Pronóstico social de la tecnología: el caso de la ingeniería genética

AutorO. Todt y J.L. Luján
CargoUniversidad de Valencia

Asunto: La aceptación de los productos y de los programas de investigación por el conjunto de la sociedad ha llegado a ser un factor clave para su éxito. Evitar el rechazo social y sus costes asociados puede ser importante para la investigación y el desarrollo en el campo de la ingeniería genética. Cualquier desarrollo tecnológico que no tenga en cuenta suficientemente las preferencias y los valores de los diferentes grupos sociales puede provocar conflictos, como ya se ha visto en los debates recientes sobre productos de ingeniería genética.

Relevancia: La toma de decisiones en materia de política tecnológica puede verse influida por las posiciones adoptadas por diversos grupos sociales. Entender estas posiciones y tenerlas en cuenta durante el diseño de las políticas o de los proyectos puede mejorar la efectividad de los programas de investigación y de los proyectos de desarrollo tecnológico. El pronóstico tecnológico orientado hacia el aspecto social podría proporcionar una información importante para dirigir la política y el desarrollo tecnológico general hacia objetivos que gocen de aceptación social, evitando así los conflictos.

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Introducción: Pronóstico Social de la Tecnología

Este artículo se refiere a una estrategia de prospectiva tecnológica que integre de forma activa los valores y los objetivos sociales. Primeramente se presentará un breve análisis de algunos aspectos del debate social que rodea a la introducción de productos alimenticios de ingeniería genética en el mercado europeo. Se mostrará la importancia que tienen algunos asuntos no técnicos para la aceptación de la tecnología. Sobre esta base se discutirán algunas de las ventajas y limitaciones de la implicación de los grupos sociales en el pronóstico.

El pronóstico, como ejercicio de análisis de futuras opciones tecnológicas y de sus vías de desarrollo alternativas a medio y largo plazo, podría sacar provecho de la implicación social. El Pronóstico Social de la Tecnología, tal como se entiende aquí, sería una estrategia de prospectiva que implicaría activamente a todos los actores sociales potencialmente afectados (representantes de las organizaciones no gubernamentales, consumidores, etc., además de los expertos de la industria o el gobierno) en:

la definición de los objetivos (sociales, económicos, políticos, ambientales, etc.) de la política tecnológica

determinar las vías alternativas futuras del desarrollo tecnológico y sus implicaciones (especialmente su aceptación por la sociedad)

establecer un marco normativo para el ejercicio prospectivo, y contribuir a la configuración social de la tecnología: el desarrollo tecnológico (y la política) se entienden aquí como un procedimiento activo y consciente orientado hacia determinados objetivos sociales y económicos deseables (Todt, 1997).

En este sentido debe considerarse que el Pronóstico Social de la Tecnología sigue un curso paralelo al de la implicación social en la evaluación tecnológica (ET). Sin embargo, la ET con participación social se ha ocupado más de problemas referentes al desarrollo de aplicaciones concretas de una tecnología dada. La ET participativa ha intentado, sólo en parte, convertir una participación de base amplia y organizada en una base general y fundamental para el desarrollo de futuras estrategias tecnológicas generalizadas. Por otra parte, ya existen algunos intentos preliminares para ampliar la base social de los programas nacionales de prospectiva (por ejemplo, Georghiou, 1996). No obstante, la implicación social se ha mantenido muy limitada y sometida a un planteamiento general centrado en expertos.

El proceso general del Pronóstico Social de la Tecnología será iterativo. Tendrá lugar conjuntamente, y como parte totalmente integrada, con las actividades regulares de prospectiva, siguiendo los pasos siguientes:

identificación de los actores afectados,

definición de los objetivos del ejercicio de prospectiva por parte de todos los participantes,

tratamiento de los asuntos y elaboración de alternativas futuras y de opciones políticas por cada grupo de trabajo de actores,

debate de las diferentes propuestas con todos los actores (reuniones de tipo taller),

redacción de un informe.

El debate actual en muchos estados miembros de la Unión Europea sobre los organismos modificados genéticamente (OMG), es decir, plantas o animales desarrollados mediante técnicas de ingeniería genética, pone de relieve el papel que pueden desempeñar los grupos sociales en el desarrollo tecnológico. Particularmente, las confrontaciones recientes sobre el asunto del etiquetado de alimentos transgénicos (es decir, productos elaborados con OMG) demuestra la susceptibilidad de determinadas tecnologías a la crítica pública. Los grupos sociales que no están directamente implicados en el desarrollo de una tecnología, pero que resultan afectados por ella (como es el caso de los consumidores), pueden resistirse a la adopción de dicha tecnología si perciben que no se han atendido sus demandas durante el desarrollo tecnológico.

Ingeniería genética y opinión pública: Dificultad de caracterizar las actitudes del público frente a la biotecnología

Percepción pública de la ingeniería genética: ¿Qué saben la industria y las instituciones públicas sobre las actitudes del público frente a la biotecnología? Numerosos estudios sobre la percepción pública pueden responder a esta pregunta (Zechendorf, 1994; Biotechnology and the European Public Concerned Action Group, 1997; Davison, Barns y Schibeci, 1997). Las conclusiones muestran actitudes ambivalentes frente a esta tecnología. Veamos algunos ejemplos de un estudio español.

Aparecen diferencias importantes entre las valoraciones éticas, las percepciones y las actitudes frente al consumo. Por ejemplo, cuando se solicitó a la población española una valoración general de las aplicaciones de la ingeniería genética en diferentes organismos, un 56% estuvo de acuerdo con las aplicaciones relativas a las plantas y un 25% con las aplicaciones relativas a las células humanas. Sin embargo, sólo un 39% de los encuestados se mostró dispuesto a consumir patatas modificadas genéticamente para mejorar su valor nutritivo, mientras que un 57% estaría dispuesto a someterse a un diagnóstico genético y un 70% aceptaría una terapia genética (Atienza y Luján, 1997). La valoración general y las actitudes son diferentes. Este ejemplo es indicativo del tipo de problemas estudiados sobre aspectos de percepción pública.

Influencia social sobre el desarrollo de la ingeniería genética

Si bien los estudios sobre percepción pública no son suficientes para describir con precisión las actitudes sociales frente a una tecnología, indudablemente el público debe ejercer una influencia sobre el desarrollo tecnológico. Dos ejemplos de áreas importantes para los factores sociales que tienen impacto sobre el éxito de una tecnología son:

  1. el debate social sobre las características técnicas de los productos (y sus impactos),

  2. y la influencia del debate sobre las características secundarias de los productos, como el etiquetado.

  3. El debate sobre los cultivos resistentes a los herbicidas (CRH) y otros productos modificados por ingeniería genética (OMG)

    Los cultivos resistentes a los herbicidas (CRH) se encuentran entre los primeros productos basados en técnicas de ingeniería genética que se introdujeron en el mercado. Se trata de plantas que se han hecho resistentes a un herbicida específico, de modo que la aplicación de dicho herbicida en el campo no perjudica a la cosecha sino sólo a las malas hierbas del campo. El debate sobre los CRH, como soja y maíz, comenzó porque sus críticos mantenían que estos cultivos tendrían un impacto medioambiental negativo y podrían dar lugar a un aumento del uso de herbicidas. Hasta ahora, no existe ningún estudio científico concluyente sobre los efectos a largo plazo de estas plantas.

    Sin embargo, los grupos críticos frente a la ingeniería genética tuvieron éxito en su oposición a los CRH en algunos estados miembros de la UE, debido a una subvaloración de los beneficios de estas plantas para los consumidores (mientras que algunos consumidores podrían haber percibido posibles riesgos para el medio ambiente y para la salud). Otros factores que favorecían las críticas se basaban en la incertidumbre sobre los efectos que pueden tener a largo plazo las plantas de este tipo. El debate sobre las incertidumbres persiste, entre otras razones, porque la investigación con financiación pública reclamada por los críticos, para la evaluación de riesgos específicos en una serie de casos (como la transferencia genética a especies silvestres relacionadas con algunas plantas modificadas genéticamente) sólo se puso en marcha cuando ya había comenzado el debate general sobre los productos de OMG, y no antes.

    Este ejemplo muestra cómo la percepción social negativa de una tecnología puede perjudicar su aplicación satisfactoria si, durante su desarrollo, los consumidores no están adecuadamente informados sobre aspectos importantes de esta tecnología (como la relación coste-beneficio o los efectos medioambientales). Ejemplos de otras tecnologías muestran los peligros de no prevenir posibles problemas desde el principio. Las dimensiones sociales de la energía nuclear, por ejemplo la cuestión de los residuos nucleares, no se tuvieron en cuenta durante la investigación y el desarrollo de la tecnología nuclear. Un ejercicio de pronóstico social, sobre el que se basara el desarrollo de una estrategia energética general, antes del desarrollo total de esta tecnología, podría haber puesto de relieve posibles problemas y alternativas (obviamente, sólo si la situación de la sociedad hubiera sido la misma en la que nos encontramos ahora).

  4. El debate sobre el etiquetado

    Aunque el etiquetado de los productos alimenticios modificados genéticamente no es un asunto relacionado directamente con el desarrollo técnico de estos productos, ha llegado a convertirse en un tema social de gran importancia que afecta al mercado de estos productos en muchos estados miembros de la UE. El debate sobre cuáles son los productos que se deben etiquetar y sobre cómo hacerlo, ha provocado aún más incertidumbre entre los consumidores. La industria ha resultado afectada por la discusión de la posible separación completa de los productos MG y no MG durante la producción. El etiquetado ha sido incluso un factor para crear mercados de productos no modificados genéticamente en algunos países europeos. El etiquetado constituye un ejemplo de un aspecto social "secundario" de una vía tecnológica determinada. Aunque no es una característica técnica de la tecnología o del producto, el etiquetado puede ser tan importante como cualquier aspecto técnico para el éxito de una alternativa dada en la previsión de la estrategia de desarrollo tecnológico.

    Una estrategia de pronóstico social

    El debate consciente y organizado de asuntos relacionados con las futuras estrategias de I+D con todos los grupos afectados podría ofrecer una visión importante de cuáles son las direcciones del desarrollo tecnológico más aceptables desde el punto de vista social y cuáles son los aspectos técnicos o no técnicos que pueden provocar rechazo. Diferentes trayectorias de desarrollo para la misma tecnología básica pueden tener niveles de aceptación social muy distintos. Esta es la razón por la que toda la sociedad (y no sólo los grupos que más hacen oír su voz) debe estar implicada, desde el principio, para informar a los responsables de las políticas sobre la aceptabilidad de las diferentes alternativas. El pronóstico, con la implicación de todos los actores sociales, especialmente aquéllos que tienden a cuestionar las líneas actuales del desarrollo tecnológico junto con aquéllos que tácitamente las aprueban, puede proporcionar una base más amplia para las decisiones cuando se trata de elegir entre estas alternativas. Para cada alternativa, se daría la siguiente información que reduciría la incertidumbre respecto a sus efectos sociales, políticos y económicos:

    el nivel de aceptación/rechazo social de cada alternativa futura de política tecnológica, y la resistencia social que cabe esperar,

    la identificación de asuntos no técnicos ("secundarios") que puedan condicionar una alternativa determinada y crear problemas sociales en la implementación de esta vía tecnológica,

    la identificación de investigaciones relacionadas (más allá del desarrollo tecnológico específico) con cada vía alternativa para evitar posibles problemas sociales,

    los asuntos en los que debiera establecerse un contacto estrecho entre los que realizan el desarrollo y la sociedad en general, durante el proceso de desarrollo.

    Entre los posibles inconvenientes de este proceso se encuentran su inherente complejidad, coste y lentitud. Uno de los retos más difíciles consiste en que los propios participantes hagan que el proceso sea eficiente y autoorganizado. Una gestión eficaz será de importancia crucial y esto incluye una moderación activa de las discusiones. El proceso no necesita llegar a un consenso en todos los temas: incluso una definición clara de los problemas sociales en relación con las opciones políticas desde el punto de vista de cada actor, o un consenso parcial sobre una serie de cuestiones ofrecería una base válida para la toma de decisiones: una clarificación de los impactos sociales negativos (si es que hay alguno) que pueden surgir. Sin embargo, si los actores no alcanzan un grado mínimo de consenso en un plazo razonable, el ejercicio de prospectiva podría perder su utilidad para todos los actores implicados en la elaboración de políticas.

    Una de las condiciones para hacer que el proceso funcione es evitar que se abuse de él para simples fines de relaciones públicas (RP) por parte de alguno de los actores. Esto, sin embargo, podría garantizarse precisamente con un proceso abierto y público: en la sociedad actual, todos los actores (industria, ONG, etc.) se encuentran sometidos a un escrutinio suficiente por parte del público en general, de modo que cualquier estrategia centrada en las RP, y no en la resolución de problemas, quedaría probablemente en evidencia.

    El pronóstico social podría beneficiar tanto a la industria como a la elaboración de políticas públicas. Para los responsables de la política está en juego la eficiencia de las inversiones públicas en el desarrollo tecnológico y la aceptación social de la gestión de dicho desarrollo para el bien de la sociedad. El pronóstico social puede contribuir a evitar el cuestionamiento público de la política tecnológica, que se produce invariablemente cuando las tecnologías desarrolladas con apoyo público a la I+D crean controversias (como ha ocurrido en el caso de la ingeniería genética). Podría ayudar también a asegurar la efectividad de los programas públicos de I+D orientando a la industria hacia desarrollos socialmente aceptables. Además, basándose en esta estrategia de prospección, podrían definirse proyectos de investigación concernientes a la problemática social de las tecnologías controvertidas. Uno de sus objetivos sería investigar qué evidencia científica podría necesitarse para clarificar el debate social sobre la tecnología cuestionada. Otro resultado del proceso sería la información sobre las futuras necesidades de reglamentación. La reglamentación podría entonces diseñarse en paralelo con el desarrollo tecnológico mismo. Esto daría a todos los actores, especialmente a la industria, un marco estable desde el principio.

    Para la industria, el valor del Pronóstico Social de la Tecnología sería una mayor concentración sobre las aplicaciones específicas de una tecnología. Dentro del marco general establecido por un ejercicio público de prospectiva, la industria podría utilizar esta estrategia para definir usos aceptables de una tecnología dada, así como líneas de producto. La utilidad principal de esta estrategia para la elaboración de políticas públicas estaría, por lo tanto, en las primeras fases del proceso y en la definición de los objetivos tecnológicos generales y de los objetivos sociales y técnicos. Para la industria, llegaría a ser importante, en una etapa posterior, para el pronóstico más detallado de tecnologías específicas.

    Naturalmente, la implicación de grupos sociales no suplantaría la metodología de prospectiva ya existente sino que la complementaría para mejorar su efectividad en casos particulares. Además, la participación social quedaría limitada a determinadas áreas de prospección, en particular a la definición de los objetivos de la futura política tecnológica y a la identificación de vías de desarrollo alternativas y sus aspectos sociales. Como ha demostrado la experiencia con la ingeniería genética, este tipo de pronóstico puede ayudar, en particular, haciendo que todos los implicados sean conscientes de los beneficios y de los costes, y conducir así al establecimiento de vías alternativas de desarrollo con alta aceptación social en el caso de tecnologías identificadas previamente como críticas. Cabe esperar que todo ello ejerza un amplio impacto sobre la sociedad.

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    Palabras clave

    pronóstico de la tecnología, ingeniería genética, participación ciudadana, política tecnológica

    Referencias

    Atienza, J. y Luján, J.L., La imagen social de las nuevas tecnologías biológicas en España, CIS, Madrid, 1997.

    Biotechnology and the European Public Concerned Action Group, Europe ambivalent on biotechnology, Nature, 387 854-847, 1997.

    Davison, A., Barns, I. y Schibeci, R., Problematic Publics: A critical Review of Surveys of Public Attitudes to Biotechnology, Science, Technology & Human Values, 22: 317-348, 1997.

    Georghiou, L. , The UK Technology Foresight Programme, Futures, 28(4): 359-377, 1996.

    Todt, O., The Role of Controversy in Engineering Design, Futures, 29(2): 177-190, 1997.

    Zechendorf, B., What the public thinks about biotechnology, Bio/Technology, 12: 870-875, 1994.

    Contactos

    Oliver Todt, Universidad de Valencia, Departamento de Filosofía de la Ciencia/ Instituto de Investigación en Ciencia y Tecnología, (INVESCIT)

    Tel: +34 96 386 4437, fax: +34 96 386 4809, correo electrónico: todt@uv.es

    Héctor Hernández, The IPTS

    Tel: +34 95 448 82 92, fax: +34 95 448 83 26, correo electrónico: hector.hernandez@jrc.es

    Sobre los autores

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    Oliver Todt es Ingeniero de Sistemas. Actualmente trabaja en la Universidad de Valencia (España) investigando la reglamentación de la ingeniería genética y la influencia del debate público sobre el desarrollo de esta tecnología. Otros ámbitos de su investigación son el control público de la toma de decisiones sobre el desarrollo tecnológico y la asesoría tecnológica.

    José Luis Luján es profesor del Departamento de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de las Islas Baleares (España). Ha realizado amplias investigaciones y actividades docentes en el área de estudios sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS). Su actual trabajo de investigación se centra en la percepción pública de la Ciencia y la Tecnología, específicamente en el área de la ingeniería pública.

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