Las respuestas a la crisis socioambiental

AutorJesús Granados Sánchez
Cargo del AutorLicenciado en Geografía por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Páginas97-146

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Quien no forma parte de la solución, forma parte del problema.

1. La respuesta de las instituciones internacionales a la crisis socioambiental

Como hemos visto, el medio ambiente tiene un carácter sistémico. Esto quiere decir que los problemas socioambientales no conocen fronteras y para solucionarlos son necesarias estrategias y acciones internacionales, es decir, requieren la participación de todos los países del mundo así como de todos los miembros de la sociedad. Esto ha motivado, en las últimas décadas, que los diferentes estados del mundo se reúnan en foros internacionales para firmar acuerdos, convenios y tratados que se comprometen a respetar y cumplir con la finalidad de solucionar los problemas globales.

Las preocupaciones acerca del equilibro entre la sociedad y el medio ambiente aumentaron y alcanzaron dimensiones internacionales por primera vez en la década de 1950 a raíz de una serie de catástrofes. La aparición de publicaciones como La Primavera Silenciosa de Rachel Carson (1962) motivaron aún más a los países y a la comunidad mundial a entrar en acción.

La década de 1970 se puede considerar como uno de los períodos históricos de mayor impulso en la defensa del medio ambiente. Aunque el Informe Founex de 197146 ya identificó al desarrollo y al medio ambiente como dos caras de la misma moneda, en la década de los setenta la atención se centró básicamente en el ambiente biofísico. Los principales asuntos tratados fueron la fauna y la flora silvestres, laPage 98conservación de los suelos, la contaminación del agua, la degradación de la tierra y la desertificación.

Si bien en los setenta ya nadie dudaba que la sociedad era la responsable de la degradación del medio ambiente, no todos compartían cuál era el origen de las causas: mientras unos responsabilizaban al crecimiento económico, otros culpaban al crecimiento demográfico. Este debate se recogió en el trabajo del Club de Roma que se publicó el 1972 con el nombre de Los límites del crecimiento47. Este estudio del Club de Roma sobre el modelo del futuro mundial (hecho a partir del análisis de cinco variables: tecnología, población, nutrición, recursos naturales y medio ambiente) llegó a la conclusión de que el desarrollo podría estar condicionado por la limitación de los recursos de la Tierra y, si las tendencias continuaban, el mundo se colapsaría para el año 2000. Ante esta situación, sugirieron que la única solución posible era que tanto el crecimiento demográfico como el crecimiento económico se detuviesen.

La primera conferencia internacional que convirtió al medio ambiente en un tema relevante de la política mundial fue la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de Estocolmo de 1972. Suecia fue quien propuso la necesidad de esta conferencia como consecuencia de los daños que la lluvia ácida había causado sobre sus lagos. La importancia de esta conferencia radica en que logró reunir a un gran número de países, tanto desarrollados como en desarrollo, e hizo que la preocupación por el medio ambiente no se considerase como un lujo de los países de Occidente. Además, los representantes de los diferentes países que allí se dieron cita crearon un clima de entendimiento tan bueno que las posturas divergentes se acercaron y los acuerdos fueron posibles. Esta predisposición de establecer puentes para el diálogo es lo que hoy se conoce como el espíritu de compromiso de Estocolomo. La única nota discordante fue la ausencia de la entonces Unión Soviética y de muchos países aliados suyos. Pero es que no debemos olvidar que el contexto político mundial de los setenta seguía caracterizado por las tensiones de la Guerra Fría.

Los resultados de la Conferencia de Estocolmo se concretaron en:

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- La Declaración de Estocolmo sobre el Medio Humano (que incluía 26 principios y que serviría como cuerpo de una primera “legislación internacional” sobre el medio ambiente). Esta declaración se articuló a partir del derecho de las personas a vivir en un medio ambiente digno.

- Un plan de acción con 109 recomendaciones en materia medioambiental

- Definición de unas metas específicas: una moratoria de diez años a la caza comercial de ballenas y la prohibición de descargas deliberadas de petróleo en el mar a partir de 1975. En la década de los setenta, y como consecuencia de Estocolmo, unos 50 gobiernos reconocieron el medio ambiente como un derecho fundamental de sus ciudadanos y así lo manifestaron en sus constituciones. A su vez, la conferencia estimuló la aparición de los primeros ministerios y las primeras legislaciones nacionales en materia de medio ambiente.

En Estocolmo también se sugirió a la ONU que crease un secretariado en su seno que tratase las cuestiones del medio ambiente. Siguiendo esta recomendación, el mismo año se fundó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Al PNUMA se le otorgó la misión de coordinar programas ambientales de la ONU, de ayudar a la cooperación internacional en materia de medio ambiente (y en especial entre la comunidad científica) y de promover capacitación a pueblos y naciones. La ONU también asumió, a través de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), la administración de la Convención para la protección del patrimonio mundial cultural y natural (Heritage).

En 1974 el PNUMA y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) organizaron un simpósium en Cocoyoc, México. La Declaración de Cocoyoc introdujo la idea de que el deterioro ambiental estaba relacionado con la desigualdad económica y social. Por una parte aparecía el impacto de la pobreza debilitadora de la inmensa mayoría de la población del planeta, y por otra la expoliación de los recursos por parte de una minoritaria población rica que consumía desmesuradamente.

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En 1975 entró en vigor la Convención CITES, el objetivo de la cual era el control y la prohibición del comercio internacional de especies amenazadas.

El último acontecimiento de la década de los setenta fue la primera Conferencia Mundial sobre el Clima, que tuvo lugar en Ginebra en febrero de 1979. La conclusión de esta conferencia fue que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) provocadas por las actividades humanas podían afectar al clima. Se decidió entonces establecer el Programa Mundial sobre el Clima (PMC) como marco de referencia para la cooperación internacional en la investigación de las cuestiones climáticas más importantes.

En la década de los ochenta el interés por el medio ambiente hizo que se constituyesen y se fortaleciesen muchas organizaciones no gubernamentales (ONG), tanto a nivel internacional como local, y en Europa aparecerían muchos partidos políticos denominados “verdes”. También aumentó el interés académico por el medio ambiente y sus problemáticas asociadas, y como consecuencia aparecieron un gran número de disciplinas como la economía ambiental, la ingeniería ambiental, etc. A nivel internacional continuaron produciéndose iniciativas de trabajo y debate. Quizás las esperanzas depositadas en los ochenta no se vieron del todo satisfechas por muchos ecologistas que la llamaron la década perdida.

En 1980 la UICN48 lanzó la Estrategia Mundial para la Conservación (WCS). Esta estrategia se considera como uno de los documentos primordiales que ayudaron a redefinir el estado de la cuestión del medio ambiente a escala internacional. La UICN planteaba ya aquí la necesidad de vivir de una manera sostenible, y que el objetivo del desarrollo sostenible es mejorar la calidad de vida de los seres humanos, haciendo que vivan dentro de la capacidad de carga de los ecosistemas que son el soporte de la vida. Esto reconocía que para solucionar los problemas relacionados con nuestro entorno era necesario integrar los objetivos de desarrollo y medio ambiente. Además, insistía en que una vida sostenible requiere adoptar una ética distinta y que las personas revisen sus valores para cambiar su comportamiento actual respecto al medio ambiente.

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En 1982, conforme cobraba mayor relevancia la interdependencia entre el medio ambiente y el desarrollo, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció la Carta Mundial de la Naturaleza (UNGASS) y La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS). El objetivo de ello era reconocer el valor intrínseco de las especies y los ecosistemas, en un momento en que, por primera vez, se conocía que la extinción de las especies amenazaba la diversidad biológica como componente esencial de los ecosistemas de la Tierra. Además, la intención de la ONU era constatar que los ecosistemas tanto terrestres como marinos, deben ser gestionados de tal manera en que no se pongan en peligro la integridad de las especies y de los propios...

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