La respuesta social al fenómeno de la inmigración

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En europa

La respuesta social sobre la inmigración ilegal ha tenido características similares en Europa, sobre todo últimamente en que países como Holanda o Francia, que secularmente llevaron a la práctica políticas integradoras, han pasado a endurecer sus legislaciones.

La población europea sitúa la inmigración ilegal dentro de sus primeras preocupaciones, algunos sectores de la sociedad señalan a los inmigrantes como responsables del desempleo, del incremento de la criminalidad, de poner en peligro el funcionamiento de los servicios públicos y el mismo estado de bienestar, de romper la cohesión social y diluir la identidad nacional. Según López Sala, A.M.37. "La inmigración irregular y los solicitantes de asilo no son sólo una pieza clave de la conformación de la política migratoria, sino que han sido profundamente estigmatizados en Europa desde la década de los años ochenta".

La puesta en marcha de mecanismos legales, tecnológicos y físicos para la regulación de los flujos responde, por un lado, a la preservación del estado de bienestar y, por otra parte, a una cuestión de imagen del propio Estado receptor de ser capaz de controlar sus fronteras. No cabe duda de que existe un consenso en el mundo occidental de la necesidad de controlar los flujos migratorios, de poner límite a la entrada en el territorio de inmigrantes. Pero también hay que decir que la presión sobre los gobiernos es muy fuerte por parte de los inmigrantes que reclaman el derecho de agrupamiento familiar y que se arbitren canales legales de entrada y, por las organizaciones en defensa de los derechos humanos, como expresión de la doctrina que desde hace medio siglo se ha desarrollado en el ámbito internacional de protección de los derechos de los inmigrantes y refugiados.

Pese a que hayan vulnerado las normas de entrada en el país o se encuentren irregularmente en él, la protección de sus derechos se extiende a todos.

De ahí que, en el caso de la inmigración en Canarias, el hecho de divisar los cayucos, no permite después obligar a las tan vulnerables embarcaciones a que tomen rumbo a las costas africanas, por el riesgo evidente de que no lleguen. Y, por supuesto, en caso de necesitar auxilio, las autoridades están obligadas a prestárselo y respetar el derecho inter-Page 132nacional. Así, pues, el control servirá solamente para que no entren en el territorio canario sin conocimiento de las autoridades y para operaciones de Salvamento Marítimo.

Las críticas más justificadas sobre las medidas de control de los inmigrantes irregulares se concretan en la detención e internamiento de los que atraviesan la frontera irregularmente en centros de acogida que, en la mayoría de las ocasiones, no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad y, por supuesto, en la evitación de la pérdida de vidas humanas en la travesía o el cruce fronterizo.

Como ya se ha señalado, las medidas de control de los flujos migratorios son muy similares en los diversos países receptores: blindaje de fronteras con tecnología punta, cooperación internacional, la exigencia de visados, la repatriación, los acuerdos bilaterales con países emisores, la ayuda económica a estos países, las patrullas conjuntas, etc.

Otro aspecto que se ha evidenciado es que el fenómeno de la inmigración ha pasado a ocupar uno de los primeros lugares de las prioridades de los países receptores.

Por parecernos las más completas de las que hasta ahora se han aprobado con el objeto de paliar los efectos de una inmigración irregular, luego nos concretaremos a analizar las medidas que se han tomado por el Gobierno de España y el Gobierno de Canarias, así como las propuestas de resolución aprobadas por el Parlamento de Canarias, a raíz de las oleadas de inmigrantes procedentes del continente africano por vía marítima, en el mes de mayo de 2006.

Las Naciones Unidas se han manifestado al respecto y en 2002, su secretario general señaló la inmigración como un hecho de acción prioritaria a escala global, llegándose a constituir una comisión ad hoc.

Siguiendo el estudio especial sobre la encuesta del Eurobarómetro 200038, la actitud de los europeos sobre los grupos minoritarios ha cambiado de manera contradictoria. Muchos ciudadanos europeos apoyan las políticas que faciliten la convivencia entre minorías y mayorías, pero, otra mayoría de europeos, manifiestan su preocupación en relación con las minorías.

La mayoría de los europeos son optimistas respecto al multiculturalismo y aumenta el número de los que creen que las minorías enriquecen la vida cultural y social, pero, a la vez, temen que amenacen la paz social y el bienestar.

Una amplia mayoría rechaza los programas de repatriación, pero en estos más de cinco años que han pasado desde esta encuesta, es previsible y muy probable que la opinión haya cambiado radicalmente.

Un europeo de cada cinco apoya la asimilación cultural de las minorías y en trece Estados miembros los tolerantes activos son más numerosos que los intolerantes, pero elPage 133 grupo predominante es el de los tolerantes pasivos. Otras de las conclusiones que facilita la encuesta es que la educación superior en los individuos se asocia con actitudes más positivas; si se tienen familiares pertenecientes a minorías, las actitudes son más positivas hacia ellas; y la experiencia del desempleo suele ir unida a actitudes más negativas.

La mayoría de los europeos considera que apoyar y fomentar las reformas en la más de una docena de los países incluidos dentro de la política de vecindad, tendrán consecuencias positivas en términos económicos y sociales. Opina que apoyar una estrecha colaboración con estos Estados permitirá reducir la inmigración ilegal que intenta entrar en territorio comunitario.

El 66% de los europeos ven positivamente las relaciones con los vecinos y creen que la cooperación puede ser beneficiosa para ambas partes, frente al 14% que consideran que son malas. Entre los ámbitos que más beneficios da, el 77% considera que es en la inmigración. En este asunto los alemanes (40%) y los austriacos (37%) no son tan optimistas, mientras que si lo son los finlandeses (76%). Las opiniones están muy distantes en cuanto a la percepción de quienes se consideran vecinos, por ejemplo, Marruecos, sólo el 32% de los europeos considera que es vecino, frente al 58% que considera que no lo es, pese a estar a unas millas de España por el sur de la Península y de Canarias. Lo que aun choca más es el que sólo el 44% de los españoles reconozcamos al país alauíta como vecino, sin embargo el porcentaje de franceses alcanza el 49% y el 45% en Holanda.

El Observatorio analiza la influencia de los factores sociodemográficos aproximándose a la media europea:

Austria

Las respuestas se sitúan en una posición intermedia en relación al resto de países, aunque algunas actitudes respecto a las minorías son algo más negativas. La tendencia a apoyar la repatriación de los inmigrantes irregulares ajenos a la Unión Europea disminuye. Una particularidad en Austria fue el hecho de que un importante porcentaje de personas no quiso contestar a estas preguntas.

Bélgica

Las respuestas en Bélgica son más negativas que la media europea. Sin embargo aumentan las respuestas a favor de las políticas dirigidas a mejorar las relaciones entre personas de razas, religiones y culturas distintas. Los votantes del Vlaams Block y del Front Nationale expresan actitudes más negativas que los de otros partidos.

Dinamarca

Es un país muy polarizado. No manifiesta casi ningún apoyo a la repatriación de los inmigrantes, pero si acusa temor de conflicto social y de pérdida de los niveles dePage 134 bienestar social que han alcanzado. Desde 1997, la mayoría de las posiciones con respecto a las minorías se han hecho más positivas.

Finlandia

Está por encima de la media europea respecto a las actitudes más positivas hacia los grupos minoritarios. Es el país más convencido de todos los Estados miembros de que la llegada de inmigrantes no es la causa del desempleo en su país. Crece el apoyo a las políticas de coexistencia.

Francia

En Francia las actitudes se sitúan en torno a la media europea. Pero son los más temerosos de la UE de que se creen conflictos sociales y de la pérdida de bienestar social. La mayoría está de acuerdo en que la diversidad en Francia en los aspectos de raza, religión y cultura incrementa la fortaleza del país. También se muestra una ligera disminución de las actitudes positivas hacia las minorías.

Es muy posible que después de los graves incidentes producidos en el otoño de 2005, fundamentalmente en París, y la política de endurecimiento respecto a la inmigración seguida por el Gobierno galo, las actitudes hayan cambiado.

Alemania

En Alemania, es donde se dan, de toda la UE, más respuestas favorables a la repatriación de los inmigrantes y el nivel de aceptación de los inmigrantes, en especial los que se quieren quedar a trabajar en la UE, es bajo. En cuanto al apoyo a las políticas para mejorar la coexistencia social con los grupos minoritarios, es similar a la de otros países europeos. También en Alemania muchos se abstuvieron de opinar sobre algunas preguntas.

Grecia

Las actitudes negativas sobre los grupos minoritarios están por encima de la media europea. Las respuestas dominantes son que no están muy dispuestos a aceptar refugiados y que temen que esta circunstancia incida en el paro. La intolerancia y las actitudes negativas habían aumentado en los tres años anteriores a la encuesta.

Irlanda

En Irlanda la mayoría de las actitudes ante los grupos minoritarios son similares a las actitudes de otros europeos. Sin embargo, consideran que las autoridades dan un trato preferente a estos grupos y crece en los...

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