará en el tiempo y que dicho proceso tecnológico representará para los juristas un nuevo desafío en múltiples áreas del derecho, con especial incidencia, como ya augurara el maestro BERCOVITZ[5], en el área de la propiedad intelectual en sentido estricto. Precisamente, por esta causa y su incidencia en la realidad que nos circunda, fijamos nuestra atención sobre los «links», cuestionándonos, en esencia, qué son, cómo operan y cómo inciden en el ámbito de la propiedad intelectual en sentido estricto dentro del marco del comercio electrónico.

II. Aproximación al fenómeno

1. ¿Qué es un link?

La WWW está formada por cientos de documentos electrónicos, conocidos como páginas web o websites[6], que contienen información y que están frecuentemente relacionados entre sí mediante vínculos que el lector de dichos websites puede activar. Estos vínculos, que permiten al internauta desplazarse dentro del propio documento o de éste a otro, son los llamados links, hyperlinks, enlaces, hiperenlaces o vínculos. Habitualmente, los links son fáciles de reconocer y se presentan, de modo genérico, bien como un texto, subrayado y en color azul o blanco, bien como una imagen que nos indica el destino al que nos conducirá si lo seleccionamos.

El diseño[7] de una página web y de sus enlaces dista de ser compleja. Una web es creada comúnmente mediante dos lenguajes de programación conocidos como HTML[8] y XML[9]. Estos permite a su creador o webmaster diseñar el contenido de la web, creando todos sus componentes, incluidos los links, combinando textos, imágenes, sonido y video[10]. Diseñada la página, el webmaster podrá hacerla pública en la red. Efectuado lo precedente, cualquier internauta, dotado del software adecuado para comprender el lenguaje HTML, podrá visitarla. Dicho software es conocido como «browser» o navegador de Internet, siendo los programas más acreditados algunos tan conocidos como Internet Explorer, Netscape Communicator o Mosaic.

En sus orígenes, cuando Internet se limitaba al ámbito militar y al científico y la ausencia de un entorno gráfico e intuitivo hacía complejo su uso, los links se presentaron como una fabulosa herramienta de militares e investigadores para localizar eficazmente los documentos electrónicos albergados en aquellas redes. Con la extensión y la popularización de Internet la importancia de los links aumentó. Estos hicieron posible el desplazamiento de un documento a otro, de una web a otra, sin conocer la dirección exacta del mismo, sin tener que memo-rizarla. En definitiva, posibilitó un tráfico ágil, fluido y sencillo entre las páginas web que constituyó, indudablemente, una de las claves del éxito de la WWW.

2. Clases de links

Establecer una clasificación sistemática de los tipos de enlace existentes no es una tarea sencilla. Múltiples han sido los intentos que se han realizado, estableciendo cada autor clasificaciones diversas basadas, mayoritariamente, en criterios técnicos o subjetivos[11]. En este sentido, parece necesario buscar un elemento diferenciador y sustancial que sirva de piedra angular para una nueva clasificación. Así, al estudiar la forma de creación y de funcionamiento de los links, un hecho llama poderosamente la atención. A diferencia de lo que generalmente se cree, los enlaces no se ejecutan únicamente cuando el internauta lo desea y no siempre éste conoce a donde es dirigido. Esta circunstancia hace posible una ordenación sistemática diferente y clara, adoptando la voluntad como criterio diferenciador. Por ello, a nuestro juicio, la amplia variedad de enlaces pueden encuadrarse en dos grandes grupos:

  1. Enlaces voluntarios

    Son aquellos que designan a un conjunto de links cuya activación ejecuta voluntariamente el usuario.

    Enlaces directos[12]: Existen dos subtipos:

  2. Enlace de superficie. (Surface link): Este link vincula directamente una página web a la página inicial de otro «website». En este tipo de enlaces, el internauta conoce perfectamente que, tras ejecutar el link, ha sido enlazado a un website diferente del que se encontraba, pues puede comprobar la localización en la que se halla examinando la barra de direcciones de su navegador.

  3. Enlace de profundidad. (Deep link): Estos links vinculan directamente una página web a otra interior de un website diferente, evitando así el paso del internauta por la página inicial. Como resultado, éste evita las posibles advertencias o mensajes publicitarios que estuviesen allí colocados. Esta práctica, además, impedirá a los programas que computan el número de visitantes cuantificar las que se hayan producido mediante links de este tipo. Los perjuicios causados al titular del website son evidentes: los posibles ingresos en publicidad, cuya cuantía aumenta en función del número de visitantes, se ven mermados; se corre el riesgo de hacer creer al visitante que los dos websites enlazados poseen alguna relación jurídica o comercial, cuestión que, en muchas ocasiones, puede resultar perjudicial para el web enlazado[13].

    Marcos (Frames): Mediante la técnica de marco o framing , la página web es dividida, al menos, en dos marcos o ventanas. En una de ellas se incluyen los elementos distintivos de la página web, frecuentemente el logotipo, la marca y la publicidad en el caso de web comerciales, y en la otra, información o contenidos bien del propio website bien de un website ajeno. En cualquiera de las dos situaciones, los contenidos se presentan ante el usuario como propios, desconociendo éste el web al que ha sido enlazado, pues la dirección URL del sitio enmarcado no aparece en la barra de direcciones del browser. Esta realidad puede generar situaciones de conflicto entre el website donde se encuentra el link y la web enlazada. La aparición de la web capturada, inserta en el marco de la web donde se aloja el enlace, origina dos posibles causas de conflicto:

    Se modifica la apariencia de la página capturada, lo que podría suponer una violación de los derechos de autor de la que su creador es titular[14].

    Se crea la falsa apariencia de que ambas páginas o bien pertenecen a un mismo website (sobre todo, recordemos cuando el usuario desconoce la di-rección a la que ha sido enlazado) o bien mantienen algún tipo de relación jurídica o comercial.

  4. Enlaces involuntarios

    Son aquellos links cuya activación es producida por el navegador sin la intervención del internauta.

    Enlaces ensamblados (Inlining o embedded links): Este tipo de links permite al titular de una página web integrar en la misma contenidos de otra (generalmente gráficos o imágenes) sin que el usuario sea consciente de la existencia del link[15]. Los enlaces ensamblados son habitualmente utilizados con fines publicitarios. De esta manera, al visitar el usuario la página web, el navegador llama al anuncio publicitario o banner, ubicado en un servidor destinado a tal fin, que enviará, según su elección, un tipo u otro de anuncio. Así, se garantiza que el usuario habitual de un website no reciba de forma continuada el mismo contenido publicitario. No obstante, a pesar de su influencia en el ámbito publicitario, su empleo se extiende más allá, siendo usado como herramienta de diseño por múltiples webmasters. La razón es sencilla. Esta técnica permite ahorrar espacio en el servidor donde se almacena la página web que contiene el link, pues no se ve obligada a almacenar la información enlazada[16]. Este aspecto es, por regla general, económicamente relevante en el supuesto de websites comerciales, cu-yo almacenamiento en un servidor concreto es el resultado de un contrato de hosting[17]. En estos, la prestación económica a satisfacer por el arrendatario variará en función de la cantidad de información almacenada. Así, el uso de este tipo de links puede producir una sustancial reducción en el precio a satisfacer por el arrendatario, pues, al obtener la información mediante un enlace a otra página web, éste evita almacenar dicha información en su servidor; espacio para albergar una información que, de no emplear un enlace ensamblado, se...

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