Recortes de prensa
| Autor | Luis Pineda Salido |
| Cargo | Abogado, presidente de AUSBANC |
| Páginas | 28-30 |
NOTARIOS Y CORREDORES, A VUELTAS CON LOS USUARIOS DE SERVICIOS BANCARIOS
Al igual que la necesidad de la adquisición de una vivienda por parte de los ciudadanos, y el elevado coste que su compra supone, impulsó la creación de préstamos a largo plazo para que las cuotas de pago resultantes fueran accesibles a las economías domésticas, los prestamistas exigieron garantías suficientes a los efectos del recobro de los capitales prestados.
Ejemplo paradigmático de privilegios a estos fines lo constituye la creación del Banco Hipotecario de España. En el tráfico ordinario, la garantía esencial para los prestamistas de capitales para la compra de viviendas "cajas, inicialmente, bancos también ahora" fue, y es, la garantía hipotecaria.
Dicha garantía, como su propio nombre indica, avala el cumplimiento de una obligación, en el caso que nos ocupa la devolución del préstamo o capital más los correspondientes intereses, si se hubieran pactado por escrito.
La constitución de un derecho de garantía cual es la hipoteca de bienes inmuebles, es el ojo principal de la actividad de los notarios en nuestro país "se dirá que hay más compra/ventas, pero es fácil deducir que sin préstamo con garantía hipotecaria el número sería ridículo comparativamente y dicha función merece la pena subrayarse, sólo y exclusivamente beneficia al prestamista "banco o caja" pero es pagada por el prestatario.
Ahora bien, la garantía hipotecaria no existe, pues es elemento constitutivo, sin inscripción en el Registro. La hipoteca no inscrita no garantiza nada, pese a ser un acuerdo solemne y elevado a escritura pública, no sirve de nada. Es el registrador, y no el notario, el que da vida y eficacia a la garantía hipotecaria. Pero el coste notarial es sobresalientemente más elevado y, no lo olvidemos, es pagado por el usuario de los préstamos hipotecarios.
Se da la circunstancia de que aquel que paga de facto, no escoge su notario pues, normalmente, un ciudadano ve al notario por primera vez al comprar su vivienda, luego resulta difícil que escoja de entre quienes no conocen. Es la caja o el banco quien lo designa.
El notario, que es de este mundo y tiene los mismos dignos ideales e iguales bajas pasiones que el resto de los mortales, persigue denodadamente incrementar el número de su protocolo y, por tanto, el de sus minutas. A tal fin dispone de sus habilidades, todas ellas lícitas, para atraer la atención de los poderosos pero, recuérdese, no pagadores de sus minutas, pues es...
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