Retos del empleo de las personas con problemas de salud mental: atención temprana, plan individualizado y centros de empleo inclusivos

AutorCarlos de Fuentes García-Romero de Tejada
Páginas433-456

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Ver Nota1

Sólo cabe progresar cuando se piensa engrande y solo es posible avanzar cuando se mira lejos

(José Ortega y Gasset)

"En un futuro me gustaría seguir trabajando, compatibilizar esta faceta con estudio y mantener el apoyo de jefes y compañeros"

(Trabajador del Centro Especial de Empleo Manantial Integra Documenta)

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1. Introducción: las cifras sobre el empleo del colectivo urgen a la toma de medidas

A pesar de no existir estadísticas fiables sobre empleo del colectivo de personas con problemas de salud mental -sobre todo si éste es grave-, parece que existe consenso en afirmar que es sin lugar a dudas uno de los grupos sociales a los que más le cuesta encontrar un empleo y, sobre todo, mantenerlo2. En efecto, según todos los estudios su tasa de desempleo está por encima del 80% en distintas sociedades de nuestro entorno López Alvárez, Laviana Cuetos & González Álvarez, 2010, p.515), e incluso en algunos estudios se indica que puede llegar al 90% o más (Alcover de la Hera & Pérez Torres, 2011, pp. 206-223). Y, más aún, sólo el 5% de las personas afectadas por este tipo de dolencias logra tener un empleo estable (Comunidad de Madrid y Obra Social La Caixa). Asimismo, se ha confirmado que la reciente etapa económica depresiva ha provocado en la Unión Europea que aumente la brecha de las tasas de desempleo entre individuos con y sin problemas de salud mental,

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especialmente en los varones y en las personas con menor nivel educativo (Evans-Lacho, 2013, pp. 1-7).

Si cogemos las estadísticas de las personas que tienen certificado de discapacidad, que no engloban a todo el colectivo, los datos a fecha de 2015 son los siguientes (Instituto Nacional de Estadística, 2016 y Observatorio sobre discapacidad y mercado de trabajo en España. Informe 2,2017):

Hay 1.774.800 personas con discapacidad en edad activa (16-64 años). De ellas el 15,7% (278.900 personas) tiene una discapacidad mental. La tasa de prevalencia de cualquier tipo de discapacidad es de un 5,9% en las personas en edad activa. Por su parte, la tasa de prevalencia de tener discapacidad mental es casi del 1%. La discapacidad mental representa el segundo colectivo por detrás de las discapacidades físicas (que recoge más del 64% de todas las personas con discapacidad), siendo 5,5 puntos porcentuales por encima de la discapacidad intelectual.

La Tasa de Actividad (30,4%) es la menor junto con las personas con discapacidad intelectual (28,1%). En esta ocasión la discapacidad mental mejora los datos de la intelectual en 2,3% mientras que, en el informe anterior, fechado en 2014, era esta última quien superaba a la discapacidad por problemas de salud mental. La Tasa de Actividad del colectivo protagonista de nuestro estudio es un 48,3% inferior a la de las personas sin discapacidad de ahí que se pueda concluir que este tipo de discapacidad es al que le cuesta más entrar en el mundo empresarial pues parece que existe dentro de los responsables de selección y contratación de las empresas una jerarquía dentro délas diversas tipologías de discapacidad, siendo las de tipo físico y sensorial las mejor valoradas y las psiquiátricas y emocionales las que menos (Alcover de la Hera & Pérez Torres, 2011, pp. 212-213).

La Tasa de Paro se sitúa en el 47,7% del colectivo, 3 puntos superior a la del colectivo con discapacidad intelectual. Por tanto, casi la mitad de las personas con problemas de salud mental que quieren trabajar, no pueden hacerlo, siendo este dato 16,7 puntos porcentuales superior al colectivo general de personas con discapacidad y un 25,8% mayor que la tasa de paro de las personas sin discapacidad.

En fin, en relación a la Tasa de Empleo, los datos demuestran que sólo 15,9% de las personas con discapacidad mental en edad activa logran trabajar siendo este dato 7,5% menor al colectivo general de personas con discapacidad y un 45% inferior si se compara con la población sin discapacidad.

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Por todo ello, tener casi un 50% menos de tasa de actividad, una tasa de paro de casi el 50% y no llegar al 16% de tasa de empleo y el incremento de datos negativos en épocas de dificultades económicas son datos que demuestran la necesidad de tomar medidas específicas para este colectivo que representa el 1% de la población activa española. Estos datos son referidos exclusivamente a las personas con discapacidad mental y por ello, a ellos habría que sumar las personas con problemas de salud mental que no tienen reconocido el certificado de discapacidad. Urge tener datos específicos sobre el conjunto del colectivo relacionados con empleo y formación para la puesta en marcha de políticas activas y pasivas de empleo específicas.

Como indica Salud Mental España, "mientras que un problema de salud mental no tiene por qué ser un impedimento para obtener un empleo, la baja inserción laboral de las personas con problemas de salud mental es una de las principales barreras para su integración social y recuperación, fruto en gran medida de los prejuicios de muchos empresarios y administraciones públicas" (Confederación Salud Mental España, 2017, p. 54).

2. Una primera respuesta: la rehabilitación laboral y los centros especiales de empleo
2.1. La Rehabilitación Laboral

Para atender las necesidades de inclusión laboral del colectivo de personas con problemas de salud mental desde finales de los años 80 del siglo pasado en nuestro país se pusieron en marcha, de una manera muy poco homogénea territorialmente hablando, diferentes recursos de atención social. En algunas Comunidades Autónomas se abrieron centros de rehabilitación vocacional, con diferentes formas de actuación y equipo de profesionales, basados en programas específicos para facilitar el acceso al empleo (orientación, entrenamiento en búsqueda de empleo, recuperación de hábitos de empleo, formación profesional y empleos de transición) (Pastor, Blanco & Navarro, 2010, pp. 517-522; Valmorisco Pizarra, 2015, pp.78 -79). Este tipo de dispositivos pueden tener su base legal en el artículo 27.1.k) de la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU de 2006 que indica: "Promover programas de rehabilitación vocacional y profesional, mantenimiento del empleo y reincorporación al trabajo dirigidos a personas con discapacidad"3.

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En la Comunidad de Madrid tales centros se denominan Centros de Rehabilitación Laboral (en adelante, CRL). Por su vocación de continuidad y sus buenos resultados podemos entender que son un referente para todo el país. Por ello, nos vamos a centrar en ellos para conocer sus logros en la inclusión laboral del colectivo.

Los CRL son dispositivos que se enmarcan dentro de la Red Pública de Atención Social a Personas con Enfermedad Mental dependiente de la Consejería de Políticas Sociales y Familia4. Esta Red tiene como misión ofrecer en régimen de atención bien diurna o bien residencial distintos programas y actividades para atender las diferentes necesidades de estas personas, apoyando la mejora de su autonomía y de su calidad de vida, potenciando su inclusión social y ofreciendo apoyo a las familias. Contaba en enero de 2017 con un total de 6.214 plazas repartidas en 204 centros de atención social, dotado económicamente con un presupuesto de 63,7 millones de euros, en la que trabajan 1.300 profesionales aproximadamente y en la que fueron atenidos en 2016 un total de 8.293 personas con problemas de salud mental (un 1,46% más que en el año anterior, el 62% varones y un 38% mujeres)5.

Esta Red tiene como características organizativas las siguientes:

  1. Coordinación y complementariedad con la red sanitaria de Salud Mental. La única puerta de acceso a la red de atención social es mediante la propuesta y derivación desde los Servicios de Salud Mental de cada zona.

  2. Gestión descentralizada y territorializada. Coordinación, acceso y listas de espera organizadas en cada zona desde la coordinación técnica con los Servicios de Salud Mental.

  3. Gestión desburocratizada. La atención en cada recurso de atención social se articula sobre las necesidades psicosociales y sociales y no sobre requisitos administrativos. No se exige como requisito de acceso tener Certificado de Discapacidad ni reconocimiento del grado de Dependencia.

  4. Atención Gratuita. No se exige Copago.

Pasando al detalle de los CRL, son un recurso específico que ofrece de un modo individualizado programas de recuperación laboral dirigidos a pre-

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parar y apoyar la inclusión en el empleo sobre todo en empresas ordinarias. Como indica el Decreto 122/1997, de 2 de Octubre de 1997 de la Comunidad de Madrid que regula el Régimen Jurídico Básico del Servicio Público de Atención Social, Rehabilitación Psicosocial y Soporte Comunitario de Personas afectadas de enfermedades mentales graves y crónicas, los CRL "constituyen el recurso social específico, (dependientes del Programa de Atención social a Personas con enfermedad mental crónica), cuya misión fundamental es favorecer la rehabilitación vocacional-laboral de las personas con trastornos psiquiátricos crónicos que se encuentran viviendo en la comunidad, de modo que propicie su integración laboral normalizada fundamentalmente en la empresa ordinaria o también en fórmulas de empleo protegido (Centros especiales de empleo) o sistemas de auto-empleo".

El primer CRL se creó en 1991 y a finales de diciembre de 1998 se puso en marcha...

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