Prólogo

AutorJesús Estepa Giménez
Cargo del AutorCatedrático de Didáctica de las Ciencias Sociales, Universidad de Huelva
PáginasIX-X
Presentar el libro de Laura Lucas no es para mí una labor de compromiso, sino una tarea que
asumo con satisfacción y responsabilidad, por cuanto se trata de un trabajo en el que autora
y prologuista han aprendido juntos a valorar la enorme importancia que puede tener la Educa-
ción Patrimonial en la formación de una ciudadanía crítica y participativa.
El patrimonio es el pasado que está presente, constituyendo una fuente primaria para la
investigación histórica, pero hay también un patrimonio vivo, principalmente intangible, cons-
tituido por fiestas y tradiciones, el lenguaje, las canciones populares, las manifestaciones musi-
cales y sonoras, la gastronomía, los conocimientos sobre las actividades productivas, procesos
y técnicas, los rituales vinculados al ciclo de la vida (nacimiento y muerte, emparejamiento e
inicio a la vida adulta), artes de vivir y medir y otras muchas manifestaciones culturales, que
también hemos recibido de nuestros antepasados y que recreamos en el presente.
Cuando el patrimonio lo estudiamos en educación, no importa tanto la protección jurídica
que le otorga la ley cuanto la que le otorgamos las personas. Y las personas proyectamos
valores sobre esos bienes (históricos, artísticos, identitarios, emotivos, etc.) y establecemos
relaciones con esos bienes (pertenencia, propiedad, etc.). Para respetar, valorar y disfrutar del
patrimonio hay que conocerlo, y para conocerlo hay que despertar en el alumno el interés,
que diría Habermas —conocimiento e interés en la ciencia—; la curiosidad, que señala la
neuroeducación, por aspectos de la vida cotidiana —el patrimonio etnológico es por ello más
cercano al alumnado—; de este modo, implicaremos al alumno en el aprendizaje y conseguire-
mos que se sienta heredero de este legado, participe en sus manifestaciones vivas, sea crítico
con aquellas que puedan significar crueldad para las personas y animales o sean poco respe-
tuosas con la sostenibilidad del medioambiente o la igualdad de género, por ejemplo. En esto
consistiría la Educación Patrimonial, en formar a través del patrimonio a ciudadanos críticos
y participativos en su gestión y conservación o salvaguarda.
Son diversos los estudios que plantean la Educación Patrimonial como una línea de investi-
gación relevante en la actualidad, en particular desde la perspectiva educativa, pero también
desde el más complejo sentido social que la formación en patrimonio puede otorgar a nuestras
comunidades. Los recientes congresos que se han desarrollado en los últimos años (I, II, III
y IV Congreso Internacional de Educación Patrimonial, celebrados en Madrid en 2012, 2014,
2016 y 2018, respectivamente), la propia elaboración y aplicación a partir de 2013 del Plan
Nacional de Educación y Patrimonio por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, o el
programa Museos+Sociales, son indicadores del desarrollo experimentado por este ámbito
docente y de investigación en esta segunda década del siglo XXI.
PRÓLOGO
Lucas Palacios, L. Ot ra educac ión es posible. I NAP - McGraw Hill, M adrid , 2019.

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