Una síntesis nada sencilla: utopía tradicionalista y revolución social

AutorJosefa Dolores Ruiz Resa
Páginas107-158
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CAPÍTULO 3
UNA SÍNTESIS NADA SENCILLA:
UTOPÍA TRADICIONALISTA Y
REVOLUCIÓN SOCIAL
El nacionalsindicalismo de FE de las JONS, al mismo tiempo
revolucionario y secular, y tradicionalista y católico, quedó ligado
al nacionalcatolicismo que representaban las organizaciones
tradicionalistas y católicas, partidarias de Franco. Eso ocurrió
mediante el Decreto de 19 de abril de 1937, y la organización
resultante se denominó Falange Española Tradicionalista y de las
JONS (FET y de las JONS). Se dotó de un estatuto que se publicó
el 4 de agosto de 1937, más tarde reformado por decreto de 31 de
julio de 1939 (básicamente, para reforzar los poderes de Franco),
y de un nuevo uniforme con las prendas características de sus
grupos más destacados: la camisa azul (falangista) y la boina roja
(tradicionalista-carlista). Todas las organizaciones existentes
quedaron integradas en ella, pero fueron los falangistas quienes
ocuparon los puestos más relevantes, si se compara con los
tradicionalistas carlistas120. No obstante, esto no significó su
triunfo sobre los nacionalcatólicos en la lucha por el control del
Nuevo Estado. Aunque tenían puntos de acuerdo e intereses
comunes, las diferencias entre ellos determinaron que la síntesis
que Franco pretendía entre las que serían ideologías de cabecera
de su Régimen se resolviera en una convivencia difícil entre una
amalgama de postulados, herencias ideológicas y simbologías. En
las próximas páginas se tratará de analizar las vicisitudes de esta
unión, con especial referencia a los efectos que tuvo para el
120 Vid. J. M. THOMÁS, Los fascismos españoles, op. cit., pp. 168 y 169.
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discurso político y la legislación y doctrina jurídica en torno al
trabajo, sin olvidar que el trabajo constituyó, en sí mismo, uno de
los elementos centrales de aquella síntesis.
1. EL MOVIMIENTO
En el artículo 1 de sus estatutos reformados, Falange Española
Tradicionalista y de las JONS aparecía definida como “el
Movimiento Militante inspirador y base del Estado Español, que,
en comunicación de voluntades y creencias, asume la tarea de
devolver a España el sentido profundo de una indestructible
unidad de destino y de fe resuelta en su misión católica e
imperial, como protagonista de la Historia, de establecer un
Régimen de economía superadora de los intereses del individuo,
de grupo y de clase, para la multiplicación de los bienes al
servicio del poderío del Estado, de la Justicia social y de la
libertad cristiana de la persona”. Como en la anterior norma
programática de la Falange nacionalsindicalista, es clara la
apuesta por la justicia social y un nuevo orden económico.
En estos estatutos Franco fue también proclamado Jefe Nacional
del Movimiento. A él se sometían los jefes provinciales (cargo
que será desempeñado por lo general por el Gobernador Civil),
los cuales son nombrados o cesados por él. El siguiente cargo tras
Franco será el de Secretario General. En el Movimiento, FET y de
las JONS coincidiría también, aunque como instancias con su
propio organigrama, con la organización sindical o sindicato
vertical, todos los cargos públicos y funcionarios y las
organizaciones de tipo social, juveniles –Frente de Juventudes- o
femeninas –Sección femenina.
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Con la unificación, FE de las JONS, que ya era el partido de
masas más importante de la España del momento (una España en
guerra, por aquel entonces), con tareas en la vanguardia y
retaguardia de la llamada (con pleno respaldo de las ideologías
nacionalsindicalista y nacionalcatolicista) Zona Nacional, quedaba
diluido en la nueva formación, FET y de las JONS. Esta se
convertía en el colectivo que aportaría y estructuraría el apoyo
social a Franco, amén de aportar personal para la Administración
Pública, de cuyo entramado también formaba parte la
organización sindical que tenía integrada. Tampoco fue pequeño
el papel que desempeñó en labores de represión, adoctrinamiento
y encuadramiento de la población española mientras duró la
dictadura franquista.
En realidad, este partido único sufrió una serie de
transformaciones que terminaron por escamotearle la misma
expresión partido, en beneficio de la expresión movimiento. No
obstante, esta última denominación casaba con las primigenias
pretensiones de acción y dinamismo de la ya finiquitada FE de la
JONS, frente a lo que se consideraba pasividad y decrepitud de las
viejas ideologías democráticas, socialista o liberal, y con el uso de
esta expresión como aglutinante de una nueva organización. Así
lo había expresado José Antonio: “No hay más que un camino:
nada de derechas ni de izquierdas, nada de partidos: un gran
movimiento nacional, esperanzado, enérgico, que se proponga
como meta la realización de una España grande, libre y unida. De
una España para todos los españoles, ni mediatizada por poderes
extranjeros, ni dominada por el partido o la clase más fuerte.
Hace falta un movimiento nacional nutrido, del viejo temple
heroico de España (…) Pues bien: ese gran movimiento nacional ya
existe. Contra todas las persecuciones, contra las dificultades,
bajo el silencio tramposo de la prensa capitalista, ese movimiento
ha penetrado ya en todos los pueblos de España y se extiende
cada minuto. Su triunfo está próximo. Quizá algún escéptico

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