Análisis de las respuestas normativas e institucionales en Marruecos, ante las demandas de mayor democratización

AutorRaquel Ojeda García
CargoProfesora Titular de Universidad del Área de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Jaén.
Páginas99-117

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I Introducción

La capacidad de respuesta a las reivindicaciones de cambio y de mayor democratización por parte del "Movimiento 20 de febrero", se inscribe en las nuevas promesas de reforma constitucional. Sin embargo, desde Palacio se ha intentado capitalizar el movimiento de reforma como algo propio y no como una imposición de los manifestantes aupados por la ola de revueltas en los países árabes. Por un lado existe la propuesta de reforma del proceso de regionalización realizado por la comisión consultiva para la regionalización avanzada. Por otro lado, a pesar de no ser multitudinarias, ni haber tenido la repercusión mediática de otros países árabes, existe una presión por parte del Movimiento 20 de febrero para que se lleven a cabo una serie de cambios orientados hacia la justicia social, la instauración del Estado de Derecho y la mejora del sistema democrático.

Tras las primeras manifestaciones a lo largo y ancho de todo el país a partir del 20 de febrero de 2011 no se produce una respuesta por parte de Mohamed VI hasta el 9 de marzo, en el que en un discurso declara su pretensión e impulso de una reforma constitucional para mejorar el proceso democratizador y emprender la profundización del proceso de regionalización. De esta manera, se deja claro la intencionalidad del Monarca de colocarse de nuevo como el líder de las reformas y avances del régimen y no aparecer como un actor político más, bajo la presión de las reivindicaciones populares.

Las elecciones comunales de 2009 en Marruecos representan la última convocatoria electoral previa a la prometida reforma constitucional. En ellas se pusieron de manifiesto nuevas dinámicas pero también se pudieron observar viejas inercias del régimen. Antes de la celebración de las elecciones se llevó a cabo una modificación del Código Electoral así como de la Carta Comunal que tuvo sus consecuencias tanto en el desarrollo del proceso como en los resultados. También se produjo la aparición de un nuevo partido un año antes de las elecciones (12 de junio de 2009), que consiguió constituirse, como el gran vencedor. Las inercias se manifiestan, a pesar de las diferentes reformas y de la transparencia y limpieza de las elecciones comunales, en el control por parte de una elite muy restringida en cuyo centro emerge la Monarquía, de los resortes del poder. De esta forma, el control político sobre la formación de los gobiernos locales y la formulación y ejecución de sus políticas no corresponde a una traducción más o menos fiel a la voluntad popular, sino a unas alianzas y a unos pactos trabados de hace tiempo entre los partidos políticos en liza junto con la Monarquía. De nuevo, las reformas constitucionales e institucionales ofrecen

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la posibilidad no sólo de analizar sino de llevar a cabo el cambio como un nuevo reto al régimen político marroquí.

Para el análisis de las promesas de la reforma constitucional y los consecuentes cambios institucionales, abordaremos las principales reivindicaciones del Movimiento 20 de febrero, así como las líneas generales puestas de manifiesto por Mohamed VI en su discurso de 9 de marzo de 2011. En este artículo pretendemos comprobar que un proceso de reforma constitucional no puede desembocar en una democratización real del régimen si parte de mecanismos no democráticos. En el país no se ha creado una Asamblea constituyente sino que el Monarca ha nombrado una comisión de expertos para que elabore el proyecto. Los partidos políticos se han convertido en unos convidados de piedra de este proceso en donde, además de ser alejados de la confección del proyecto tampoco se han atrevido a cuestionar las competencias ejecutivas del Rey ni su carácter religioso y sagrado. Por último, el análisis de las elecciones comunales de 2009, tanto los antecedentes, el proceso como los resultados de las mismas, nos permitirá demostrar la importancia de los cambios normativos e institucionales en la generación de una cultura política democrática pero también en el mantenimiento de un sistema semiautoritario como es el régimen político de Marruecos. Por tanto, las nuevas propuestas de cambio se pueden entroncar en la tradición política marroquí en la que se ha producido un proceso de liberalización política pero al mismo tiempo, transcurre de forma paralela unas estructuras de poder que liman las bases y los principios del Estado de derecho y un sistema democrático.

II Propuestas de cambio ante las reivindicaciones del movimiento 20 de febrero

En el contexto actual se han detonado dos polos del sistema, por un lado, actores políticos no institucionalizados y, por otro, Palacio. Las manifestaciones de la calle reclamando más justicia social y democracia han sido canalizadas por el Movimiento 20 de febrero que aglutina unas noventa asociaciones de carácter político, social y cultural. Desde Palacio, se ha movido ficha a través de la proclamación de un discurso realizado por el Rey el 9 de marzo de 2011 que pretende convertirse en el impulsor del cambio, adelantarse a las reivindicaciones, gracias a la propuesta de una reforma constitucional que suponga una mayor democratización y la instauración de una más profunda regionalización.

1. Las reivindicaciones del Movimiento 20 de febrero

Por el momento, conocemos de forma vaga tanto las reivindicaciones del Movimiento 20 de febrero como las grandes líneas lanzadas en el discurso de Mohamed VI el 9 de marzo de 2011. Por parte de los manifestantes, se trata de exigir una mayor justicia social,

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es decir todos aquellos aspectos relacionados con la educación, el empleo, la sanidad, las prestaciones sociales; la lucha contra la corrupción como uno de los grandes frenos a la democratización y al desarrollo económico y social del país; la liberación de presos políticos (especialmente, desde que se sumaron a estas manifestaciones grupos islamistas como la "salafiya"1; y la instauración de unas instituciones democráticas y representativas.

Las reivindicaciones populares no se han quedado sólo en la petición de reformas institucionales también han condenado a personas o actores políticos. En ningún caso, el Rey ha aparecido como objeto de las protestas.

El Partido de la Autenticidad y Modernidad se enfrenta en la actualidad al cuestionamiento por parte del Movimiento 20 de febrero de su líder, Fuad Alí Al-Himma y de Mounir Mayidi, uno de los personajes políticos menos populares, y muy próximo a Palacio2.

La figura de Al-Himma aparece como el chivo expiatorio ya que en las manifestaciones no se ha atacado ni a Mohamed VI ni a la Monarquía como Institución sino que se ha optado por estas dos figuras claves del entorno del Rey como las responsables del fracaso del sistema, la corrupción y la situación económica de crisis. De hecho, a mediados de mayo de 2011 Al-Himma presentó su dimisión (no aceptada finalmente) de los puestos que detentaba dentro de la estructura del PAM (la comisión de seguimiento de las elecciones y el buró del mismo). Fue una primera puesta en escena de su intención de retirarse de las primeras líneas de la vida política de su partido y mostrar cierta actitud de escucha hacia las protestas del Movimiento 20 de febrero.

Ante la posibilidad de la caída de Al-Himma y sus consecuencias podemos barajar dos hipótesis. La primera puede recordar a la figura bíblica del pastor. Herido el pastor el rebaño se dispersa. Es decir, si se descabeza al partido en donde se ha ejercido un liderazgo muy fuerte y los éxitos se deben a la persona de Al-Himma y a su proximidad con Mohamed VI, existe la probabilidad de que el partido pierda envite y no ejerza la doble misión encomendada desde su creación.

Por otro lado, la hipótesis más plausible, consiste en analizar el fin político de Al-Himma ante el PAM como una alta posibilidad sin riesgos para un partido creado bajo el impulso de Palacio con una finalidad muy clara. Al igual que otros partidos "administrativos", creados hace años, como el Movimiento Popular, la Unión Constitucional o el Reagrupamiento Nacional de Independientes que han sufrido a los largo de los años escisiones, confiictos internos o la pérdida de sus líderes, y sin embargo, se mantienen en el tablero político ejerciendo un papel muy claro. El caso del RNI es revelador, siendo uno de los partidos que se

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mantiene como la segunda fuerza política más votada en las elecciones comunales de 2003 y la tercera en 2009 y que está presente también en el gobierno nacional. Es decir, el PAM puede ejercer el papel de partido de centro, aglutinador de distintas orientaciones políticas del electorado y garante del mantenimiento del status quo, a pesar de una "retirada" táctica de su líder, porque es un partido creado desde Palacio.

2. Las líneas maestras del discurso del Rey

El Rey ha retomado las reivindicaciones populares pero las ha presentado como si de una iniciativa suya se tratara. Ya se han desatado algunas alarmas entre los más críticos. En general, el discurso del Rey ha generado un amplio sentimiento entre la opinión pública de apoyo al mismo, así como por parte de la sociedad internacional. Los puntos que se dice necesitan ser mejorados son: la separación de...

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