Semiótica y posverdad: estrategias de desinformación en cuestiones de género

AutorJosé Manuel López-Agulló Pérez-Caballero
Páginas331-349
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Semiótica y posverdad: estrategias de
desinformación en cuestiones de
género
José Manuel López-Agullórez-Caballero
ESIC BUSINESS & MARKETING SCHOOL
josemanuel.lopezagullo@esic.edu
Resumen
En el presente capítulo abordaremos el fenómeno de la posverdad tomando como marco teórico
la semiótica elaborada por Umberto Eco.
Resulta sintomático, al tiempo que premonitorio, que Eco defina la semiótica «como la ciencia
que estudia todo lo que pueda usarse para menti. A partir de esta definición, exploraremos
conceptos vinculados a dicha disciplina como la «falacia referencial», los procesos de «semiosis
ilimitada» o la «deconstrucción del signo» a fin de reubicarlos en un contexto de actualidad
mediática como son las nuevas estrategias de desinformación en cuestiones de género.
Palabras clave
Posverdad, semiótica, Umberto Eco, noticia falsa, género.
José Manuel López-Agulló Pérez-Caballero
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1. Introducción
El fenómeno de las noticias falsas representa, en términos generales, la
ausencia de veracidad de un fenómeno comunicativo; es decir, una mentira en el
sentido más intrascendente del término, cuya novedad estriba en la amplitud y
rapidez de las que son capaces las redes sociales que la propagan. Sin embargo, para
atender a este suceso, hace falta englobarlo dentro de un fenómeno social de mayor
alcance y que afecta directamente al estatuto ontológico en la producción de verdad.
En el año 2017, el Diccionario de la Lengua E spañola incluyó el término
posverdad que define como: «Distorsión deliberada de una realidad, que manipula
creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes
sociales». Raúl Rodríguez-Ferrándiz (2019) establece una breve pero oportuna
comparativa de dicha definición con la elaborada por el Oxford English Dictionary
donde la posverdad (post-truth) sería aquella situación «en la que los hechos
objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que las apelaciones
a la emoción y a las creencias personales» (2016). De acuerdo con Rodríguez-
Ferrándiz, las diferencias son sutiles pero reseñables. En primer lugar, porque la
«posverdad» en español es un sustantivo, mientras que en la definición del
diccionario de Oxford se trata de un adjetivo. Pero, también porque la Academia de
la Lengua Española habla de «distorsión deliberada» y de «manipulación»; es decir,
que suscita la aparición de un tercero manipulador de la realidad cuyo objetivo es
«influir en la opinión pública». Mientras que en su acepción inglesa la posverdad «no
califica el modelaje ni lo atribuye a ningún interés de parte; la segunda lo descalifica
como interesado y mendaz, dando por descontado que las creencias y emociones
son manipulables en un sentido predeterminado y que esa es la finalidad de la
tergiversación de los hechos» (Rodríguez-Ferrándiz, 2019, p. 2). Distinción
pertinente a la que volveremos.
Aunque dicho concepto ha surgido recientemente en el terreno de la cultura
política asociado a noticias de dudosa veracidad en que, como apuntan ambas
definiciones, el plano emocional prevalece sobre el cognitivo; en el presente
capítulo, trataremos de esclarecer cuál es el alcance histórico del término y si es que
es por cuenta de un tercero tergiversador que la posverdad cumple con sus objetivos

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