Prólogo

AutorFernando Antezana Araníbar
Cargo del AutorAntiguo Director General Adjunto de la Organización Mundial de la Salud y Presidente del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud
Páginas11 - 14

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Los productos farmacéuticos son productos sanitarios y, por sorprendente que parezca, es preciso recordarlo con frecuencia. Sobre los mismos inciden una gran variedad de intereses y actores, por lo que es comprensible que su regulación sea el resultado de un delicado equilibrio que, además, no siempre está asegurado. cuestiones puntuales como una nueva normativa internacional, una determinada tendencia jurisprudencial o el impulso de coaliciones de actores interesados que intentan imponer sus intereses pueden, en cualquier momento, perturbar dicho equilibrio.

por ello un libro como el que se presenta es singularmente necesario. Los presupuestos de los capítulos que componen esta obra son sencillos: la protección de la salud es lo primero y los fármacos son instrumentos para dicho fin. por ello, debe procurarse una justa compensación al esfuerzo innovador y evitar, al mismo tiempo, que los medicamentos se conviertan en meros bienes comerciales. el fin de los medicamentos, como se decía, no es la maximización del lucro empresarial, sino la maximización de los resultados positivos en salud.

Un presupuesto tan sencillo aplicado a un producto complejo requiere múltiples puntos de vista de profesionales independientes. por ello, en esta obra participan funcionarios sanitarios internacionales, funcionarios sanitarios nacionales, juristas, economistas y politólogos. estas perspectivas se reflejan en el subtítulo de la obra, “cuestiones dePage 12política, economía y derecho”, que todo aquel versado en este sector compartirá rápidamente.

Existen pocos ámbitos tan polémicos como el de los medicamentos. el hecho de que sobre los mismos se haya organizado uno de los principales negocios globales explica buena parte de las controversias que genera su regulación. Sin embargo, por compleja que parezca la controversia, el hecho de tener presente que el fin último de un producto sanitario no es otro que la protección de la salud, facilita la resolución de los constantes conflictos. así, proteger la salud significa proteger la auténtica innovación, y proteger la salud significa también frenar el mal uso de los derechos que permiten proteger esa misma innovación.

Esta obra se estructura en tres grandes partes. en la primera se introducen cuestiones fundamentales. así, se abordan los problemas de sostenibilidad del gasto farmacéutico que enfrentan tanto países desarrollados como en desarrollo, se presentan los problemas de acceso derivados del coste...

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