Reyes Mate y el judaísmo
| Autor | Mauricio Pilatowsky |
| Páginas | 139-149 |
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Tampoco encontré salvación de ti en el judaísmo. [...] hubiera sido imaginable que ambos nos encontrásemos en el judaísmo, o que, más aún, de él saliésemos de acuerdo. ¡Pero qué judaísmo era ese que recibía de ti!1KAFKA, Carta al Padre
Pocos filósofos han trabajado el tema del pensamiento judío contemporáneo como lo ha hecho Reyes Mate; no sería exagerado el afirmar que nos encontramos con uno de los principales especialistas en la materia a nivel internacional. No siendo judío, sus motivacio-
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nes no parecen transitar de forma directa por el aspecto identitario; como católico y español, lo judío aparece estableciendo un diálogo con el pasado tanto en el ámbito religioso como en el nacional. La biografía del autor nos conduce a otra fuente de inspiración: durante su formación como teólogo, bajo la conducción de Johannes Baptist Metz en Alemania,2se encontró con las reflexiones en torno al Holocausto judío perpetrado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
De lo anterior se desprende que el interés del autor por el judaísmo nos conduce al Catolicismo, a lo español y, por último, a lo europeo; tres aspectos de su identidad que, a su juicio, no pueden comprenderse si no es a partir de su relación con esa tradición. En el caso del cristianismo en general, y de su expresión católica en particular, Mate sostiene que hace falta una recuperación de sus fuentes judías y el reconocimiento de sus manifestaciones antijudías. Con respecto a España, el autor considera como injusticias tanto la expulsión de los judíos en 1492 como las prácticas antisemitas del régimen franquista. En uno de sus trabajos comenta:
Tomemos el caso de España. Hasta la formación del Estado moderno, España era un país de las tres culturas (judíos, moros y cristianos). El Estado moderno es el triunfo de la «casta» cristiana sobre las otras dos: ¿acaso no forman parte de la identidad española?, ¿deberán excluirse de una futura y nueva identidad europea3En cuanto a la Shoah, lo que sostiene es que el asesinato de los judíos debe entenderse como un crimen contra la humanidad del que no sólo son responsables los nazis, lo son también todos aquellos europeos que de alguna u otra manera permitieron, por acción u omisión, que esto sucediera; además, sostiene: «Auschwitz es la prueba final del lado oculto de barbarie que ha acompañado nuestra historia de cultura [...]». Y unas líneas más adelante agrega: «Se decreta el exterminio de un pueblo que no quería tener un Estado propio, sino vivir pacíficamente entre los demás pueblos. Europa no se lo permitió. No hay nación europea que se libre en su historia de un capítulo de persecución y expulsión del pueblo judío». A partir de esta reflexión aborda el tema de la relación de los europeos con el Sionismo y comenta: «Auschwitz es la estación final de un proceso y el Estado de Israel la solución extrema al derecho de un pueblo a existir. El Estado de Israel es un problema europeo».4La Filosofía después del Holocausto es el nombre que Reyes Mate ha elegido para su propuesta filosófica en la que coloca Auschwitz como expresión límite del odio antijudío y que demanda una revisión de la relación del cristianismo europeo con respecto a esta tradición. La reflexión que plantea el filósofo español busca hacer justicia mediante la memoria, propone recoger los testimonios de aquellos que a lo largo de la historia han sido víctimas de la discriminación, la persecución y el exterminio. Esta exigencia se funda en una postura ética y política donde el tema de la reparación es central, pero también tiene un aspecto epistemológico muy importante: la valoración del pensamiento judío como un instrumento que ayude a reposicionar la filosofía poniéndola al servicio del hombre y no como cómplice de la barbarie.
La propuesta epistemológica se construye con el argumento de buscar un pensamiento universal, a partir de las aportaciones de los judíos, que supere el eurocentrismo. Mate sostiene que para ellos el proyecto filosófico Europeo cristiano, que se ofrecía como universal, era más bien excluyente y dejaba afuera otras experiencias colectivas como la de los judíos. Según su interpretación, los pensadores judíos elaboran una filosofía que los incluya sin tener que dejar de ser judíos, para lo cual la filosofía europea requería de un cambió profun-
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do. Así explica Mate: «Para el pensador judío, sin embargo, ese particularismo no es un fallo accidental sino un defecto de origen. El camino que va desde Jonia hasta Jena es un verdadero sendero de arena pero no el camino real: no conduce a la universalidad. Ahí se planta el judío. Él reivindica una universalidad universal porque le va la vida en ello».5Al referirse a la filosofía europea como un sendero que va de Jonia a Jena, Mate recoge una expresión de Franz Rosenzweig, filósofo alemán de origen judío que, desde una condición de asimilación,6decide convertirse al cristianismo y, sin embargo, en el último momento, renuncia a esta opción y opta por el estudio del judaísmo para vivir de acuerdo a sus preceptos. En la propuesta filosófica de este pensador existe un cuestionamiento a la filosofía europea, a la que denomina «idealista» y considera que a su juicio va desde los presocráticos hasta Hegel.7Lo que sostiene Mate es que el desarrollo del pensamiento judío en la Europa cristiana debe comprenderse como una aproximación crítica que propone reformular los contenidos excluyentes de la racionalidad occidental, la cual surge de una condición de marginación. De acuerdo a esta visión, las reflexiones que se construyen en el «margen», y que buscan abrir el «cerco» epistemológico, abrevan de la tradición hebrea; en otras palabras, lo que el filósofo español sostiene es que los ingredientes que pueden salvar a Occidente de sí mismo se encuentran en la tradición judía y que las condiciones históricas en la Europa postilustrada orillan a los judíos a la búsqueda del antídoto en sus fuentes.
Lo que podemos concluir de esta propuesta es que para Reyes Mate la reestructuración del pensamiento occidental, que permita superar sus dinámicas excluyentes y transitar a una auténtica universalidad incluyente, debe alimentarse de las enseñanzas judías que el cristianismo ha olvidado. Su preocupación por este colectivo tiene entonces un doble sentido: por un lado, una genuina preocupación por su condición y una exigencia de memoria y justicia con respecto a los crímenes cometidos contra ellos, en especial con referencia a la Shoah; por el otro, existe un interés en salvar a Europa y al cristianismo a partir de las aportaciones de esa tradición.
De alguna manera se podría decir que para la Filosofía después del Holocausto la recuperación del judaísmo se convierte en un imperativo moral y epistemológico; lo primero -el moral- dado el reconocimiento que se hace del proyecto de exterminio que nace en los orígenes de la Europa cristiana, se va encubando a lo largo de la Edad Media y que se manifiesta en forma virulenta a partir de la modernidad desembocando en Auschwitz. Para Reyes Mate es una obligación de todo europeo cristiano hacer justicia y, mediante el ejercicio de la memoria, reconocer los crímenes contra este colectivo. El imperativo epistemológico, por su parte, tiene que ver más bien con la preocupación por salvar el proyecto europeo y cristiano de sí mismo; lo cual está relacionado, según el autor, con la recuperación de los aspectos judíos que, sin dejar de ser parte de su estructura, se han olvidado e incluso rechazado.
Con respecto a lo primero, es decir, a la demanda de hacer justicia mediante la memo-ria, nos parece una propuesta que reviste una actitud encomiable, digna de admiración y respeto; y más aún en estos días, en los que las expresiones xenófobas resurgen en todo el Viejo Continente y donde lo menos popular es exigir el respeto a los derechos de inmigrantes que llegan por miles a Europa huyendo de la miseria. Este aspecto de la propuesta del filósofo español debe reconocerse, felicitarse y servir de ejemplo para todos los que nos dedicamos a la filosofía.
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Lo relativo al planteamiento epistemológico debe, a nuestro juicio, revisarse en algunas de sus premisas. Comencemos por determinar a quiénes se refiere Reyes Mate cuando habla de «pensadores judíos». En su estudio nos encontramos con nombres como: Moses Mendelssohn [1729-1786], Hermann Cohen [1842-1918], Franz Kafka [1883-1924], Franz Rosenzweig [1886-1929], Walter Benjamin[1892-1940], Max Horkheimer [1895-1973], Theodor W. Adorno [1903-1969], Hannah Arendt [1906-1975], Emmanuel Lévinas [1906-1995], Jean Amery [1912-1978], Primo Levi [1919-1987], Elie Wiesel, [1928], Jacques Derrida [1930-2004], por citar algunos de los más importantes.
De esta larga lista, que aunque incompleta es representativa, podemos deducir algunos elementos: la gran mayoría de ellos no eran observantes, ni sionistas, y vivieron apartados de la vida comunitaria; los más religiosos -como Mendelssohn, Cohen, Rosenzweig o Lévinas- no son pensadores reconocidos por las corrientes centrales de la ortodoxia; con respecto al nacionalismo judío, podemos afirmar que ninguno de ellos emigró a Israel; y con respecto a la pertenencia comunitaria, la mayoría sostuvo cierta distancia y, en el caso de algunos, incluso mantuvieron una postura crítica.
Para analizar con mayor detalle esta situación tomaremos el ejemplo del pensador en el que Reyes Mate centra la mayoría de sus análisis, Walter Benjamin, y de quien toma, reproduce y actualiza, la propuesta de hacer de la memoria uno de los aspectos centrales de la filosofía que, al cepillar la historia a contrapelo,8 convierte el sufrimiento de las víctimas en demanda de justicia. La Filosofía después del Holocausto se alimenta de las aportaciones de este pensador judío alemán y de su influencia en otros, como Adorno y Horkheimer. Dos de las principales obras del filósofo español recogen el tema de la memoria desde sus títulos,9y en sus páginas la recuperación...
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