¿Sabías que...? A finales del siglo XVIII..."Los revoltosos de la clase"

AutorColegio Provincial de Abogados de Cádiz
Páginas53

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Curioso es el caso del letrado Tomás de Villanueva, quien en 1791 fue expedientado por "remitir trabajo" a un tal Miguel Gaona, quien ni era letrado, ni menos colegiado. Tomás de Villanueva entregaba los expedientes al tal Gaona para que éste los resolviese, luego Villanueva se encargaba de cobrar de los clientes el trabajo realizado. Lo más extraordinario del caso es que el citado Miguel Gaona era un preso de la Cárcel Real, descubriéndose el "pastel" cuando en una inspección rutinaria, se pudo observar que el reo almacenaba decenas de expedientes en una alacena escondida en un hueco de su celda.

También resulta hoy anecdótico el caso del abogado, Luís Juan de León Sotelo, quien en 1794 fue expedientado porque tenía la rebelde costumbre de vestir de majo, indumentaria que por aquel entonces se consideraba "agitanada" y poco adecuada a la condición de letrado. Pese a las distintas amonestaciones verbales que recibió de la Junta, Luís Juan insistió vestir de forma tan típica, alegando que en los Estatutos entonces vigentes el único requisito que se imponía al traje de un colegiado era que éste fuese negro y muy modesto. Observándose que no le faltaba razón al letrado, la Junta optó por proponer su expulsión por motivo bien distinto: su también recalcitrante morosidad en el pago de las cuotas colegiales.

El letrado gaditano, Joaquín Pardiñas de...

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