Prólogo

AutorLorenzo Morillas Cueva
Cargo del AutorCatedrático de Derecho Penal - Universidad de Granada
Páginas11-14

Escribía Paul Valéry que un poema, como un libro, nunca está acabado, solamente abandonado. Viene esta cita del escritor francés a alimentar mi creencia de que pocos libros pueden estimarse absolutamente cerrados, y mucho menos en el ámbito científico donde se mueve este escrito, sometido, a veces con ensañamiento, a continuas reformas en la mayoría de los casos oportunistas y torpemente desarrolladas. No es el caso del texto que presento. Y no lo es porque está alumbrado sobre compromisos legislativos, mejorables pero comprometidos, y, sobre todo, porque si bien no conduce a la utopía de la absoluta satisfacción, imposible de conseguir, sí se muestra como un estimable avance científico destinado a ser punto de referencia para los interesados en estas cuestiones decisivas para el desarrollo y progreso de la ciudadanía, tanto de manera individual como colectiva.

Esta obra, Estudios jurídico-penales sobre genética y biomedicina, que tengo la satisfacción de prologar ha cumplido todas mis expectativas. Tanto como especialista en Derecho penal, como coordinador y como ávido lector de temas de actualidad me siento complacido por todos los indicadores de calidad que presenta. Y es así por su contenido, por las firmas que acoge y por el motivo último y fundamental que cumple: homenajear a un eminente y destacado penalista internacional como es Ferrando Mantovani. Vayamos por partes.

Pocos temas de tanta actualidad y tan necesitados de estudios rigurosos y pluridisciplinares como los relacionados con la genética y la biomedicina. Una materia en la que las aportaciones y descubrimientos científicos se producen con especial rapidez por lo que conducen a situar lo que, en años atrás, parecían opciones de ciencia ficción en realidades indiscutibles, que abren nuevas posibilidades, originales debates y continuadas discusiones, desde planteamientos éticos, sociales o legales.

En esas confrontaciones y sobre tales realidades es donde el Ordenamiento jurídico ha de intervenir. Y lo ha de hacer con decisión, pero también con compresión hacia una ciencia que puede y debe beneficiar a la humanidad. Como ya he puesto de manifiesto en otras ocasiones, la intervención legal ha de presentarse con vocación de protección hacia los avances tecnológicos y a los investigadores comprometidos con la salud y la calidad de vida de los ciudadanos; sin obviar, no obstante, los controles a las posibles disfuncionalidades y abusos que se pueden cometer y de hecho se cometen...

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