MORENO ROMO, Juan Carlos. Vindicación del cartesianismo radical Rubí (Barcelona), Anthropos Editorial - Universidad Autónoma de Querétaro, 2010

AutorJulián Hernández Castelano
Páginas190-192

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Pocos esfuerzos emprendidos en el ámbito del pensamiento académico y laico tienen un cometido tan alto, tan profundo y tan vasto como

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el realizado desde esta Vindicación del cartesianismo radical. Es esta, como precisa su autor, una obra «cartesiana», que no «acerca de Descartes». Seguir el mismo itinerario filosófico andado por el Padre de la Modernidad, se nos propone, implica asumir desde un principio la empresa de adentrarse en uno mismo y de descubrir, paso a paso, desde el terreno estricto del pensamiento vivo, cada una de las certezas a las que el propio Descartes llegó.

Todo filósofo y toda filosofía surgen de un radical sentimiento de incertidumbre. Así lo atestigua, al menos, la lectura singular de la filosofía de Descartes que aquí se nos propone. La gran aventura cartesiana del rescate de «la luz natural de la razón» comienza, por ello, con la «duda metódica», que en cierto modo es, además de la purificación intelectual que se destaca en un primer plano, un camino espiritual también, o su correlato al menos, en la medida en la que involucra todo un esfuerzo existencial.

De donde la imagen de unas meditaciones filosóficas vistas en el espejo de la Divina co-media, y de un Descartes en el rol de Virgilio, mientras que el autor y los lectores de este libro se supone que debemos asumir el rol del Dante, que ha extraviado su camino y se deja guiar, para encontrarlo o reencontrarlo, en primera instancia por la propia sabiduría natural.

Y de donde también la insistencia en la dimensión de verdadera búsqueda, o llamado, que tiene toda vocación filosófica.

Si, como cabe esperar en un texto dedicado al estudio de un autor clásico, la exposición se aparta poco, en un principio, del itinerario de sobra conocido por los estudiosos de la filosofía, la primera aportación original del autor a este respecto consiste en que va haciendo el recorrido asumiéndose él mismo un nuevo Descartes. Y como si las meditaciones fuesen suyas y no del gran filósofo francés, el mexicano asume por su propia cuenta la experiencia básica del cogito y la defiende, como cosa suya, de los embates de autores como Nietzsche, Freud, o Lacan.

Para Juan Carlos Moreno Romo la importancia de este primer principio cartesiano se deja sentir, en efecto, tanto en el ámbito de la existencia, como en el ámbito del conocimiento. No hace caso omiso de las necesidades vitales, da certeza de existencia. No se queda sólo en el recurso lógico o racional, frío...

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