La seguridad alimentaria mundial: la acción política e institucional de la FAO

AutorXavier Pons Rafols
Páginas27-81

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El objeto de este capítulo es el de formular una panorámica general de la acción política e institucional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en relación con los problemas internacionales relacionados con la alimentación y la seguridad alimentaria

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mundial. Este planteamiento general —o ensayo de interpretación— de la acción política e institucional de la FAO ha de abordarse, necesariamente, con un enfoque que analice las diferentes fases por las que ha pasado este proceso. En este sentido, pretendo ofrecer una aproximación diacrónica —pero que, al mismo tiempo, resulte sincrónica— respecto de los principales problemas y tendencias de la seguridad alimentaria mundial y de la lucha contra el hambre y la pretendo formular girando en torno de la FAO y de su papel en el contexto político e institucional internacional. A tal efecto, en los distintos apartados de este capítulo se formulan consideraciones tanto sobre las tendencias y orientaciones del discurso político internacional y, específicamente, de la FAO, en relación con la alimentación y la seguridad alimentaria, como sobre los diversos mecanismos institucionales que se han ido estableciendo en relación con la alimentación y la seguridad alimentaria y su relación con la FAO a lo largo de sus casi siete décadas de existencia.

A efectos sistemáticos, un primer apartado se ocupa del planteamiento general de la aproximación de la FAO a los problemas de la alimentación, analizando el alcance de la determinación inicial de la identidad y funciones de la FAO y su fallida ambición de ocuparse de la regulación de los mercados internacionales de productos agroalimentarios, así como su enfoque en relación con la asistencia alimentaria al desarrollo y de emergencia. El segundo apartado se ocupa del contexto de la formulación inicial del concepto de seguridad alimentaria y, eséecí

I La FAO y la alimentación: planteamiento General

El enfoque general sobre las funciones de la FAO en materia de alimentación debe formularse, en primer lugar, con un análisis de la determinación inicial de la identidad y de los objetivos y funciones de la FAO a partir de su creación en 1945. Nos ocuparemos, en segundo lugar, del propósito fallido de ocuparse de la regulación de los mercados internacionales de los productos agroalimentarios y de su papel residual respecto de los productos

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básicos. En tercer lugar, abordaremos la actuación de la FAO en materia de asistencia alimentaria, tanto para el desarrollo como de emergencia; acción que, en el contexto de una compleja gestión de los excedentes alimentarios, llevó a la creación, conjuntamente con las Naciones Unidas, del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

1. La determinación inicial de la identidad y funciones de la FAO

Abordar la creación de la FAO y sus funciones implica primeramente que debe mencionarse, como antecedente directo fundamental, la creación y funciones del Instituto Internacional de Agricultura (IIA). Este Instituto, promovido por el rey Víctor Manuel III de Italia, fue establecido en una Conferencia celebrada en Roma en junio de 1905 para analizar la situación de la agricultura y la cantidad y calidad de las cosechas en diversos países1. Por lo que se refiere a su naturaleza y objetivos, el Convenio de 7 de junio de 1905 —que definía al IIA como «una institución del Estado en la cual cada potencia adherida estará representada por delegados de su elección»2— establecía que tenía por objetivo fundamental, en el ámbito internacional, el de «concentrar, estudiar y publicar en el plazo más breve posible los informes estadísticos, técnicos o económicos concernientes al cultivo, a las producciones tanto animal como vegetal, al comercio de los productos agrícolas y a los precios vigentes en los distintos mercados»3. Se trataba, por tanto, de una institución internacional claramente orientada a funciones de carácter técnico-cientí

En otro orden de ideas, pero también como antecedente directo de la FAO, debe indicarse que el interés sobre los temas relacionados con la alimentación estuvo también presente en la época de la Sociedad de las Naciones y se planteó asimismo en los debates de la Asamblea de esta Sociedad. En este marco se vincularon estos temas a cuestiones relacionadas con la salud y, particularmente, con la nutrición, aunque fueron labores que no

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tuvieron muchos desarrollos, ni políticos ni institucionales, pero que si pro-piciaron y acabaron cristalizando, finalmente, en la creación de la F$24.

El hito fundamental en la creación de la FAO fue la celebración —impulsada por el presidente Roosevelt, en plena segunda guerra mundial, en junio de 1943, en Hot Springs, Virginia—, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Alimentación y Agricultura. Esta Conferencia adoptó diversas recomendaciones y consideró los problemas de la alimentación y la agricultura con la perspectiva del objetivo —enmarcado en las conocidas como cuatro libertades enunciadas en su momento por el presidente norteamericano— de que los seres humanos debían poder vivir «freedom from want of food, suitable and adequate for the health»5. La Conferencia puso además en marcha una Comisión Interina con el encargo de preparar el establecimiento de una futura organización permanente sobre las cuestiones de la alimentación y la agricultura. Esta Comisión Interina preparó el proyecto de Constitución de la FAO y condujo hacia su establecimiento el 16 de octubre de 1945, en la Conferencia de la FAO celebrada en Quebec, cuando se aprobó la Constitución de la FAO e inmediatamente se celebró la primera sesión de la Conferencia6.

La creación de la FAO debe situarse, asimismo, en el contexto de un diseño institucional post segunda guerra mundial que se caracterizó por una descentralización funcional y en el que las finalidades de carácter económico y social que se establecen en el art. 1.3 de la Carta de las Naciones Unidas iban a ser ejercidas también por otras Organizaciones internacionales que se vincularían con las Naciones Unidas. Así lo dispone el art. 57 de la Carta al referirse, calificándolas como Organismos especializados, a aquellas organizaciones internacionales establecidas por acuerdos intergubernamentales con amplias atribuciones relativas a «materias de carácter económico, social, cultural, educativo, sanitario y otras conexas». La FAO nació en este contexto y con esta vocación y, consiguientemente, se vincularía con las Naciones Unidas mediante la celebración del correspondiente acuerdo de vinculación y, como Organismo especializado, forma parte del sistema de las Naciones Unidas7.

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Situados los hitos principales de su creación, debe indicarse ahora que la Constitución de la FAO establece como

— elevar los niveles de nutrición y vida de los pueblos bajo su respectiva jurisdicción;

— mejorar el rendimiento de la producción y la e

— mejorar las condiciones de la población rural;
— y contribuir así a la expansión de la economía mundial y a liberar del hambre a la humanidad

8;

Aunque esta última referencia «a liberar del hambre a la humanidad» fue introducida posteriormente9, estas finalidades de alcance general vinculadas a la agricultura y a la alimentación aparentarían conferir a la FAO un amplio bagaje de competencias y poderes sobre estas materias. Sin embargo, en realidad, su concreción en las funciones de la Organización reduce claramente el alcance de estos poderes. Así, la misma Constitución establece en su art. 1 que

[L]a Organización reunirá, analizará, interpretará y divulgará las informaciones relativas a la nutrición, alimentación y agricultura. En esta Constitución el término «agricultura» y sus derivados comprenden también la pesca, los productos del mar, los bosques y los productos primarios forestales»10.

Este mismo art. 1 prevé que la FAO podrá fomentar y recomendar acciones nacionales e internacionales tendentes a realizar investigaciones en estas materias, o a la mejora de los métodos de elaboración, comercialización, y distribución de productos alimenticios y agrícolas, y a la adopción de políticas nacionales e internacionales en relación con estas materias, además de proporcionar la asistencia técnica que soliciten los Estados11. Con esta determinación de las funciones de la FAO se pone claramente de relieve el carácter técnico-científico de la nueva Organización, como lo tuvo su predecesora la IIA. En otras palabras, la identidad de la FAO vino definida en el momento de su creación —y sigue estando definida actualmente— en

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términos, a mi juicio, excesivamente limitados, con un enfoque de carácter fundamentalmente técnico-científico y, en todo caso, con la posibilidad de formulación de recomendaciones, es decir, a título meramente asesor o consultivo...

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