La responsabilidad social empresarial: un caso de hegemonía y contrahegemonía

AutorRonen Shamir
Páginas86-108
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4.1. Introducción
Los académicos que estudian la economía política global comparten una pers-
pectiva intelectual general, con independencia de sus tendencias disciplinarias,
analíticas o ideológicas: para ellos, el gobierno empresarial global ya está aquí.
Las pruebas empíricas abundan. Las empresas multinacionales (EM) dominan la
economía global y representan dos tercios del comercio global de bienes y servi-
cios. De las 100 mayores economías del mundo, 51 son empresas. Las 200 empre-
sas más grandes generan el 27,5 % del producto interno bruto (PIB) mundial y
sus ingresos anuales combinados son mayores que los de los 182 Estados que
contienen el 80 % de la población mundial. Las ventas combinadas de las cuatro
empresas más grandes del mundo exceden el PIB de toda África (Chomsky 2002;
Davidsson 2002; Ellwood 2002). Las cifras económicas sólo nos cuentan parte de
la historia. Como resultado de su inmensa riqueza, las EM también han acumu-
lado un importante poder político y cultural. La globalización económica y la libe-
ralización del comercio les han dado poderes que igualan, y a menudo sobrepa-
san, a los de los Gobiernos nacionales. Tanto en los países ricos como en los
pobres, aunque no de la misma manera, las EM gozan a menudo de poderes de
decisión que les permiten configurar las políticas públicas, promocionar con fuer-
za medidas legislativas, impulsar o desalentar reformas sociales e influenciar la
acción gubernamental en áreas esenciales, entre las que se encuentran el empleo,
el medioambiente y los derechos civiles y sociales.
A medida que las empresas irrumpen como autoridades privadas globales y
que los Estados nacionales se someten a los ajustes estructurales, «regresamos a
la esfera independiente de la acción económica como el centro principal de poder
político» (Beck, Giddens y Lash 1994). De hecho, la globalización económica, en
general, y los poderes más extensos de las EM, en particular, han generado nue-
vos tipos de iniciativas políticas que se ocupan principalmente de los actores del
mercado y de su inadecuada responsabilidad social frente a las gigantescas po-
blaciones afectadas por sus prácticas de negocio. Se percibe crecientemente que
las EM soportan una carga demasiado leve a la hora de asegurar la justa distri-
bución de los bienes sociales y una responsabilidad demasiado pequeña en la so-
lución de la distribución social inequitativa de los perjuicios y riesgos. En los paí-
Capítulo IV
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un caso de hegemonía y contrahegemonía
Ronen Shamir
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ses pobres, las EM son consideradas cada vez más como las responsables directas
de hechos muy diversos: los desplazamientos masivos de poblaciones como con-
secuencia de los proyectos para el desarrollo, la explotación directa e indirecta de
la mano de obra barata, la cooperación con regímenes opresivos, el empobreci-
miento de los hábitats y recursos naturales, y la destrucción de culturas indíge-
nas. En los países más ricos del Norte, las prácticas empresariales, unidas a la
privatización correspondiente del Estado, se ven como responsables del desem-
pleo, a consecuencia de los «ajustes» industriales, la «macdonaldización» de las
condiciones de trabajo y la creación de una incertidumbre crónica sobre el em-
pleo. Más allá de las cuestiones laborales, se percibe que las empresas colonizan
y monopolizan la esfera pública, ahogan a las pequeñas empresas y transforman,
por lo general, a los ciudadanos en consumidores sumisos (Klein 1999). Incluso
es aún más importante, como discutiremos con mayor detalle a continuación, que
algunas de las luchas fundamentales por controlar el poder de las EM acercan las
preocupaciones del «Primer Mundo» a las del «Tercer Mundo».
En consecuencia, las EM han comenzado a padecer la presión de las protes-
tas populares, de los boicots de los consumidores, de las denuncias ante los tribu-
nales y de una multitud de campañas públicas de denuncia dirigidas contra sus
conductas desacertadas o su falta de respuesta adecuada frente a una diversidad
de males sociales. Al tiempo que aparecen las fuerzas del mercado transnacionales,
emergen redes transnacionales de movimientos de base popular, grupos laxamente
organizados de «hostigamiento a las empresas» y de «vigilancia empresarial», y una
gran cantidad de ONG que dirigen su atención y su mirada hacia las EM (DeWinter
2001). La dialéctica básica se puede resumir de la manera que sigue: cuanto más
se privatiza el dominio público, más se politiza el dominio de lo privado y se con-
vierte en objeto de preocupación pública. Santos articula esta dialéctica argumen-
tando que la globalización hegemónica neoliberal:
Al mismo tiempo que propaga el mismo sistema de dominación y exclusión en todo
el mundo, crea las condiciones para que las fuerzas, organizaciones y movimientos
contrahegemónicos ubicados en las regiones más variadas del globo visualicen inte-
reses comunes entre ellos y, más allá de las diferencias que los separan, converjan
en las luchas contrahegemónicas que representan sus proyectos sociales emancipa-
torios, distintos pero relacionados [Santos 2002: 446].
Santos, en desarrollo de esta dialéctica, descubre, analiza y teoriza sobre las
condiciones necesarias para la existencia de prácticas contrahegemónicas (véase el
capítulo de Santos y Rodríguez Garavito en este volumen). Sin embargo, al indagarse
sobre cuáles son las condiciones de posibilidad de los proyectos sociales
contrahegemónicos debe considerarse también cuáles han sido las respuestas ca-
pitalistas. En términos simples, los capitalistas y las entidades capitalistas no se
quedan quietos ante las amenazas y las acciones de oposición. Las empresas y sus
ejecutivos recurren constantemente a una multiplicidad de agentes (por ejemplo,
ONG, fundaciones de investigación, asociaciones de empresas, burócratas estata-
les, etc.) para mantener su supremacía práctica e ideológica (Sklair 1997). El capi-
talismo, escriben Boltanksi y Chiapello (1999), «ha confiado siempre en las críticas
al statu quo para que lo alerten de cualquier evolución extrema de sus manifestacio-
nes contemporáneas y así poder hallar los antídotos necesarios para neutralizar la
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