Roldolfo ARANGO RIVADENEIRA, Realizando los derechos. Su filosofía y práctica en América Latina
| Autor | Jesús Ignacio Delgado Rojas |
| Cargo | Universidad Carlos III de Madrid |
| Páginas | 281-291 |
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Si hay una cuestión que atraviese la historia de los derechos humanos y afecte al núcleo de su importancia, esa es la relativa al problema de su fundamento1. Para el autor del libro que ahora comentamos, realizar los derechos se compromete con una concepción pragmatista de los mismos. Se descarta tanto una justificación iusnaturalista, por las trabas que supone tener derechos per se o pensar que nacemos con ellos, como la tesis de los positivistas, para quienes los derechos humanos son una ficción a expensas del reconocimiento que, en su caso, les quisiera brindar la voluntad política al incorporarlos a un texto jurídico que garantice su eficacia. Pero, ¿por qué limitar los derechos a normas positivas que impongan obligaciones concretas y exigibles?
Abandonar tanto la concepción iusnaturalista, por su visión ontológica de los derechos, como la iuspositivista, por reduccionista y empirista, es por lo que aboga el profesor Rodolfo Arango en su último libro Realizando los derechos. Su filosofía y práctica en América Latina.
El autor, ya desde el prólogo, firmado en agosto de 2016 desde su Universidad de Los Andes (Bogotá) en la que ejerce como Profesor Titular,
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deja apuntada la gran ventaja que supone la concepción pragmatista de los derechos, ya que permite "describir más claramente que sus antecesoras la práctica social de los derechos en el mundo contemporáneo" (p. 13). Esta visión ofrece una mejor reconstrucción de la forma en que operan los derechos al concebirlos como "relaciones normativas dotadas por voluntad humana de diversos grados de garantía". Estos grados pueden aumentarse y expandirse cuando se dan las circunstancias propicias para ello. Por eso "los derechos, en cuanto principios, están llamados a realizarse en la mayor medida de las posibilidades fácticas y jurídicas, no tanto porque se maximicen sino porque su forma de concretarse es progresiva, sin que ello demerite su contenido deóntico" (p. 13).
El libro recoge un conjunto de ensayos estudiados desde una doble perspectiva: la justificación filosófica de los derechos y su aplicación en la práctica del constitucionalismo latinoamericano.
La primera parte, dedicada a la Filosofía de los derechos, se ocupa del concepto de éstos; de su función en las democracias constitucionales contemporáneas; de diversas formas de concebirlos y de su goce efectivo en una realidad concreta. En esta primera parte prima el lenguaje normativo: ¿por qué es importante conservar la pretensión de objetividad a la hora de justificar filosóficamente los derechos?, ¿pueden las buenas razones ser suficiente motivación para mover a la acción o para justificar la omisión?, ¿es posible determinar objetivamente un mínimo de acciones u omisiones jurídica, moral y políticamente exigibles?, ¿en qué afecta a la práctica del derecho constitucional e internacional concebir los derechos como principios o fines? Estos interrogantes son abordados y discutidos a la luz de una concepción pragmatista de los derechos.
La segunda parte reflexiona sobre las perspectivas y los desafíos del derecho constitucional en América Latina. Realizar los derechos exige siempre tener los ojos bien abiertos a la realidad material que se pretende modificar mediante el uso del discurso normativo. El hecho de que los derechos se realicen de forma progresiva ha llevado a que algunos les atribuyan una supuesta naturaleza aspiracional. Tal apreciación no la comparte Arango: reducir la idea de los derechos humanos a meras aspiraciones "es recaer en una concepción bien sea iusnaturalista, en la que los derechos per se se tienen con independencia de la realidad sociológica, o iuspositivista, que los hace coin-cidir con acciones con mera relevancia simbólica" (p. 15).
El plano normativo (de la primera parte) viene a complementarse con el plano de la facticidad (de la segunda): los derechos se realizan siempre en un
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contexto histórico y geográfi co concreto. El autor irá comentando un nutrido repertorio de ejemplos y asuntos jurisprudenciales del ámbito latinoamericano, del que es buen conocedor. No crea el lector que eso convierte al libro en una narración excesivamente localista y estrecha de miras. El profesor Arango escribe inspirado por los problemas que asolan a su país (Colombia) y a las regiones vecinas, con una sensibilidad y agudeza muy fina para diagnosticar problemas y vislumbrar estrategias para paliarlos. Sus tesis trascienden a las propias latitudes desde donde escribe y sus argumentos son muy válidos, también, para este otro lado del océano.
Las dos partes en que se divide el libro mantienen el mismo hilo conductor que les dota de coherencia y homogeneidad. Cada parte consta, a su vez, de cinco capítulos que tienen independencia teórica y aportan ideas diferenciadas para el conjunto de la obra.
El primer capítulo del libro, Arango lo dedica a La objetividad de los derechos fundamentales. En él sostiene que "es posible defender válidamente la objetividad de los derechos fundamentales desde una concepción pragmática del derecho, la cual considero la mejor concepción del derecho disponible hasta el momento" (p. 24). Para defender su tesis se refiere primero al renacer del derecho natural y muestra "las debilidades teóricas por las que la propuesta iusnaturalista debe ser rechazada". Para ello el profesor de Los Andes realiza una crítica a John Finnis, Carlos Santiago Nino y Robert Alexy, quienes "han contribuido con sus tesis al renacer del derecho natural. Ello, no obstante, a mi parecer, sin éxito" (p. 25). Aunque puede ser más que cues-tionable el intento, no sé si acertado, de incluir a Carlos Santiago Nino en la nómina de iusnaturalistas. Quizás sería más aconsejable considerarlo un "no-positivista". Pero este no-positivismo, su constructivismo ético y su fundamentación de los derechos humanos en principios morales indiscutibles (la inviolabilidad, autonomía y dignidad de la persona humana), son condiciones...
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