Prólogo

AutorSoledad Bengoechea
Cargo del AutorGRC - Trabajo, Insituciones y Género. Universidad de Barcelona
Páginas13-15

Page 13

El libro que el lector tiene en las manos es una obra producida en el marco de dos disciplinas: la jurídica y la historiográfica. A partir de esta perspectiva, se aborda en el presente estudio el análisis de la trayectoria de la dependencia mercantil catalana de comienzos del siglo XX.

La formación jurídica de los autores les lleva a cuestionar si los dependientes de comercio fueron considerados como los obreros de la gran industria, y si gozaron de su mismo trato dentro de la legislación social. Afirman que, para los dependientes, el que se les considerase obreros constituía un insulto, aunque a veces ganaran menos que éstos, y que desde grupos sociales ajenos a ellos se les mirara con recelo debido a su supuesto desclasamiento. En todo caso, eran considerados como obreros de "coll i corbata", sin conciencia social asociativa porque compartían los ideales de la burguesía.

A principios de 1903, en el café modernista "Els Quatre Gats", se creó la asociación emblemática de los empleados de comercio catalanes: el Centre Autonomista de Dependents del Comerç i de la Indústria de Catalunya (CADCI). El CADCI consideraba la instrucción y el mutualismo como los elementos más idóneos para la formación de los dependientes. Un punto, el de la instrucción, común en el ideario de las organizaciones políticas y sindicales de izquierda de la época, que ponían énfasis en que la emancipación del género humano pasaría por la instrucción y el conocimiento empírico.

Según nos explican los autores, las primeras reivindicaciones que presentaron los dependientes de comercio giraron en torno a dos grandes temas: la jornada laboral, superior en este sector a la que regía en la industria, y el descanso dominical, que devino ley en 1904, pero presentando numerosas excepciones para el comercio. La batalla por la consecución de la aplicación de estas leyes llevó a los dependientes de comercio catalanes a movilizarse durante las dos primeras décadas del siglo XX. Esta movilización a menudo se hizo mediante la violencia: a través de la ruptura de vidrios de los comercios que abrían sus puertas, por ejemplo. Esta violencia, no obstante, poco tenía que ver con la ejercida por los obreros industriales, que en ocasiones llegaron a paralizar la ciudad de Barcelona, como fue el caso de la huelga acaecida en 1902.

Esta actitud más conciliatoria de los dependientes del comercio venía dada por varias circunstancias. Una de ellas era deudora del denominado internado. Esta...

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