Prólogo

AutorJoan Subirats
Cargo del AutorCatedrático de Ciencia Política y de la Administración. Universidad Autónoma de Barcelona
Páginas21-23

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Todo el mundo habla de lo mal que funcionan los servicios y los programas de actuación de las administraciones públicas, pero nadie parece saber muy bien lo que debería ser un «buen servicio público». Tenemos Constitución, Estatutos y leyes que nos dicen como deberían ser las cosas, pero parece claro que en la mayoría de los casos las indicaciones normativas de esos textos son excesivamente genéricas para servir de guía a la acción concreta y tampoco sirven automáticamente como «vara de medir» de lo ya hecho.

Este es el gran acierto de este libro: tratar de mostrar que entre ese gran desacuerdo general sobre el modo de proceder de unos servicios públicos previstos en las leyes y la labor diaria y abnegada de muchos servidores públicos que tratan de conseguir hacer realidad aquello que sólo era la voluntad escrita del legislador, es posible construir evidencias y criterios que nos indiquen qué se ha hecho, para qué sirve y hasta qué punto se acerca o no a lo que estaba previsto.

Evaluar implica preocuparse por los resultados, saber si se han obtenido o no los objetivos planteados. Pero la administración pública, en su modelo más extendido (racional-burocrático), no está pensada para preocuparse por los resultados, sino por la legalidad de su actuación. Se trata de un sistema concebido más como expresión de dominación legal, que como productor de servicios, o de intermediación entre partes, y por ello los mecanismos de control se dirigen más a certificar la conformidad de la actuación administrativa con lo previsto normativamente que a encontrar indicadores de gestión y volumen de resultados e impactos.

La nuevas exigencias sociales plantean la necesidad de saber qué se hace con nuestro dinero gestionado por los poderes públicos, para qué sirve la acción de gobierno, cómo recibir señales que nos indiquen si estamos acertando o no. Desde este punto de vista, evaluar políticas implica conocer opiniones, relacionar criterios de valor con resultados. Ello tiene evidentes implicaciones para una administración como la española que quiere cambiar y modernizarse: dar a conocer grados de apoyo, modificar conductas, conocer puntos débiles o potencialidades, aprender del propio examen de lo realizado.

El libro de Xavier Ballart tiene el mérito de permitir adentramos en el mundo de la evaluación, de larga tradición de otros contextos, de manera sencilla y con voluntad de convertir sus páginas en material de consulta para

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estudiosos...

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