Recapitulación

AutorJuan Calvo Vérgez
Cargo del AutorProfesor Titular de Derecho Financiero y Tributario. Universidad de Extremadura
Páginas168-177

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Como es sabido el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea fija los dos grandes objetivos que ha de perseguir el Banco Central Europeo. En primer lugar, mantener la estabilidad de precios. Y, en segundo término, apoyar las políticas económicas generales de la Unión (tendentes al pleno empleo y al progreso social) y contribuir a la estabilidad del sistema financiero. El citado Tratado de Funcionamiento precisa, también, que el BCE

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tiene prohibido la adquisición directa de instrumentos de deuda a Gobiernos y Organismos de Derecho Público lo que, desde nuestro punto de vista, debe diferenciarse claramente de las compras que puedan llegar a operarse en el mercado secundario, las cuales respetan mejor la independencia del Banco, a diferencia de lo que sucede tratándose de una compra bilateral y directa.

Hasta la fecha no parece que la barra libre del BCE haya tenido el efecto deseado en la compra de deuda soberana. Tampoco el dinero ha llegado a familias y empresas a través de créditos, como se esperaba. No obstante sí que se ha logrado reducir el riesgo de una crisis bancaria sistémica destinada a evitar el colapso.145Casi todo el dinero de la barra libre del BCE se utilizó para refinanciar los actuales bonos sin garantía; los bancos europeos tenían 700.000 millones de euros con vencimiento en 2012, de los cuales, 360.000 millones de euros vencían en el primer trimestre de 2012. Ese fue un cambio importante en la crisis del Euro, dado que relajó la presión sobre los bancos para que redujesen sus balances y el suministro de crédito a la economía, ayudando a romper con el ciclo de retroalimentación que había destruido la confianza en la economía de la Eurozona y en su deuda soberana. En definitiva, las inyecciones de liquidez sirvieron para que los bancos de los países perifé-

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ricos continuasen comprando deuda de sus Estados, aliviando las presiones que existentes sobre dichos bonos.

Lo que no podía hacer el BCE, como ya se ha señalado, era garantizar que los nuevos fondos se utilizasen para financiar los créditos que fuesen destinados a la economía real, por lo que no parecía que esta acción por separado fuese a reactivar la recuperación. Por otra parte, al inyectar dinero a un interés tan bajo a los llamados bancos "malos" el BCE se arriesgaba a debilitar las ventajas competitivas de los bancos más saludables, aumentando la posibilidad de que todo el sistema terminara dependiendo de la financiación del banco central. Sin embargo, dado el maltrecho estado de la economía, ese era un riesgo que el BCE estaba dispuesto a correr.

Lo cierto es que, apenas un día después de la reunión del BCE celebrada con fecha 12 de enero de 2012 y en la que se acordó el mantenimiento de los tipos de interés y la barra libre financiera, se recrudeció la tensión entre los bancos europeos, que volvió a apostar por guardar su dinero en los depósitos a un día del Banco Central Europeo, obteniendo a cambio una rentabilidad del 0,25%, en lugar de optar por otras vías que le generen una mayores beneficios, como puede ser recurrir al mercado interbancario a un día, donde pueden obtener un 0,372%. El diferencial de estas rentabilidades aumentó aún más si se compara con el 1% en el que el BCE mantuvo el precio oficial del dinero en la Zona Euro.

Otra razón que explicaba este aumento de los depósitos en el BCE a un día es que tendían incrementarse a medida que se acercaba el período de mantenimiento de las reservas de fin de mes, que concluía el 17 de enero de 2011. En ese lapso de tiempo las entidades contaban con menos opciones para colocar sus fondos, ya que debían demostrar que poseían los fondos que se les exigen. Se producía, además, un retorno de la liquidez al BCE, ya que si bien el regulador comunitario presta dinero a las entidades al 1%, éstas lo depositan de nuevo en el organismo central obteniendo tan sólo un 0,25% a cambio.

Se generaba así una situación de desconfianza entre los bancos europeos que provocaba que las entidades incrementasen día a día el dinero depositado en la entidad monetaria europea.146Y ello como consecuencia de la

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incertidumbre que padecen las entidades financieras sobre la posibilidad de refinanciar sus vencimientos de deuda en los mercados financieros, vencimientos que tendrían cubiertos con la liquidez que mantenían en el BCE. Tiene lugar así la adopción de una política de prudencia que se traduce en una falta de concesión de crédito y en que tampoco se compre deuda pública.

Con el dinero obtenido del BCE al 1% de interés las entidades financieras reducen en parte su apelación a los mercados mayoristas en peores condiciones, lo que repercute positivamente en su margen financiero al disminuir sus costes, invirtiéndose otra parte en construir una cartera de deuda pública a corto plazo que les permita incrementar su margen de intereses al aumentar sus ingresos.

El principal objetivo de las subastas LTRO no fue otro que reducir el riesgo de refinanciación del sistema bancario, en un marco en el que los vencimientos existentes eran de tal magnitud que, en el caso de no actuar, muy probablemente se hubiera producido una contracción muy severa del crédito. Sin embargo las entidades financieras utilizaron dicha liquidez, con puros criterios de negocio, destinándola a la adquisición de títulos del Tesoro, lo que ha tenido un reflejo positivo en la evolución de los precios de la deuda.

Las inyecciones de liquidez sirvieron para evitar el riesgo de una crisis de liquidez y de un credit crunch que terminase por menoscabar la maltrecha economía de la Eurozona. Ahora bien, no parece que hayan sido suficientes para hacer frente a los problemas...

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