Recuerdo de un maestro

AutorTomás Gui Mori
Páginas1009-1011

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Ver nota 1

Si es verdad que un hombre vale por el recuerdo que deja. Manuel Ballbé fue un gran hombre.

Si tener un hijo, como dijo el poeta, es un acto de fe en la vida. Manuel Ballbé fue un hombre de profunda fe en la vida y no solo por sus hijos biológicos, sino por los espirituales, entre los que nos contamos.

Si ser un buen maestro no es solo transmitir conocimientos sino sobre todo, encender ilusiones. Manuel Ballbé fue un gran maestro, pues encendió las nuestras en el momento de nuestra vida en que más necesitados estábamos de las ilusiones que nos dio por la Justicia, por el Derecho y por el estudio como armas para cambiar la sociedad que no nos gustaba.

Si para escribir ¡en 1953! que "entre los actos de intervención de la actividad de los administrados se elegirá siempre el menos restrictivo de la libertad individual" se tenía que ser un hombre profundamente liberal. Manuel Ballbé fue un hombre profundamente liberal, porque redactó ese artículo del Reglamento de Servicios de las Corporaciones Locales.

Si para escribir ¡en 1956! que "las limitaciones y deberes que en esta Ley se imponen a la propiedad no dan lugar a indemnización por definir el contenido de la propiedad según su naturaleza urbana" se tenía que ser un hombre con un profundo y progresivo sentido social. Manuel Ballbé fue un hombre

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de profundo y progresivo sentido social, porque redactó ese artículo de la Ley del Suelo.

Si para escribir ¡en 1956! que "los principios de unidad y orden quiebran cuando bajo el pretexto de interés público se pretende sustituir el ordenamiento jurídico por el sentido que del bien común tenga en cada caso el titular de la función, el imperio del Derecho por la arbitrariedad" y que "cuando un tribunal de lo contencioso anula un acto ilegítimo de la Administración afirma y cimenta la autoridad pública" se tenía que ser un hombre muy valiente. Manuel Ballbé fue un hombre muy valiente, porque redactó esas frases de la Exposición de Motivos de la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa.

Si la esencia de un abogado, como dice el estatuto de nuestra profesión, es "cooperar en la función pública de administrar justicia defendiendo en derecho los intereses que le son confiados, sin que nunca esa defensa pueda justificar la desviación del fin supremo de la justicia al que la abogacía está vinculada". Manuel Ballbé fue un gran abogado, un apasionado abogado, que siguió siempre ese lema esencial.

Si una de las esencias...

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