La proyección del sistema

AutorDámaso de Lario
Páginas241-244
241
A la altura de 1568, año que he tomado como inicio para analizar los resul-
tados del sistema colegial, las 7 fundaciones habían puesto sucientemente a
punto su maquinaria –sus sistemas de reclutamiento, formación y desarrollo
institucional– para “poner en el mercado” –permítaseme la expresión– unos
hombres del saber –letrados y teólogos– aptos para el ejercicio del imperium
–del mando– en la estructura de poder de la monarquía hispánica. Sobre
todo, en los niveles medio y superior de una extensa burocracia, en la que el
desempeño competente de un ocio no siempre abocaba al esperado ascenso
o a la mejora de una posición. Al margen de una ortodoxia incuestionable,
que se presumía en todo colegial mayor, el acierto en las lealtades a los po-
derosos, las familias de pertenencia, los matrimonios, los patronazgos de las
familias colegiales, y esa señora absoluta de aproximadamente la mitad de
nuestras acciones, a la que se reere Maquiavelo1 –la fortuna–, que siempre
termina dejándonos a merced de lo inesperado, condicionaron los destinos
y las carreras de los colegiales mayores. Adonde fueron y cómo se desempe-
ñaron es lo que he calicado de “proyección del sistema”, ya que se trata, en
denitiva, de contemplar –desde luego, en clave dinámica– el resultado de su
acción sostenida.
Por las razones mencionadas en el prólogo de este libro, el estudio de esa
proyección se detiene en 1659 –Paz de los Pirineos–, año en que, en teoría,
terminaba el período de estancia de los colegiales ingresados en 1650 –tras
los 8 años establecidos de estancia en el colegio– y pasaban a ocupar un em-
pleo. En realidad, ese último año constituye la última “fecha de corte” del in-
greso de los escolares analizados –1560 es la fecha de inicio–, muchos de los
cuales tardarán años en tener un ocio o un benecio tras dejar su fundación,
y cuyas carreras se adentran frecuentemente en las primeras décadas del rei-
nado de Carlos II (1665-1700).
Filipinas, los territorios del Ducado de Borgoña todavía pertenecientes a
la monarquía hispánica (Flandes y el Franco Condado), las Italias, los reinos
americanos y, desde luego, los peninsulares y sus archipiélagos constituían
el ancho mundo en el que los 1.334 escolares que pasaron por los colegios en
1 Vid. Il Principe, cap. XXV; corresponde a pp. 120-125 de la edición citada supra en
p. 119, n. 9.

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