Recursos hídricos en los países candidatos a la Unión Europea

AutorAdeline Kroll y Dieter Boymans
CargoIPTS
Páginas13-22

Asunto: La Unión Europea ha adoptado recientemente un nuevo marco legislativo para el abastecimiento y el vertido de aguas (Directiva Marco del Agua, 2000/60/EC). Uno de los principios fundamentales de la Directiva es la necesidad de la gestión de las cuencas fluviales y un enfoque participativo que incluye a todos los usuarios del agua. Como parte de las condiciones para su acceso, los países candidatos están adaptando su actual legislación medioambiental al modelo europeo, y en particular a la nueva legislación sobre el agua.

Relevancia: Dada la situación geográfica de los países candidatos a la Unión Europea, muchos de los problemas a los que se enfrentan en relación con el abastecimiento de agua y el vertido de aguas residuales son similares a los de otros países europeos. Igualmente, el peso relativo de los principales sectores usuarios del agua (es decir, agricultura, industria y usuarios domésticos) determina los tipos de presión sobre los recursos hídricos disponibles. Sin embargo, la incorporación a la UE también planteará un conjunto específico de retos.

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Problemas comunes

Los trece países candidatos, Bulgaria, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, la República Checa, Rumanía y Turquía, están distribuidos por diversas zonas biogeográficas del continente europeo. Aunque existen diferencias marcadas entre cada uno de estos países, no hay problemas específicos del agua que los distingan del resto de Europa; de hecho, la mayoría de los problemas relacionados con el agua son comunes tanto para los países candidatos como para los del resto de Europa. Este artículo pretende dar una visión general de los diversos problemas que afectan a los recursos hídricos en los países candidatos a la UE. También pretende ofrecer puntos de vista acerca del impacto de la legislación europea sobre los recursos hídricos y la gestión del agua en los países candidatos. Las principales fuentes de información utilizadas son la Evaluación Europea del Medioambiente (1995) y algunos documentos nacionales extraídos del Programa Nacional para la Adopción del Acquis Communautaire como parte del Proceso de Incorporación (2000).

Aunque existen diferencias marcadas entre cada uno de estos países, muchos de los problemas relacionados con el agua son comunes tanto para los países candidatos como para los del resto de Europa

En general, la mayoría de los problemas que afectan a la disponibilidad y la calidad del agua en Europa son más acusados en las zonas con alta densidad de población, actividad industrial concentrada y agricultura intensiva. Estas zonas con problemas se encuentran en cualquiera de las cuatro regiones europeas: países del Norte, del Este, del Sur y del Oeste. Sin embargo, la estrecha relación entre las actividades humanas y la gestión de los recursos de agua dulce implica que las condiciones son mejores en los países nórdicos, de población muy dispersa, que en los del resto de Europa (excepto en cuanto a la acidificación, muy extendida en los países nórdicos). Los cambios físicos impuestos a los cursos de agua para construir embalses, canales y mejorar el drenaje del suelo han destruido o están amenazando a muchos humedales. La contaminación y la sobreexplotación de las aguas subterráneas, la eutrofización (véase el cuadro 6), la contaminación orgánica, la acidificación, la descarga de aguas salinas de las minas y la contaminación por metales pesados, microcontaminantes y radioisótopos, afectan todos ellos al uso local o regional del agua.

Disponibilidad del agua

En Europa no existe una escasez generalizada de agua. Sin embargo, la cantidad de agua disponible para el consumo está muy desigualmente distribuida, dando lugar a desequilibrios regionales en el suministro y en la demanda. Los recursos renovables totales de agua, incluyendo las precipitaciones dentro del país y las contribuciones externas de los ríos transfronterizos, varían desde menos de 100 m3/habitante/año en Malta (uno de los países más secos de la tierra) hasta más de 630.000 m3/habitante/año en Islandia. Los recursos internos de agua oscilan desde menos de 25 mm a más de 4.500 mm (escorrentía media), y están determinados por la combinación de la lluvia y la topografía. La escorrentía más alta se encuentra en Europa noroccidental y en regiones montañosas, decreciendo hacia el Este y hacia el Sur1.

Aunque en Europa no existe una escasez generalizada de agua, la cantidad de agua disponible para el consumo está muy desigualmente distribuida, dando lugar a desequilibrios regionales en el suministro y en la demanda

Muchos países son extremadamente dependientes de los aportes externos de agua procedente de los ríos transfronterizos para satisfacer sus demandas (véase la sección sobre ríos transfronterizos). Es digno de tener en cuenta que diez países reciben más del 50% de sus recursos totales de agua por medio de los ríos procedentes de sus países vecinos. Países como Rumanía y Hungría, situados en el curso inferior de grandes ríos, reciben más del 75% de su agua en corrientes de ríos procedentes de otros países. Esto requiere una estrecha cooperación si se quieren evitar posibles disputas sobre problemas de contaminación transfronteriza del agua o de vertido de aguas residuales. El gasto total anual de agua de Europa llega aproximadamente a 480 Km3/año (o 700 m3/ año/habitante), variando, en los países candidatos, desde menos de 200 m3/habitante/año en Malta hasta más de 1.000 m3/habitante/año en Bulgaria, Estonia y Lituania. Para una serie de países, el gasto de agua es aproximadamente igual, o incluso mayor, que la cantidad de agua generada en el país. La cantidad y la calidad del agua de los países que reciben su agua de los ríos transfronterizos es especialmente dependiente de, y sensible a, los impactos que se producen aguas arriba.

Algunos países candidatos dependen fuertemente del agua procedente de los ríos transfronterizos, lo que hace que sea especialmente importante la colaboración transfronteriza

En los países candidatos se están produciendo cambios socioeconómicos rápidos que están dando lugar a un aumento de la demanda de agua, mientras que, al mismo tiempo, están amenazando sus recursos hídricos. En Turquía, el consumo de agua ha aumentado desde el 7% de los recursos disponibles hasta el 15%, durante el periodo de 1980 a 1997. En este contexto, el abastecimiento de agua potable puede sufrir una disponibilidad irregular durante el curso del año, existe una utilización muy escasa de los recursos hídricos, y las pérdidas debidas a sistemas de distribución de agua deficientes son altas. En Bulgaria, por ejemplo, hasta un 70% del suministro de agua se pierde a través del sistema de distribución a los hogares.

Calidad del agua

Es necesario que la calidad del agua sea la adecuada para una serie de usos humanos y medioambientales. La contaminación de las aguas subterráneas, la eutrofización del agua dulce, la contaminación orgánica, la acidificación de los ríos y de los lagos, las descargas de aguas de las minas y la contaminación del agua por metales pesados, microcontaminantes orgánicos y radioisótopos, son problemas compartidos en diversos grados en toda Europa. El impacto de la contaminación por metales pesados, micocontaminantes orgánicos y radioisótopos es generalmente tanto local como regional. Reducir las fuentes industriales de contaminación es probablemente la actividad más costosa (por ejemplo, reducción de las emisiones de fuentes puntuales) y, en el caso de muchas ciudades, la puesta en práctica de la Directiva de Aguas Residuales Urbanas (91/271/EEC) exigirá unas inversiones considerables. Aunque, hasta el momento, los fondos europeos regionales y de desarrollo han financiado estas inversiones, ahora tendrán que hacerlo principalmente los municipios. En Hungría, más del 50% de las inversiones clasificadas como "medioambientales" en las últimas dos décadas estuvieron relacionadas con el sector del agua.

Los problemas de calidad del agua afectan a los ríos en todos los países de Europa, aunque los contaminantes específicos más preocupantes pueden variar de una región a otra

Cuadro 1. Calidad del agua

Calidad buena: tramos de ríos con agua pobre en nutrientes, bajos niveles de materia orgánica, saturados de oxígeno disuelto, ricos en fauna de vertebrados, y un lecho adecuado para la freza de salmónidos como el salmón y la trucha.

Calidad aceptable: tramos de ríos con contaminación orgánica moderada y contenido moderado de nutrientes, buenas condiciones de oxígeno, flora y fauna ricas y gran población de peces.

Calidad pobre: tramos de ríos con alta contaminación orgánica, concentración de oxígeno generalmente baja, sedimento localmente anaerobio, proliferación ocasional de algas o de organismos insensibles a la falta de oxígeno, población pequeña o nula de peces y muerte periódica de peces.

Calidad mala: tramos de ríos con contaminación orgánica excesiva, períodos prolongados de concentración muy baja de oxígeno o de desoxigenación total, sedimento anaerobio, aporte importante de materias tóxicas y ausencia de peces.

Aguas subterráneas

Las amenazas principales para los recursos de aguas subterráneas en Europa, en su conjunto, incluyen la sobreexplotación, la lixiviación de plaguicidas, nitratos, fertilizantes y abonos, la minería y el vertido de residuos peligrosos, la deposición atmosférica de contaminantes y la penetración de agua salada en las zonas costeras. La sobreexplotación de los acuíferos se realiza en aproximadamente el 60% de los centros industriales y urbanos de Europa. Alrededor del 6% de la superficie de acuíferos aptos para las extracciones sufre sobreexplotación, y este porcentaje está aumentando. Sin embargo, la información sobre el estado actual de las aguas subterráneas es muy limitada y se necesita urgentemente más investigación y mayor vigilancia.

La extracción excesiva de agua y el arrastre de plaguicidas y de fertilizantes son los principales problemas que se presentan para las aguas subterráneas

En muchas zonas costeras de Europa, la sobreexplotación de los recursos hídricos está causando la intrusión de agua salada. Esto tiene graves repercusiones tanto sobre los suelos como sobre el agua potable, y constituye una tendencia en aumento. El problema es especialmente agudo en las costas del Mediterráneo, el Báltico y el mar Negro. Aunque las consecuencias económicas de bajar los niveles de las aguas subterráneas son bien conocidas (por ejemplo, reducción de las cosechas, deterioro de la calidad del agua de los pozos, agotamiento de los pozos de bombeo), no se han destacado suficientemente sus consecuencias ecológicas en Europa (por ejemplo, empobrecimiento de la vegetación relacionada con las aguas subterráneas, deterioro de los humedales y de otros ecosistemas acuáticos debido al aporte reducido de aguas subterráneas a los ríos). En este contexto, se estima que un 25% de los principales humedales europeos están afectados por la sobreexplotación de las aguas subterráneas.

En casi todos los países europeos, la calidad de las aguas subterráneas está amenazada también por las altas concentraciones de nitratos debidas al uso excesivo de abonos y de fertilizantes en las tierras de cultivo y por los plaguicidas, aunque existe una gran variabilidad tanto en las cargas de plaguicidas como en la sensibilidad a la lixiviación. Los altos valores de contaminación por nitratos son comunes en las zonas donde el cultivo intensivo de suelos arenosos tiene lugar encima de acuíferos no consolidados y no confinados. Este es el caso, por ejemplo, de determinadas zonas de la República Checa, la República Eslovaca, y Hungría. La norma de la UE de 0,5 µg/l de carga total de plaguicidas se supera en un 60% del total de las tierras cultivables y de las de cosechas permanentes en Europa Oriental y en Lituania.

Contaminación de ríos y lagos

Tanto la eutrofización como la contaminación orgánica de las aguas dulces (es decir, aumento de la concentración de amonio, microorganismos patógenos, déficit de oxígeno, empobrecimiento de las condiciones de vida de las comunidades biológicas), son problemas pan-europeos. Las causas se encuentran en la ausencia o en la poca adecuación de los tratamientos de los efluentes de aguas fecales, como sucede, en cierta medida, en los países europeos meridionales, orientales y occidentales. Reconociendo este hecho, los programas nacionales incluyen la vigilancia de las concentraciones de nutrientes y de sustancias orgánicas en los ríos y en los lagos. Los métodos de determinación y de medida varían ampliamente en toda Europa.

Cuadro 2. Necesidades de tratamiento de aguas residuales en la República Checa y en Polonia

En la República Checa, el 59% de la población se conectó al sistema de alcantarillado en 1997, en Eslovaquia el 48% y en Polonia el 47%. La mayoría de las plantas de tratamiento efectúan solamente el tratamiento primario (mecánico). Existe todavía una enorme necesidad de plantas de tratamiento de tamaño medio, en particular de pequeñas instalaciones descentralizadas mejor adaptadas a las regiones con baja densidad de población. La necesidad de inversión en sistemas de tratamiento de aguas residuales municipales y en sistemas de abastecimiento de agua potable se ha estimado en 14.000 millones de euros en Polonia y en 2.000-3.900 millones de euros en la República Checa.

La contaminación del agua por metales pesados, microcontaminantes orgánicos y radioisótopos es todavía un problema que causa preocupación en toda Europa

La contaminación del agua por metales pesados, microcontaminantes orgánicos y radioisótopos es todavía un problema que causa preocupación en toda Europa. Sin embargo, la falta de datos coherentes hace imposible la estimación de las tendencias generales para Europa en su conjunto. Estos tipos de contaminación tienden a producirse más de forma local o regional que a escala europea. Su fuente está relacionada con emisiones de fuente puntual no tratadas y procedentes de una amplia variedad de industrias. En los países orientales de la cuenca del Danubio, se han detectado casos graves de contaminación del agua dulce por metales pesados y por radioisótopos. Las concentraciones de metales pesados en Europa no superan generalmente los niveles tolerables para el agua potable, aunque los biota acuáticos pueden resultar afectados a niveles mucho más bajos. Se han observado concentraciones altas de metales pesados en ríos que reciben efluentes de minería y descargas de industrias de transformación de metales. La descarga de aguas ácidas de las minas de carbón en las aguas superficiales es un problema especialmente grave en Polonia y en la República Checa. El agua contaminada de este modo no puede emplearse para uso doméstico o para otros fines industriales.

Cuadro 3. Propiedades de autodepuración de un río

Cuando entra en Hungría, el Danubio está ya contaminado por materia orgánica, oxígeno y amonio. Recibe entonces grandes cantidades de materia orgánica de los afluentes y de las ciudades, especialmente de Budapest. Sin embargo, cuando sale del país y entra en Croacia, ha sido descompuesta una cantidad de materia orgánica igual a la que se ha descargado en Hungría.

Las descargas excesivas de materia orgánica dan lugar a cambios radicales en la composición de los biota acuáticos y hacen que el agua no sea apta para beber

Las descargas excesivas en las aguas naturales de materia orgánica procedente de las actividades humanas dan lugar a cambios radicales en la composición de los biota acuáticos y hacen que el agua no sea apta para beber. Los niveles más bajos de materia orgánica se encuentran en los ríos de los países nórdicos, y los más altos en Europa Central y Meridional. El nivel de materia orgánica en un río está relacionado directamente con la densidad de población de su cuenca. Las estimaciones de plaguicidas totales indican que la calidad de las aguas subterráneas está amenazada en la mayor parte de la tierra cultivable de Europa. Las sustancias tóxicas (por ejemplo, DDT, BPC) han sido restringidas o prohibidas en algunos países europeos en los últimos 25 años. Sin embargo, aún se siguen descargando en las aguas dulces naturales otros microcontaminantes orgánicos cuyo impacto es todavía desconocido.

La eutrofización debida al aporte excesivo de nutrientes (especialmente nitrógeno y fósforo) afecta también a la mayoría de los lagos y ríos europeos

La eutrofización (véase el cuadro 6) debida al aporte excesivo de nutrientes (nitrógeno y fósforo) afecta también a la mayoría de los lagos y ríos europeos. Los niveles más bajos de nutrientes aparecen en los países nórdicos escasamente poblados. Los niveles más altos se observan en la región que se extiende desde la parte meridional del Reino Unido hasta los Balcanes. Los niveles de fósforo y de amonio en la mayoría de los ríos y lagos europeos han disminuido generalmente en los últimos 10 a 15 años, debido a la mejora del tratamiento de las aguas residuales y al aumento de la concienciación en la correcta manipulación y almacenamiento de los abonos y del ensilado. No obstante, los niveles de fósforo han aumentado en muchos ríos de Europa Oriental en contraste con la marcada disminución en los ríos de Europa Occidental. A diferencia de los niveles de amonio y de fósforo, los niveles de nitratos han aumentado generalmente en la mayoría de los ríos europeos en los últimos 10 a 15 años, como resultado de un aumento del uso de fertilizantes nitrogenados. Por ello, los niveles de nutrientes en los ríos europeos son todavía demasiado altos, y a menos que se hagan esfuerzos por evitarlo, es probable que prosiga la eutrofización. Es esencial eliminar el contenido de fósforo de los detergentes, y reducir las cargas de nitrógeno y de fósforo de las zonas agrícolas. La salinización del agua y de los suelos tiene lugar en muchas partes secas de los ríos en todo el mundo, perjudicando al uso del agua para el consumo humano, la ganadería y la agricultura. La acidificación (véase el cuadro 6) constituye un problema especial en los ríos y lagos de los países nórdicos y en algunas partes de Europa Central, como la República Checa y la República Eslovaca.

La acidificación constituye un problema especial en los ríos y lagos de los países nórdicos y en algunas partes de Europa Central

Cuadro 4. Calidad de los ríos en los países candidatos

La mayoría de los países candidatos clasifican el 50% o más de sus ríos como de buena calidad del agua (véase el cuadro 1). Croacia, Lituania y Letonia clasifican el 50% de sus ríos como de calidad buena o aceptable del agua. Más del 25% de los ríos tienen una calidad del agua pobre o mala en Bulgaria, Rumanía, la República Checa y Polonia. Además, el porcentaje de tramos de ríos, clasificados como de calidad mala del agua es más alto en la República Checa y en Polonia.

Las descargas ácidas y/o metalíferas de las minas son un problema importante en la mayoría de los países europeos. La minería, en particular las minas de potasa y de hierro, así como los yacimientos de minerales, vierten en las aguas superficiales interiores salmueras que contienen altas concentraciones de sales disueltas. Son motivo especial de preocupación las minas abandonadas, las instalaciones de fundición y las de trabajado de metales, en las que las descargas continuadas de aguas ácidas y metalíferas, ecológicamente perjudiciales, pueden persistir durante décadas, e incluso siglos, después de haber cesado la actividad que las originó. La situación es aún más desoladora en los países del Este de Europa implicados en el proceso de ampliación de la UE. En estos países, los años de mala gestión, la tensión financiera y la falta de concienciación medioambiental han dejado una herencia difícil. Por ejemplo, en Polonia, la carga diaria aguas arriba alcanza en el río Vístula cantidades de 7.000 toneladas de sal. El Rhin y el Elba también han estado afectados durante décadas por la minería.

Los accidentes nucleares (como resultado de las bajas normas de seguridad en las centrales nucleares y de la manipulación negligente de los residuos nucleares) son otra fuente potencial de contaminación del agua. El accidente de Chernobyl en 1986 fue ciertamente el accidente nuclear más grave que afectó a Europa. El impacto a largo plazo de este accidente se manifiesta por un aumento de la radiación de fondo y por la bioacumulación de radiactividad a través de la cadena alimentaria acuática.

Cambio físico

Durante siglos, los lechos y las llanuras aluviales de los ríos se han modificado para proporcionar más espacio a la agricultura y a los asentamientos humanos. Los trabajos resultantes de regulación de los ríos (por ejemplo, la construcción de embalses y la canalización de los ríos con meandros para obtener canales rectos aptos para la navegación) han degradado gravemente las características hidráulicas de los ríos y de sus llanuras aluviales en toda Europa, provocando una reducción de su capacidad de autodepuración y creando obstáculos para la migración de los peces. Se ha alterado el papel que desempeñan las llanuras aluviales en la regulación natural de las inundaciones, lo que ha dado como resultado un aumento de la crecida máxima en un área más pequeña y una pérdida de hábitat. El porcentaje de ríos que permanecen todavía en su estado natural es muy bajo, desde el 20% en países densamente poblados como Bélgica hasta el 70% en Estonia y en Polonia, donde las densidades de población son más bajas o los modelos de agricultura menos intensivos.

Cuadro 5. Inundaciones recientes en Polonia

Las últimas inundaciones en Polonia (1997 y 2001) han demostrado que los diques ofrecen una protección insuficiente. Los métodos tradicionales de protección contra las inundaciones se concentran en la conservación y modernización de los diques existentes, lo que conduce frecuentemente a un estrechamiento excesivo del lecho del río y a un aumento de los niveles de las aguas altas. Un estudio en profundidad de las causas de las inundaciones debe conducir al reconocimiento del papel esencial que desempeñan las llanuras aluviales como reguladoras de las crecidas naturales. Los programas de protección contra las inundaciones deben incluir una mejor planificación del suelo y la prevención y control del desarrollo urbano sobre las llanuras aluviales.

Gestión transfronteriza de los ríos

Las cuencas de varios grandes ríos de Europa, tales como el Danubio y el Rhin, son extraordinariamente grandes, hasta el punto de que muchos países europeos están regados solamente por unas pocas cuencas fluviales. Por ejemplo, el Vístula y el Oder riegan más del 95% de Polonia, y el Danubio riega la mayor parte de Hungría, Eslovenia y Rumanía. La colaboración entre países ha facilitado, en algunos casos, el desarrollo de planes comunes para proteger los recursos hídricos disponibles. Por ejemplo, Hungría recibe un equivalente anual de unos 1.200 mm de la escorrentía del país a través del Danubio, mientras que 65 a 70 mm de la escorrentía se generan realmente dentro de Hungría. En Europa existen unos 110 acuerdos bilaterales y multilaterales para regular la calidad, el uso y la economía del agua. Otros acuerdos internacionales, como la Directiva Marco del Agua, contribuyen también a la gestión del agua a nivel de las cuencas fluviales. La Declaración de Bucarest (1985) ha establecido un Programa Medioambiental para la Cuenca del Danubio aplicable a los países que la comparten. No obstante, la competencia en los usos del agua, por ejemplo, los recursos hídricos limitados, la contaminación industrial, la minería y los planes de construcción de presas son, a menudo, fuentes de tensiones internacionales.

Cuando los grandes ríos pasan por varios países es necesaria una estrecha cooperación para evitar que su uso se convierta en una fuente de tensión internacional

Implicaciones políticas: la Directiva Marco del Agua

La UE ha adoptado recientemente una nueva política sobre el agua, bajo la forma de la Directiva Marco del Agua (Water Framework Directive, WFD). Con el fin de adaptarse a la WFD, en la mayoría de los países candidatos se han iniciado los preparativos para la puesta en práctica de programas de cuencas fluviales y el marco legal e institucional necesario. El proceso de adaptación a las exigencias de la Comunidad en el sector de la gestión del agua requerirá inversiones considerables en plantas de tratamiento de aguas residuales y sistemas de alcantarillado. Serán necesarios cambios en las tecnologías de producción, modernización de las instalaciones de tratamiento de aguas residuales o construcción de nuevas instalaciones. La puesta en práctica del programa de inversiones dependerá, entre otras cosas, de la disponibilidad de apoyo financiero. Los párrafos siguientes indican brevemente las medidas exigidas por la legislación de la UE y los instrumentos adecuados cuyo uso pueden considerar los países candidatos para poner en práctica la política europea del agua.

Para los países candidatos, el proceso de ajuste a las exigencias de la Comunidad en el sector de la gestión del agua requerirá inversiones considerables en plantas de tratamiento de aguas residuales y en sistemas de alcantarillado

Calidad del agua: fuentes de contaminación puntuales y difusas

El objetivo de la WFD es obtener un "buen" estatus (véase el cuadro 1) en todas las aguas naturales de la UE, y por ello se centra más en la calidad que en la cantidad del agua. La calidad se mide no sólo en función de los niveles de contaminantes químicos en el agua, sino también en las condiciones físicas del recurso hídrico y de su cuenca fluvial, implicando, en consecuencia, la rehabilitación de las aguas contaminadas para obtener condiciones ecológicamente aceptables.

El Tratado de Amsterdam estableció un conjunto de principios medioambientales que implicaron una revisión de la política europea del agua. De acuerdo con el principio de "reducción de la contaminación en la fuente", se consideraron prioritarias la reducción de la contaminación de fuentes puntuales por aguas residuales urbanas y la reducción de sustancias peligrosas procedentes de fuentes puntuales industriales. Las fuentes difusas se consideran relacionadas con el uso de abonos y de plaguicidas en la agricultura. La reducción de la contaminación de las aguas residuales urbanas está regulada por la Directiva de Aguas Residuales Urbanas (91/271/EEC). La Directiva establece los Valores Límite de Emisión básicos que se deben conseguir con las plantas de tratamiento de aguas residuales urbanas y un calendario para la puesta en práctica del tratamiento de aguas residuales urbanas de acuerdo con la carga de aguas residuales a tratar. La designación de "áreas sensibles" por los Estados Miembros permite instalaciones de tratamiento destinadas específicamente a una degradación más eficaz del fósforo y del nitrógeno.

La política europea del agua fomenta la aplicación de la reducción en la fuente, considerando los procesos por los que la agricultura, la industria y los usuarios domésticos contaminan el agua

Las críticas pasadas a la política europea del agua, antes de la adopción de la WFD, destacaban que, para la reducción de la contaminación, solamente se estaba utilizando el enfoque "end of pipe". La nueva WFD fomenta la aplicación de la reducción en la fuente, considerando los procesos por los que la agricultura, la industria y los usuarios domésticos contaminan el agua. La WFD exige la aplicación de Objetivos de Calidad Medioambiental, de las Mejores Técnicas Disponibles (desarrolladas bajo la Directiva 96/61EC referente a la prevención y control integrados de la contaminación) y de las Mejores Prácticas Medioambientales para obtener un "sistema combinado". Esto comprende la reducción de emisiones de sustancias peligrosas (cubierta anteriormente por la Directiva 76/464/EEC) en el medio acuático, utilizando Valores Límite de Emisión para sustancias peligrosas catalogadas específicamente. Las fuentes de contaminación difusas también se consideran donde estén relacionadas con el uso de abonos o de plaguicidas. La contaminación causada por nitratos procedentes de fuentes agrícolas se regula por la Directiva 91/676/EEC y pretende conseguir un equilibrio entre los nutrientes añadidos al suelo y su recogida por las cosechas. La Directiva 91/414/EEC regula la colocación de los productos de protección de las plantas en el mercado, con vistas a garantizar que se utilicen de forma ecológica.

A pesar de la introducción de un sistema combinado para todas las fuentes de contaminación, la WFD no cubre la totalidad de estas fuentes; la contaminación del agua por las minas y la contaminación del agua a través de diversos procesos, prácticas y usos industriales y agrícolas (por ejemplo, el uso de productos químicos para el hogar o la jardinería) no están cubiertas por la reglamentación de la UE. Como hemos visto, la legislación de la UE no cubre los asuntos referentes a la cantidad del agua como tal. Sin embargo, algunos aspectos de la WFD son relevantes para la extracción de agua y la gestión de inundaciones. El principio de reducción en la fuente implica necesariamente evitar la sobreexplotación de los recursos hídricos (el volumen recogido no debe ser mayor que el de la tasa natural de recarga y debe permitir una escorrentía suficiente para mantener los ecosistemas).

Aspectos socioeconómicos: sistemas basados en la participación para la gestión de las cuencas fluviales

Desde principios del siglo XX, el consumo medio de agua para usos domésticos, industriales y agrícolas ha crecido enormemente en Europa. Recientemente se han introducido instrumentos técnicos y financieros para garantizar la igualdad de oportunidades, en términos de competencia justa y de desarrollo social, y para reducir la presión sobre los recursos hídricos disponibles. Por el lado financiero, y de acuerdo con el principio "el usuario paga", la WFD exige la recuperación de los costes de los servicios de agua (costes medioambientales y de recursos). Pueden utilizarse en este contexto instrumentos tales como la fijación de precios para el agua, la fijación de puntos de referencia, el análisis coste-beneficio, etc., y los costes deben ser asumidos por los usuarios finales. A este respecto, la instalación de contadores de agua puede proporcionar información sobre el consumo individual de agua y puede contribuir a establecer un sistema justo de pago. Considerada como un derecho humano fundamental, el agua utilizada para fines domésticos fue hasta hace poco fuertemente subvencionada en algunos países. El uso de tarifas bloque y la provisión de ayudas para ciudadanos socialmente desfavorecidos son sistemas posibles para mitigar los problemas sociales que podrían surgir como resultado de las cargas aplicadas últimamente sobre el uso del agua.

La gestión efectiva de la demanda requiere que los usuarios paguen por los recursos que utilizan, aunque esta filosofía puede encontrar resistencias en lugares donde el agua se considere como un derecho humano fundamental

Las innovaciones tecnológicas asociadas con los nuevos sistemas son también muy importantes para la gestión adaptativa del agua. Cada vez más se aboga por la gestión de la demanda más que por la del suministro y, por ejemplo, el uso de instalaciones de "baja tecnología" y de reciclado del agua puede aumentar notablemente la eficiencia del uso doméstico del agua y reducir considerablemente el consumo total de agua.

Cuadro 6. Algunos términos sobre contaminación del agua

Eutrofización: reducción de la cantidad de oxígeno disuelta en el agua. Puede producir una proliferación de algas, tener un efecto negativo sobre la salud de los peces y crustáceos y provocar otros cambios en la ecología acuática. El fósforo es generalmente el nutriente primario responsable de la eutrofización de las aguas dulces, mientras que el nitrógeno es el principal nutriente causante de la eutrofización de las zonas costeras y de los mares. Las concentraciones de fósforo están relacionadas directamente con la densidad de población en la cuenca, mientras que las concentraciones de nitrógeno están relacionadas con el porcentaje de la cuenca constituido por tierras de cultivo. La mayor parte de la carga de fósforo de las aguas superficiales interiores se atribuye a las descargas de fuentes puntuales (aguas residuales municipales y efluentes industriales), mientras que la carga de nitrógeno se deriva de la agricultura (fertilizantes y abonos).

La acidificación está relacionada con la deposición atmosférica de sustancias acidificantes que conduce a un empobrecimiento de la flora y fauna de los ríos y lagos, disminución de la biodiversidad y muerte de los peces. Como resultado, en la capa superior de las aguas subterráneas debajo de suelos arenosos, se registra un aumento de la concentración de aluminio, sulfatos, iones hidrógeno y nitratos.

Uno de los conceptos fundamentales de la nueva legislación europea sobre el agua es la gestión de los recursos hídricos en una cuenca fluvial, de tal modo que implique la participación de todas las partes interesadas. Este enfoque proporciona una mejor coordinación de la gestión de los recursos hídricos, más allá de las fronteras administrativas y nacionales. En el proceso de planificación se requiere la integración de las actividades trans-sectoriales y la participación de todos los interesados que representan tanto al sector público como al privado. La gestión integrada de las cuencas fluviales es un instrumento que considera que todas las actividades influyen de forma directa o indirecta sobre los recursos hídricos a escala de cuenca (definida por los límites hidrográficos de la cuenca fluvial).

Uno de los conceptos fundamentales de la nueva legislación europea sobre el agua es la gestión de los recursos hídricos en una cuenca fluvial de tal modo que implique la participación de todas las partes interesadas

Conclusiones

Es necesario contemplar la política del agua en Europa en un contexto más amplio, en el que se reúnan los objetivos cualitativos y cuantitativos de dicha política (por ejemplo, mejorando el modo en que se integre el sector agrícola – que es el mayor consumidor de agua – en la WFD). La Comisión Europea ha propuesto recientemente medidas de recuperación de costes (Comunicación sobre políticas de precios para mejorar la sostenibilidad de los recursos hídricos COM (2000) 477 final) como un posible modo de introducir los problemas de cantidad del agua en la política europea del agua. El enfoque participativo es una herramienta propuesta en la WFD para negociar y diseñar una gestión justa e integrada del agua en cada cuenca fluvial. Este enfoque se ha utilizado ya durante algún tiempo por varios países de la UE e implica, entre otras cosas, un intercambio regular de información entre los grupos interesados y programas adecuados de formación y de investigación para traducir los objetivos de la WFD en planes prácticos de gestión del agua en Europa. El acceso del grupo actual de países candidatos podría abrir el camino a soluciones innovadoras para la gestión de los recursos hídricos en una Europa ampliada.

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Palabras clave

Países Candidatos, Directiva Marco del Agua, WFD

Nota

  1. Se estima que la escorrentía media anual de Europa es aproximadamente de 3.100 km3 o de 4.560 m3/habitante/año para una población de 680 millones (estimaciones de 1995)

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