La reglamentación europea de las telecomunicaciones móviles UMTS

AutorMónica Ridruejo
CargoMiembro del Parlamento Europeo
Páginas235-252

¿CÓMO SON LAS COMUNICACIONES MÓVILES?

Cuando hoy en día se habla de las comunicaciones móviles, es posible que no se asuman los nuevos servicios que van a ser posibles. Con los UMTS no sólo se puede transmitir voz y datos en formato digital. También se pueden enviar imágenes y ficheros, realizar transacciones y pagar con moneda virtual a una velocidad 200 veces superior a la utilizada hasta la fecha con el GSM.

La implantación de la tecnología UMTS es básica para el desarrollo exitoso de la Sociedad de la Información en Europa y para el liderazgo del Viejo Continente en la economía global. El desarrollo del sistema UMTS supone que Europa aproveche su actual ventaja en telefonía móvil y acelere la convergencia con Internet. El UMTS es el ejemplo más absoluto de esta convergencia, pues ésta es intrínseca al sistema de tercera generación móvil que ofrece, mediante la combinación de las comunicaciones móviles por radio frecuencia y la capacidad de transmitir datos a muy alta velocidad, servicios de Internet mediante aplicaciones multimedia con acceso a imágenes, vídeo, sonido y voz.

Actualmente, la penetración de la telefonía móvil es del 63 % de la población con terminal móvil y de ellos, 235 millones abonados a servicios GSM 1 (2G). Según datos de la Comisión Europea, se estima que en el año 2010 el mercado de usuarios de UMTS para comunicaciones multimedia de alta calidad será aproximadamente de 2 billones en todo el mundo.

El Universal Mobile Telecommunications System (UMTS), es un nuevo estándar, o plataforma tecnológica, desarrollado en Europa bajo los auspicios de IMT-2000 (International Mobile Telecommunication), para las comunicaciones móviles de 3ª generación, con el fin de sustituir el sistema GSM, que hoy ya está saturado. El objetivo era una sustitución ordenada y coherente, basada en el desarrollo de una plataforma tecnológica común, en una armonización en la utilización del espectro radioeléctrico y en una nueva definición del entorno reglamentario en Europa. Algo que no parece haberse conseguido.

Era evidente que sólo los operadores con nuevas licencias UMTS sobrevivirían a medio plazo. Por lo tanto, todos los operadores del mercado han considerado necesario obtener estas licencias para asegurar su supervivencia, aceptando enfrentarse a la dificultad de obtener una licencia, mediante subasta o concurso, y afrontar nuevas y cuantiosas inversiones en la nueva tecnología, la red, las instalaciones, etc.

Lo que nadie imaginó es lo que ha ocurrido: que el alto precio pagado por obtener el acceso al espectro supusiera una carga de tal magnitud, que conllevara la crisis técnica, económica y estratégica del sector y arrastrara tras de sí a los mercados financieros y de valores, a las industrias proveedoras, etc. Y con ello, a las previsiones y buenas voluntades de muchos para el lanzamiento de la «Sociedad de la Información».

EL CONTEXTO EN EUROPA

El cambio que se está produciendo en la comunicaciones en general y las móviles en particular, y en los servicios que incluyen Internet, infunde respeto en el conjunto de la sociedad, incluidos entre otros gobernantes, empresarios y educadores, porque supone la necesidad de modificar hábitos y reglamentaciones en Europa.

El acceso a Internet desde el móvil tiene aspectos similares a la telefonía móvil clásica, pues está sujeto a ciertas leyes referidas al uso de un recurso escaso (el espectro radioeléctrico), las redes e infraestructuras, pero conlleva cambios sustanciales con respecto a Internet.

Europa tiene en vigor una normativa que cubre muchos aspectos de las comunicaciones móviles y las cuestiones relativas a Internet, pero no existe un marco claro de referencia, ni una actuación homogénea o sincronizada en los Estados miembros. Esto ya fue señalado por los expertos mundiales que participaron en la Cumbre Europea: Europa en la Economía de Internet 2.

¡ACCIÓN!

Y ¿qué se puede hacer en este entorno y en este momento? En principio, es necesario actuar en varios campos y a distintos niveles: el internacional, el de la Unión Europea, y el Nacional. Y tanto desde el ámbito público como privado. Ninguno de estos ámbitos debe sentirse ajeno al cambio. Según el diagnóstico y las recomendaciones obtenidas de las conclusiones de los expertos mundiales que participaron en la Cumbre, las iniciativas necesarias 3 deben contemplar como elemento diferenciador de Europa su gran penetración en el uso de la telefonía móvil, y su necesidad urgente de fomentar el cambio, promover la iniciativa y modificar la cultura empresarial europea.

LA UNIÓN EUROPEA

Desde las Instituciones Europeas se están tomando iniciativas en algunos de estos campos, especialmente desde la Cumbre de Lisboa, con la presentación de la Iniciativa e-Europe 4. Esta iniciativa marcó unos objetivos generales de mínimos de carácter urgente, y planteó como elemento diferenciador en Europa la promoción de Internet basada en los móviles. Pero como muchas de las iniciativas de las instituciones europeas, su aplicación y desarrollo queda en manos de los Estados miembros, quienes no siempre las toman con la energía y la sensación de premura necesarias.

Aunque con mucha lentitud en el proceso y falta de concreción en las propuestas, a partir de esa iniciativa, la Comisión Europea ha presentado otras iniciativas que, en términos generales, están en línea con las recomendaciones de los expertos de la Cumbre Europa en la economía de Internet, en ámbitos que incluyen entre otros temas de tipo social, educativo y de seguridad al consumidor. Algunos ejemplos de estas iniciativas son los programas «e-Content» 5, «e-Learning» 6, y la Propuesta de Directiva de propiedad intelectual. Y también con los temas de infraestructuras que se analizan a continuación.

POCA EFICACIA

Desgraciadamente, el problema de estos programas es, en mi opinión, que no atacan con decisión la base de los asuntos a los que se refieren, no proponen medidas concretas para atajarlos y no llegan a aplicarse más que en la medida en la que los Estados deseen ejecutarlos. Esto ocurre igualmente con otras medidas, o Directivas, propuestas por la Comisión Europea, con la aprobación del Parlamento Europeo y del Consejo.

Parte de esta ineficaz dinámica se debe a la propia burocracia del Sistema legislativo europeo, pero el resto se explica con el llamado «principio de subsidiariedad» 7 que impera en la Unión Europea y permite a los Estados miembros, o a sus representantes en el Consejo o en el Parlamento Europeo, bloquear los asuntos que estiman están dentro de sus competencias nacionales y no deben ser consideradas como de ámbito europeo. En la práctica, esto ocurre aún en asuntos en los que económicamente tiene sentido un mercado más amplio que el de cada Estado, o incluso que el del Mercado Interior Europeo.

Por ello, la Comisión Europea no puede desarrollar realmente las cuestiones específicas que son necesarias para garantizar la competitividad Europea a escala internacional. De esto son ejemplos la Directiva de Marco Reglamentario de las Comunicaciones electrónicas 8, la Directiva de Comercio Electrónico 9 o la de Propiedad Intelectual 10, que por sus innumerables excepciones nacionales ya no puede considerarse como una norma homogénea en Europa. Y como ejemplo más reciente, la...

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