Recuperar las raíces causales para el abordaje de fenómenos sociales: desafíos actuales del trabajo social en México
| Autor | Leticia Cano Soriano y Pedro Isnardo De la Cruz Lugardo |
| Páginas | 37-49 |
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El esfuerzo por dotar de objetividad y reconocimiento científico a la práctica profesional, la intervención social, la investigación disciplinar y a las propias contribuciones en innovación que es capaz de realizar Trabajo Social, está estrechamente ligado a la capacidad de asumir en toda su magnitud los significados que profesionales de Trabajo Social dan a cada una de estas dimensiones de su pensamientos social, reflexión y actuación.
Ya que no sólo se trata de dar forma y contenido al vínculo profesional con las personas y colectivos, de aplicar conocimiento empírico intuitivo y de la calidad humana de la que se es capaz de demostrar como cualesquiera otro profesional, sino de "desarrollar la capacidad de análisis científico de las situaciones sociales, en la aspiración de transformar éstas en una realidad nueva y diferente" (Giacomo, 2001:1).
La breve fisonomía de lo social -como ideal pero también como una necesidad social de elaborar conocimiento objetivo y enriquecimiento de los conocimientos y saberes existentes en torno a las complejidades humanas, relacionales y conscientes-, puede ser trazada en diversos procesos y lógicas de actuación interdependientes y contradictorias a nivel epistemológico, metodológico y socio contextual (sin demérito de la comunicación y la abstracción misma que son posible de desplegar en los sujetos sociales sobre sus situaciones humanas y sociales específicas), a saber:
¿Profesionales de lo social con objetividad en pensamiento y acción? Como sugiere la práctica profesional de Trabajo Social a modo de sistematización de las acciones, los errores, las ideas diagnóstico y los aportes alcanzados, la apropiación de conocimiento nuevo implica una actuación humana independiente respecto de la realidad social concreta:
"Existe, nos dice Giacomo, una relación directa entre el respeto a la dignidad de las personas y el desarrollo del conocimiento, que lleva a reconocer su
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capacidad de pensar y conocer más allá de las necesidades y problemas en que se debaten" (Giacomo, 2001:2).
Este proceso enfatiza la capacidad de conocer desde los demás.
Involucrar a los otros en las tareas, dinámicas, estrategias metodológicas diseñadas desde la praxis de Trabajo Social, implica tres riesgos eje del proceso de articulación del ejercicio profesional: adoptar una metodología que puede demeritar el peso de la estrategia social; dar prioridad a la práctica social sobre la teoría y el método; reducir el conocimiento a la esfera diagnóstica y de la intervención empírico intuitiva.
"La relación profesional se establecerá desde un vínculo de autoridad por el conocimiento de que dispone el trabajador social, respecto de sujetos individuales o colectivos con necesidades y problemas a resolver" (Giacomo, 2002:4).
"Cuando el diagnóstico, como sucede casi siempre, involucra a la personalidad del sujeto, las cosas son muy complejas y más todavía, cuando tiene que ver con las relaciones sociales y familiares y con el mundo en general" (Di Carlo, 2005: 34).
Este proceso insiste en la exterioridad de la praxis y de la intervención social respecto de las realidades sociales conocidas y a su vez, en los alcances propios del diagnóstico social, tanto respecto del carácter experimental de la ciencia (social) y respecto de la investigación para el Trabajo Social desde la lógica de su praxis profesional.
Están aquí engarzadas diversas vertientes de la praxis socio profesional: a partir de la síntesis de necesidades y problemas, relación articulada de procesos lógicos para la actuación en la realidad; elaboración y reelaboración de contextos para explorar la transformación social y comunitaria.
"(Cada vez es más claro que) la investigación no ocupa un lugar importante en la práctica del trabajador social...no conceden mucho espacio a la investigación y a la elaboración de historias sociales; la investigación, poco a poco, va
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cayendo en desuso, por lo que vemos peligrar el desarrollo eficiente del trabajo social profesional y su razón de ser" (Di Carlo, 2005:1).
Refiere al proceso de conocimiento como un movimiento interno dirigido a la atención y transformación de problemas, necesidades y realidades sociales complejas, guardando estrecha interrelación con otras realidades en un marco socio histórico determinado. Cuando ello no es posible, se sucede el empobrecimiento y empirismo de la acción profesional.
En tanto el campo de aplicación de la evaluación social, la reflexión, el proceso y la intervención empírica de trabajo social se da en un mundo social movedizo, una realidad múltiple y ambigua, es importante asumir, desde la lógica de la prudencia social, que una acción aislada, un proyecto comunitario realizado, una política pública aplicada, una práctica exitosa preventiva en un barrio/colonia en una comunidad, tiene en sí mismo un alcance cuyo mérito debe aquilatarse en su justa dimensión, pero su proyección en el tiempo y en sus consecuencias pueden ser limitadas, dado que las realidades en las que impacta se ven siempre inl uidas por relaciones sociales, relaciones de poder y relaciones de dominación en diver-sas modalidades e intensidades de abuso/coerción/violencia ocultas, que han de ser advertidas y reencauzadas en una perspectiva más amplia -desde el diseño, el proceso hasta la evaluación de los resultados-, de la intervención social compleja.
En virtud de esto, dadas las diversas condiciones/consecuencias que están implicadas en el objeto/sujeto/proceso de intervención, la actuación con prudencia social de profesionales de Trabajo Social implica valorar la particularidad de las situaciones, asumir el carácter polimorfo y versátil de las circunstancias/actores potencialmente involucrados/víctimas en escenarios de violencia/criminalidad, por lo que habrá de dominarse una situación socialmente cambiante, permaneciendo abierto a todos los posibles, sin dejar de transformarse a nivel personal en su vínculo con la comunidad/los actores para saber sustentar su propuesta/modelo/proceso y su autoridad ["(que) le viene dada por la atribución de saber que le hace el otro" (Mattiolli, 1998)]; pudiendo mejorar para sí y para los demás su ejercicio profesional, favorecer un encuentro basado en la coni anza, o por el contrario, orientar y acompañar correctamente su ejercicio profesional, en fin, saber responder a lo que se presente:
"Atender comprensivamente a las actitudes y a los sentimientos propios a través de auto...
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