Prólogo

AutorMiguel Olmedo Cardenete
Cargo del AutorCatedrático de Derecho Penal
Páginas17-20

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Siempre constituye para mí una satisfacción prologar una obra en la que, muy fácilmente, fluyen las ideas y las palabras que las expresan para hacer llegar al lector las virtudes y méritos que posee la obra que se presenta y, por supuesto, los de su autor. Sirve, además, para retroceder en el tiempo y recapitular sobre el comienzo y la evolución de muy ricas relaciones personales y profesionales que suelen unir al prologuista con el autor. Éste es, justamente, uno de esos casos en los que remontarse al recuerdo del nacimiento y metamorfosis de una relación personal, académica y profesional, hace que uno sea consciente de las extraordinarias oportunidades que suministran las aulas universitarias para conocer a personas avezadas intelectualmente y tenaces en sus propósitos y objetivos de la vida. Escribir un prólogo permite, pues, evocar muchos momentos que suministran una auténtica dimensión del sentido y trascendencia de nuestro trabajo que a veces oculta el frenético ritmo de la vida moderna y la vorágine de las múltiples responsabilidades que, sobre todo por razón de la edad, uno va asumiendo inevitablemente.

Hacer que se detenga por tanto el tiempo hace que vengan a mi memoria muchos de los momentos compartidos con Susana Lorente Velasco. Conocí a la autora de este excelente libro durante mis clases de Derecho Penal de la Licenciatura en Derecho. Recuerdo que sus intervenciones en público hacían prometer lo que luego se encargó de confirmar la inexorable realidad de los hechos y del paso del tiempo: tenía ante mí a una persona a la que su pasión por el Derecho y, concretamente, por el Derecho Penal, fluía a borbotones de sus palabras, ideas, reflexiones y argumentaciones, enriqueciendo siempre a quienes teníamos la suerte de escucharla o leerla. Su vocación jurídica se complementaba siempre, además, con un carácter extraordinariamente vita-lista (inexpugnable siempre a los obstáculos y dificultades) que hacía mucho más atractivo un discurso siempre lleno de rico contenido. Con estas virtudes al lector ya casi le parecerá obvio lo que a continuación sucedió: plasmó su entusiasmo en un estudio meditado y reflexivo del Derecho Penal, obteniendo ya excelentes calificaciones durante la carrera, y no dudó en orientar decididamente su vocación profesional hacia dicha rama del Derecho.

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Al terminar sus estudios de Licenciatura, Susana Lorente decidió dedicarse al duro ejercicio de la abogacía, no sin antes adquirir la...

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