La promesa incumplida

AutorElia Patricia Neri Guajardo
Páginas352-358

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El proyecto de la modernidad en el período de la Ilustración, nace como un esfuerzo para desarrollar una ciencia objetiva, una moralidad y leyes universales, un arte autónomo acorde con su lógica. Los ilustrados pretendían utilizar esta acumulación de conocimientos para enriquecer la vida cotidiana, considerando que las artes y las ciencias no sólo permitirían el control de las ciencias naturales, sino que también contribuirían a la comprensión del mundo, el progreso, la justicia de las instituciones e incluso la felicidad de los seres humanos.15

De tal forma, se entiende que la modernidad pretendió revertir los postulados de la edad de la fe -como proyecto histórico previo- cuyas razones se encontraban sustentadas únicamente en lo divino,16mientras que la modernidad como ya se ha referido, se sustenta en la razón.

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La modernidad se constituye sobre dos razones fundamentales: el pensamiento humanista y el avance científico. El humanismo ostenta como postulado principal la igualdad formal de los ciudadanos, que les permite participar en las dinámicas sociales de la época, lo cual implica que la burguesía y aquellos que no ostentasen títulos nobiliarios, eclesiásticos o militares frente a la aristocracia, no se encontraban formalmente en desventaja. Esto a su vez significa, que todos los individuos se sitúan en un plano de igualdad, lo cual posibilita su acceso a los privilegios y formas de vida antes exclusivamente propios de la aristocracia. Por otro lado, el avance de la ciencia y la tecnología, permiten la creación de la máquina de vapor y esta a su vez, la constitución de la fábrica, empresa que invariablemente pertenece a las clases fortalecidas económicamente.

La igualdad formal de los ciudadanos y la existencia de la fábrica, dan pie a una nueva realidad social, producto de nuevos códigos culturales tanto inter-pretativos como normativos, que hacen surgir el Estado guardián o democrático de derecho, cuya fuente de legitimación es el contrato social de Rousseau, el cual sostiene que el hombre es libre originariamente, condición que se concreta en el pacto social a través del reconocimiento jurídico de los derechos del hombre.17La función del Estado en este modelo, se limita al funcionamiento del contrato social, básicamente entonces a garantizar la libertad y la igualdad de los ciudadanos. Al respecto, BUSTOS afirma que la garantía de libertad implica no solamente la libertad de las personas, sino también la libertad de mercado. Como antes referí, en este período surge la fábrica como empresa, imponiendo nuevas caracterizaciones a la libertad de mercado y que exige para su correcto funcionamiento, la fuerza de trabajo de los individuos. Frente a esta realidad se imponen dos principios: por un lado, se hace indispensable que los hombres interioricen la idea de que el trabajo es un bien valioso y que únicamente a través de este y su remuneración, podrán acceder a los beneficios del mercado; y por el otro, que es preciso un Estado que discipline para el trabajo, lo cual se logra a través de la cárcel y la fábrica.18

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Cuando la fábrica se consolida, sobreviene en Europa un período de grandes convulsiones sociales, y entonces se produce el Estado intervencionista o de defensa social, que impactaba en la relación social, precisamente para conseguir su defensa. La legitimación de este modelo de Estado se encontraría en el positivismo, movimiento filosófico ligado a Augusto Comte.

El método del positivismo era el propio de las ciencias naturales, que se convertiría a su vez, en el método de las ciencias sociales, lo que implica que los eventos sociales serían explicados en términos de causalidad naturalista. El pensamiento se caracteriza por ser acrítico, es decir sin valoración alguna: los fenómenos han de explicarse, pero no de cuestionarse porque se aceptan como una realidad.

Por otro lado, el positivismo trata de mantener el orden y la disciplina, valorando lo organizado. En este contexto, la sociología constituida como una súper ciencia, habría de permitir la construcción del orden y el progreso, poniendo particular énfasis en lograr el orden social. Cualquier cosa que lo quebrantase, se consideraría un rompimiento del orden natural y entonces, una patología social que debía ser erradicada o castigada de algún modo. De tal forma, el positivismo, cubierto por la aparente neutralidad y objetividad científica, considera que la sociedad puede verse libre de toda clase de conflictos, reprimiendo a toda persona que aparezca como problemática o indeseable.

En esta sociología positivista, el científico bien informado y con un conocimiento sistemático, se encontraba en condiciones de predecir los acontecimientos futuros y controlarlos. Para Comte, el objetivo de su sociología era establecer «...un universo en constante...

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