Razón práctica y racionalidad democrática

AutorTomás Valladolid Bueno
Páginas220-221

Page 220

  1. El hecho de que nuestras sociedades hayan adoptado formas típicamente modernas de comprenderse y representarse es el resultado de lo que se conoce como proceso de secularización. A ésta se la ha definido como la progre-siva desvinculación que la organización política de la sociedad ha conseguido respecto de las religiones. En efecto, las sociedades modernas son aquellas en las que la organización de la convivencia se regula por unos principios y unas normas que no necesitan de fundamentos religiosos -o metafísicos- que hagan referencia a un orden previo y exterior a la misma sociedad. Sin embargo, a pesar de este proceso de autolegitimación, proseguido al margen del imaginario religioso, las sociedades actuales no han dilapidado el componente simbólico, por lo que es posible, y hasta necesario, que por medio de la reflexión práctica se provean de resortes morales donde anclar, aunque sea provisionalmente, la vida individual y colectiva de los miembros que las componen.

  2. No pocos pensadores, bajo los efectos del cientificismo, han tratado el conocimiento de los problemas morales y políticos desde la ilusión de las ciencias de la naturaleza o, al menos, se han autolimitado a realizar un análisis del significado y del uso de los conceptos prácticos. No obstante, cada vez son más quienes reivindican la restitución de un saber práctico que no se relegue a ser desnuda descripción de lo que hay o simple análisis del lenguaje moral y político. De hecho, cuando la democracia, entendida como modo de vida y no sólo como forma de gobierno, se convierte en objeto de reflexión, algunos intelectuales han considerado que es imprescindible un enfoque práctico que sea capaz de dar cobertura a la dimensión simbólica que va más allá de lo que tenemos delante y que está inscrita en la matriz de las formas de vida modernas. En este sentido, algunos han manifestado su propósito de estimular el pensamiento en favor de una reconstrucción de la reflexión política para que ésta se destine a estudiar las condiciones prácticas del devenir de la libertad. De este modo, el pensamiento sobre lo político tendría como función la de volver a dar sentido a la idea de la libertad, adjudicándole una relevancia que hasta ahora no ostentaba en el aparato de las ciencias sociales. Este tipo de rehabilitación conllevaría, por tanto, que el pensamiento se ocupe de aquello que facilita la comprensión y representación de una sociedad en tanto que sociedad humana, es...

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