La representación con poder, de P. Avila Navarro.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas782-785

    Avila Navarro, P : La representación con poder (Estudio de Derecho notarial y registral), Editorial Civitas y Colegio Nacional de Registradores de la Propiedad, 1992.

He querido expresamente recensionar este libro o monografía porque desde que salvé el obstáculo de la oposición me he considerado como entendido en el tema. Pero a medida que el tiempo ha ido transcurriendo he comprobado dos cosas: que algunos de los que me han rodeado no tenían clara la idea de -por ejemplo- la proyección de la representación orgánica de las instituciones (cosa que me llenó de temblores y zozobras) y la otra, mi ignorancia respecto a dos problemas que me resultaban contradictorios con mis conocimientos: uno, el poder o mandato irrevocable, y otro, la prioridad que genera un contrato de compraventa hecho sobre la base de un poder verbal y presentado en el Libro Diario del Registro. Creo que tengo más ignorancias y el que se atreva a leer esta recensión va a descubrirlas

Por supuesto que no voy a contar aquí nada de mi -perplejidad- ante el desconocimiento de la representación orgánica, ni creo que me voy a aventurar en lo del poder irrevocable, pero sí pienso dedicar unos párrafos a ese tremendo tema del -poder verbal-, al que el autor le da una cierta solución que me ha servido de guía y orientación en un caso concreto.

Manifestando mi propósito y la razón de esta recensión -a la que podría añadir mi amistad con el autor-, voy a ver si doy una visión general de la obra para orientación de los posibles lectores Anticipo que Pedro Avila Navarro -a diferencia de su padre- es hombre con un gran sentido del humor y Page 782lo está demostrando en ese Boletín del Colegio Notarial de Granada, donde en breves pero sustanciosos artículos profundiza en la forma y el contenido de los instrumentos públicos. Le he animado a que eso forme una publicación especial, pero no sé si me hará caso. A mí ya la gente me hace poco caso. También me gustaría apuntar que Pedro Avila Navarro tiene una peculiar forma de exponer materias, pues contempla el lado dogmático de la cuestión y el caso práctico, o, lo que es lo mismo, el concepto y la práctica del Derecho, tratando, como dijo Esser, de salvar el foso que los separa echando tierra jurídica para unirlos.

Al acierto de la publicación se le unen los alicientes que Civitas pone en estos cuadernos -libros de bolsillo- con una cuidada impresión y un respeto a los esquemas expositivos del autor. Siete partes o capítulos constituyen la obra y no me atrevo adelantar temas, pues mi propósito es respetar el orden del autor. Sólo diré que al...

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