Seguridad Biología, inteligencia y seguridad nacional

AutorEnrique Sáiz
Páginas218-223

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Tras la lectura del magistral libro de René Pita Armas Químicas: la ciencia en manos del mal de 529 páginas, publicado también por Plaza y Valdés en 2008, y ver que la reseña que hoy nos ocupa, Armas Biológicas, contiene 252 páginas, me sentí algo sorprendido. Personalmente, y tras la lectura del libro Armas Químicas, hubiese deseado que este hubiera contenido el mismo número de páginas. Con esa duda, pensé erróneamente que alcanzar el altísimo nivel del primero sería difícil, así que me dispuse a leerlo tan pronto lo tuve en mis manos, y ver cómo se desarrollaba el libro y por qué esa mitad de páginas en este nuevo volumen. En algunos momentos haré ciertas comparaciones entre ambos libros, aunque me centraré obviamente en Armas Biológicas. Y en un análisis de su subtítulo, cuando dice Una historia de grandes engaños y errores. ¿De quién procedían o debían proceder dichos engaños y errores? ¿Por qué el título en singular y no en plural, como Historias de grandes engaños y mentiras? Así como el anterior libro dejaba explícito en el

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título que la ciencia cuando se utiliza con fines no humanitarios es altamente destructiva, en este libro el autor nos deja con una duda en el título. Es lo que los psicólogos conocemos como efecto Zeitgarnik, dejando una pregunta o cuestión que has de resolver tú o que en algún momento descubrirás leyéndolo. Así que mi motivación por su lectura empezó de inmediato desde ese pequeño gran detalle en su título.

Siete capítulos conforman este ensayo sobre armas biológicas. En él conocemos y se comprende a la perfección la evolución de las armas biológicas, desde sus primeros albores, con ese lenguaje tan didáctico y científico, riguroso y a la vez ameno, al que nos tiene acostumbrado Pita. El autor nos introduce en el tema haciendo alusión al uso de la «guerra biológica» antes de que surgieran los primeros avances en microbiología. Ya se realizaban pruebas con prisioneros de guerra o en acciones de sabotaje. Y en la primera página de esta introducción nos resuelve la primera duda. Los programas de investigación sobre armas biológicas no son nada comparable con la ingente cantidad de programas de investigación que hubo y existe sobre armas químicas. Eso explica Pita, y al terminar la lectura del ensayo acabas reconociendo que, efectivamente, su uso está muy limitado, y la literatura sobre el tema es mucho más limitada, lo que no permite un análisis tan extenso del área. En contraposición, las armas químicas han sido ampliamente utilizadas durante la I Guerra Mundial y en la contienda Irán-Irak. En Alemania, Hi-tler había prohibido expresamente la investigación con bacterias. Y también nos llega nueva información que nos resuelve la otra duda, esta vez no con el volumen de páginas sino por el título.

El inicio y desarrollo de estos escasos programas de investigación en armas...

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