Reflexión final

AutorCristóbal Molina Navarrete
Páginas173-177

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Para los "puristas", los partidarios del enfoque normativo-legalista clásico, sin duda el AMEVA será una nueva desilusión en la evolución de los paradigmas o modelos de regulación, por fiar una vez más en la autorregulación los imperativos de lucha contra conductas patológicas, como es la violencia laboral en general y el acoso en especial, que ponen en riesgo, o lesionan, derechos fundamentales de la persona, como es la integridad moral, o la salud. Los opera-dores jurídicos más confiados en las bondades en nuestros días de un renovado "realismo jurídico", más si proviene de los mismos interlocutores sociales en el ámbito de las relaciones de trabajo, quizás se muestren más generosos, y alberguen esperanzas ciertas de avanzar, más y mejor, por esta senda de compromiso sociolaboral hacia un mayor bienestar en el entorno laboral. Más que a través de nuevas, e inflacionarias, leyes, será a través de la formalización de compromisos entre sujetos sociales con su aplicación práctica, que cabe pensar, o incluso creer, en la viabilidad de una transformación de la multiplicidad heterogénea de normas en esta materia en vida práctica, en realidades cotidianas.

Sea como fuere en el debate o plano jurídico, lo cierto es que el AMEVA responde a una enfoque o a una lógica hoy asumida para afrontar correctamente cualquiera de los problemas ligados a la violencia social, como acredita, por ejemplo, ese drama que es la "violencia de género". Me refiero a la dimensión eminentemente o primariamente cultural de la misma. Como también ilustra suficientemente la experiencia española, para erradicar, pero sobre todo para prevenir, la violencia, es necesario atacarla desde sus raíces. A tal fin, es imprescindible desactivar los "referentes cultura-

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les", en buena medida ligados a relaciones desiguales de poder, pero también a valores demasiado arraigados en nuestras sociedades, que toleran, en ciertas circunstancias y en ciertos ambientes, tasas o grados relativos de violencia, de ejercicio de la fuerza compulsiva para obtener una finalidad -tutela de un interés-.

Pero para esta compleja misión No basta sólo con rechazar de plano o no tolerar -tolerancia 0- la violencia, lo que se consigue con normas prohibitivas y con instrumentos coercitivos de garantía del deber de respetar la dignidad personal, y profesional por lo que a nosotros incumbe también. También es necesario, al mismo tiempo, (re)"construir" de modo activo las nuevas bases para...

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