Prólogo

AutorMª Ángeles Rueda Martín
Cargo del AutorProfesora Titular de Derecho Penal Universidad de Zaragoza
Páginas13-15

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  1. El libro de María Ángeles Rueda constituye, a mi juicio, una excepción en el panorama de las publicaciones penales españolas.

    Por un lado la autora se dedica a un tema como el de las penas que se imponen a la persona acusada. Esta preocupación no es habitual entre los autores españoles. Probablemente por múltiples motivos los penalistas contemporáneos nos hemos ocupado con más frecuencia al estudio de los motivos que permiten imponer una pena que al castigo que puede imponerse.

    Este hecho ha comportado que nuestros escritos fueran en ocasiones incompletos. Podemos analizar los elementos del delito, podemos interpretar el bien jurídico protegido, podemos y deberíamos debatir más las cuestiones procesales, pero en cualquier caso estos análisis serán fragmentarios si posteriormente no dedicamos alguna reflexión a qué tipo de pena es eficaz para afrontar este delito o qué tipo de pena es adecuada para esta persona.

    El hecho de que generalmente los autores penalistas no se hayan ocupado de este último aspecto, unido sin duda a otros factores, ha contribuido a que nuestros escritos no fueran de excesiva relevancia en el 'mundo real', en el que las personas dedicadas a un determinado problema deben necesariamente contestar y buscan respuestas a todas las preguntas y no sólo a parte de ellas.

    Consiguientemente que alguien aborde por fin no sólo el análisis de los diversos delitos de malos tratos y violencia habitual contra la mujer y en el ámbito doméstico sino que también pretenda responder a la pregunta de 'qué hacer' con los agresores es indudablemente un acierto que numerosas personas agradecerán.Page 14

  2. El libro de María Ángeles Rueda es también una excepción en la doctrina española por su clara opción a favor de los programas de tratamiento.

    No es un secreto que la posibilidad de introducir el tratamiento en el catálogo de penas se enfrenta a numerosas voces discrepantes.

    En este sentido es difícil de olvidar las convincentes críticas originarias a los programas de tratamiento por ser 'demasiado intromisivos y pretender cambiar la personalidad del delincuente'. Y sin embargo no parece haber nada malo, al contrario!, en pretender eliminar los 'valores machistas' del agresor.

    Entender los motivos de este viraje político criminal, así como lo que permanece de las críticas iniciales es sin duda necesario para ayudar a configurar las posibles respuestas penales basadas en el tratamiento.

    Desde otra perspectiva, en este caso...

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