Criterios para la provisión de sedes episcopales en Indias (1676-1700)

AutorFernando de Arvizu
Páginas261-284

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1. Introducción
  1. con el presente trabajo se acaba el examen de las consultas evacuadas en el siglo XVII por la cámara de indias para proveer las sedes episcopales vacantes en aquellos territorios. dos trabajos más, con el mismo título pero abarcando períodos diferentes, han sido ya publicados en este anuario 1. Como se ha dicho desde el principio, y no estará de más recordarlo ahora, la razón última de la investigación era dilucidar en qué medida jugaban la defensa del regio patronato y la teoría vicarial 2 en la selección de los candidatos, ya que en el siglo XVII, cuando la teoría va tomando cuerpo, la selección de candidatos para las sedes indianas revestía singular interés.

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Del examen de las 136 consultas examinadas en el anterior trabajo y como punto de partida, conviene extractar el arquetipo del candidato a obispo. las cualidades personales y sacerdotales del candidato siguen siendo la base de una posible ordenación episcopal: en esto no hay cambio alguno a lo largo de todo el siglo, incluida esta su etapa final. las consultas son muy lacónicas pero cabe inferir de ellas que se seleccionan candidatos de edad y condición suficientes, además de formación intelectual y virtudes pastorales. los candidatos clérigos se prefieren a los religiosos, pues la presencia española se va consolidando, salvo en diócesis determinadas por su alejamiento o sus especiales condiciones. por otra parte, hay obispos religiosos que han cambiado varias veces de sede siguiendo una carrera promocional, de manera que debe concluirse que ser religioso no supone, en absoluto, una desventaja. pero predomina el clero secular, porque de esta manera se puede contrapesar la influencia que en épocas pasadas tenían las Órdenes religiosas a través de sus obispos.

El candidato típico es un sacerdote nacido de legítimo matrimonio, que goza de integridad física, con al menos cuarenta años de edad y veinticinco de sacerdocio. ha desempeñado con anterioridad dignidades catedralicias o diocesanas, y excepcionalmente ha regentado parroquias. igualmente es válido ser catedrático o inquisidor, como también abad de algunas colegiatas. es indiferente que esos cargos se hayan ostentado en la península o en las indias. entre 1651 y 1675, los obispados se escalafonan según sus rentas, de manera que existen obispados considerados de ascenso -por ejemplo los de Filipinas- y otros considerados de término, como el de puebla de los ángeles. cuando se eleva al rey una terna siempre se detalla la cuantía de las rentas de la sede vacante, pero sin embargo, la libertad que el rey tiene y usa para la designación es muy grande, de manera que si bien en la cámara existen pautas de ascenso, el rey puede elegir a cualquiera de los miembros de la terna que, al menos a primera vista, no tienen las cualidades del propuesto en primer lugar. cuando el consejo hace una recomendación propiamente dicha, siempre incluye el nombre de quien la hace. la intervención de los distintos validos no es fácil de detectar aunque sin duda se produce: lo probable es que en la terna se incluyan por tal razón sujetos de los que el consejo dice expresamente que no tiene noticia. también puede constatarse que el rey tiene sus propias fuentes de información, que se traducen en tensiones entre él y su consejo, que no entiende que el monarca pueda apoyarse en una información diferente de la del propio consejo; pero al final es el rey quien decide aun a costa de contrariar a aquél 3.

  1. la presente investigación abarca los años 1676 a 1700 y está basada en el examen de las consultas del consejo de indias conservadas en el archivo General de indias de sevilla 4. En total, la cámara evacuó 64 consultas, lo

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que supone una significativa diferencia con las 136 de los veinticinco años anteriores 5. La reducción significativa del número de vacantes merecería un estudio sociológico que cae fuera del objeto de estas páginas, pero es evidente que hay dos causas que lo producen: la permanencia más prolongada de los obispos en sus sedes respectivas -es decir, que hay menos promociones- y la disminución de las defunciones de los obispos residenciales, algunos de los cuales llegan a edad muy avanzada, lo que repercutía en el cumplimiento de sus obligaciones pastorales 6. O incluso motivaba una petición al rey para que le permitiese presentar al papa la renuncia al obispado 7. Detallando más, de las consultas evacuadas en este período, 34 obedecen al fallecimiento del prelado; 20 a su promoción a otra sede, 1 a renuncia del titular, y el resto o no se menciona directamente la causa, o bien se trata de repetición de ternas por no haber aceptado ninguno de los propuestos, cosa que suele ocurrir en Filipinas.

Como ocurría en la etapa anterior 8, las consultas de la cámara siguen siendo muy lacónicas, ya que pocas veces se resumen los méritos de los propuestos 9 y tampoco se adjuntan los informes que obren en poder del consejo; es más, muchas veces las propuestas se reducen a la mínima expresión: solamente el nombre y el cargo 10. Ello puede entenderse cuando los propuestos son pre-

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viamente obispos 11 -supuestos en los que a veces ni siquiera figuran sus nombres- pero no en otros casos.

Es de notar que en esta etapa no figura ni una sola consulta en la que se haga referencia a votaciones dentro de la cámara, como ocurría en la primera 12 y en menor medida en la segunda 13. Como no resulta lógico pensar que en todos los casos se produjo la unanimidad de la cámara, la razón debe estribar en que ésta no quiere exteriorizar ninguna disparidad de criterios, sino simplemente presentar al rey la terna para que tome la decisión que le plazca. para terminar este apartado, debe señalarse que sigue en vigor la clasificación que se hizo en la anterior, de obispados pobres, de nivel medio, obispados ricos y arzobispados 14. Es más, en la consulta siempre se detalla la cuantía de las rentas de cada sede vacante para la cual se eleva la terna. de todas maneras, esta clasificación no es oficial, sino efectuada por mí en base a las rentas semejantes de las distintas sedes indianas. la cámara y el rey siempre ocultan que existan sedes de más o de menos categoría, pero indudablemente las hay 15, si bien las noticias sobre ellas son muy escasas 16.

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2. Cualificación y procedencia de los candidatos
2. 1 En general

Hay pocas indicaciones sobre los requisitos personales de los candidatos. lo que se sabe, debe inducirse de las ternas, que casi siempre señalan el cargo desempeñado por cada candidato. no obstante, al consejo debían llegar, como antes, informes periódicos sobre personas que, llegado el momento, podían ser promovidas a las sedes vacantes. desde luego, uno de los que mandaba informes era el inquisidor General, pues existe un caso concreto en que ello se hace constar 17, aunque no se especifiquen los términos del informe. cuando éste figura, se incluye un breve currículo del candidato propuesto 18, en el que se reflejan la edad superior a los 40 años así como otras cualidades sacerdotales: pobreza, caridad, penitencia, sabiduría, buena predicación y modestia. existen también indicaciones de otro tipo, pero que son significativas. así, que para finales del siglo XVII ya no se quieren clérigos regulares para ocupar las sedes filipinas, para evitar conflictos entre las diferentes ordenes. como es sabido, la lejanía de aquellos territorios, así como el carácter especialmente evangelizador de los obispos aconsejó en un principio que fuesen religiosos, pero ello acabó por acarrear problemas que repercutían en la propia corona 19. Tampoco se querían eclesiásticos emparentados con gente que tuviese pleitos en Filipinas 20.

2. 2 Religiosos, párrocos y predicadores del rey

Pese a lo que acaba de decirse en relación a las diócesis de Filipinas, lo cierto es que siguen nombrándose religiosos para ocupar algunas sedes. lo normal es que no se incluyan en la terna datos curriculares; basta con decir que

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la cámara tiene buenos informes de sus cualidades 21 o, todo lo más, señalar el cargo que ha ocupado antes de ser propuesto 22. A veces, el laconismo llega a tal extremo que sólo se incluye el nombre y -en su caso- el hábito de cada uno 23, o bien con la variante de hacer notar que de un determinado candidato propuesto, el consejo no tiene relación 24. Ya se ha advertido que cuando el consejo subraya dicha ausencia, es porque está obedeciendo una orden externa para incluir a un determinado candidato 25. Este, empero, unas veces es el elegido y otras no.

De todas formas, la aceptación de obispados pobres, situados en tierras remotas, no se podía considerar como una sinecura, al contrario. sabido es que antes de la presentación, el candidato debía aceptar la elección real, y más de uno lo hace como un sacrificio derivado de su vocación religiosa 26.

Otras veces, la cámara incita a nombrar un sucesor de suficiente personalidad en vista de una especial situación de encono que pueda darse en un obispado. tal ocurrió con el de sta. cruz de la sierra, que contaba con dos

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únicos prebendados enemigos irreconciliables desde hacía muchos años, a los que ni la audiencia ni el obispo habían podido reconciliar, ni siquiera desterrándoles 27.

En un escalón teóricamente superior aunque escasos en número, están los candidatos elegidos entre los curas párrocos de la península. entran en competencia los de Madrid con los de la periferia 28, con otros cargos diocesanos y aún con frailes 29 o catedráticos 30. Pero lo verdaderamente importante es que...

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