Prólogo

AutorProfesor Codina Vallverdú
Páginas15-18

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Según va discurriendo la vida, se va comprobando que el futuro, el mañana, no es más que la consecuencia lógica del presente, de modo que el final de la vida forma parte de la propia existencia. La muerte es un momento más de la vida, de tal manera que «morir» es convertir el futuro en presente, un presente definitivo, finalista; en una palabra, el futuro se desvanece en un presente infinito. De ahí que morir es llenar de contenido la vida o, expresado de otra manera, es colmatar la vida.

A partir de esta percepción existencial, se concluye que el miedo es la gran mordaza de la vida, toda vez que el miedo deforma, enturbia, mitifica y degrada el mañana separándolo del ahora, del hoy.

Es una constante en la gran mayoría de las culturas atribuir al futuro, al porvenir, una «sustantividad» ajena a lo que estamos viviendo en ese presente continuo en que consiste vivir: la vida.

Esa sustantividad se materializa en lo desconocido, en lo que sucederá mañana, en el futuro y, precisamente por ello, en esa sustantividad germina el miedo. Ahora bien, el miedo genera monstruos emocionales capaces de destruir nuestro presente existencial, hasta el punto de generar graves trastornos de la mente.

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El miedo emocional bloquea la razón, de tal modo que ésta llega a perder su fuerza estructurante de la personalidad. El miedo sustituye la objetividad de la ciencia, expresión máxima de la razón. Como estado emocional, el miedo busca seguridades más allá de la lógica racional, siendo incluso capaz de fabricar «fantasmas» que nos tranquilicen; creencias que nos proporcionen estados emocionales ficticios aunque seguros.

En el miedo se encuentra el origen de lo religioso, de la esclavitud social, de la resignación ante lo inesperado, lo catastrófico, etc. etc.

En fin, el miedo es el gran enemigo del hombre, capaz de paralizar su desarrollo integral, y de aniquilar la armonía social. Bajo los efectos del miedo, la razón deviene en un elemento inútil y sospechoso. El miedo al castigo, el miedo al dolor, el miedo a lo desconocido, el miedo a Dios, etc., no son más que fantasmas de la mente que enervan la persona. En el miedo el hombre renuncia a luchar, a vencer la adversidad, a esperar el mañana con la convicción de que su entronque con el hoy, con el ahora, responderá a una congruente lógica transmanente.

Después de leer atentamente el trabajo del Doctor José Antonio García-Andrade se llega a la convicción de que el ser humano está capacitado para...

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