Problemática de la violencia escolar: Mecanismos jurídicos de protección

AutorJuan Antonio Moreno Martínez
Cargo del AutorCatedrático de Derecho Civil. Universidad de Alicante
Páginas750-797

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I Análisis de la violencia escolar en la realidad de nuestros centros docentes
1. Consideraciones generales Delimitación

La violencia escolar, en sus distintas manifestaciones, viene asumiendo lamentablemente en los últimos años un excesivo protagonismo en la dinámica de nuestros centros docentes. Se ha convertido en casi habitual en los distintos medios de comunicación hacerse eco de ciertos hechos que provocan una cierta alarma social o cuanto menos un gran reproche social por la perversidad o nula sensibilidad que el agresor o agresores vienen a experimentar en la producción de los daños.

Prueba de la actualidad y repercusión que está revistiendo la problemática de la violencia escolar en los últimos años es la adopción por algunas Comunidades Autónomas de ciertas iniciativas legislativas, con variado alcance, persiguiendo prevenir o dar respuesta de forma efectiva al cada vez más incesante aumento de violencia en nuestras aulas1. Recientemente el Ministerio de Educación y Ciencia -marzo de 2006- con un pretendido fomento de la mejora de la convivencia en los centros educativos, y desde un marco de colaboración con las Comunidades Autónomas y respeto al marco competencial reconocido a éstas -como así se advierte explícitamente en el preámbulo del texto presentado-, acaba de aprobar el denominado "Plan para la Promoción y mejora de la convivencia escolar", quePage 751 incorpora un conjunto de medidas, de gradual implantación en un plazo no superior al de un año2.

La gravedad de los hechos violentos llevados a cabo por alumnos de ciertos centros y que han merecido protagonismo informativo se han proyectado en distintos planos. Así, en ciertas ocasiones, han sido gravemente afectadas las propias instalaciones así como medios materiales del centro3 viéndose incluso éste abocado en numerosas ocasiones a la necesidad -a los fines de evitar ulteriores hechos- de contratación de seguridad privada4. En otras situaciones, aun siendo todavía aisladas, han llegado a producirse agresiones a los propios profesores5.

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Aun con todo, la mayor incidencia de violencia es producto de agresiones -tanto de orden físico como psíquico- entre compañeros, alcanzando últimamente especial relevancia, como un subtipo de la misma, el fenómeno conocido como de acoso escolar, maltrato entre iguales o bullying, y que por la singularidad y especial repercusión que está adquiriendo en los últimos tiempos será objeto de una especial consideración en la segunda parte de este trabajo.

Aunque de lo que acontece ya se puede desprender en líneas generales el concepto del que se está partiendo acerca de la violencia escolar, interesaría aun con todo, al objeto de una conveniente delimitación de la misma, precisar que dentro de la citada noción deberían ser integradas las distintas tipologías de violencia interpersonal, sean los actos de agresión -de carácter físico o psíquico- del alumno contra el profesor o viceversa, sean los actos más comunes de agresión entre alumnos, en los que fundamentalmente centraremos nuestra atención. Asimismo, dentro de la citada noción deberán ser integradas las conductas violentas sobre objetos, materiales o instalaciones, en ocasiones identificadas con el calificativo de conductas vandálicas6.

2. Diagnóstico de la actual violencia escolar: Factores que concurren

Es indudable que lo que fácilmente podemos constatar, en primer lugar, es la existencia en los últimos años de ciertas acciones violentas donde se evidencia en el agresor o agresores no sólo una carencia de valores sino una gran insensibilidad hacia los daños económicos o morales que vienen a producir. Un concreto exponente de ello se produce en el seno de los propios centros -como una clara derivación de lo que está sucediendo con la violencia juvenil en general- con las grabaciones en móvil de las propias agresiones y ulterior difusión de las mismas entre distintos compañeros7.

Ahora bien, se podría suscitar la duda de si la gravedad de la violencia escolar actual se encuentra determinada en lo fundamental por estos hechos que, aunque graves, pueden ser considerados todavía aislados, favorecidos además por una mayor difusión de ciertos análisis que de tales conductas agresivas se están acometiendo de forma incesante a través de numerosos estudios doctrinales psicopedagógicos -como claramente se evidencia con el fenómeno particular del acoso escolar-, o sí, aun con todo, se puede llegar a afirmar que en verdad se ha producido un agravamiento notable en los últimos años de conductas violentas en la realidad de nuestras aulas que nos debe llevar a un estadio preocupante de dicho fenómeno.

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Entendemos que de los distintos estudios acometidos en torno a la violencia escolar, la conclusión que debe obtenerse no es sólo un aumento cualitativo sino también cuantitativo; en suma un creciente incremento en el número de agresiones o de actos violentos en nuestros centros educativos.

Éste es el parecer que se puede extraer ya en el año 2000 a través del amplio Informe abordado en el seno de la institución del Defensor del Pueblo8 y de ciertos estudios acometidos en el seno de las Comunidades Autónomas, como de determinados informes emprendidos por otras instituciones públicas o privadas9. Asimismo es la opinión mantenida de forma generalizada por psicólogos y sociólogos especialistas en la materia10.

A partir de la constatación de la existencia de unas mayores dosis de violencia en nuestras aulas, sería el momento de plantearnos la posible justificación a este progresivo incremento de los problemas de convivencia en nuestros centros docentes.

Parece claro que las causas que convergen en la violencia ya no se pueden explicar, aunque también, con las propias características del agresor o del propio marco escolar sino que a ellas hay que unir otros factores que surgen fundamentalmente del contexto que rodea al propio individuo. Con lo cual el fenómeno de la violencia, debido a las múltiples y complejas causas que coexisten, puede ser, como advierten psicólogos y sociólogos especialistas en el sector, de una difícil solución, aunque ello no obste para que pueda ser neutralizado sustancialmente siPage 754 son articuladas una serie de medidas efectivas que contrarresten los distintos factores que vienen a converger en la referida violencia11.

En función de ello sería conveniente a continuación, como premisa previa, detenernos -si bien a grandes rasgos-, en las distintas causas que suelen converger en el fenómeno de la violencia escolar, a los fines de poder entender y enjuiciar las concretas medidas que están siendo insertadas a través de las referidas iniciativas legislativas para contrarrestar la referida violencia, y las que, en su caso, en nuestra opinión, convendría incentivar para contribuir a tener un mayor calado en el seno del marco educativo, aun cuando se deba reconocer de antemano que algunas de ellas, cuanto menos, sólo pueden conseguir su efectividad a medio plazo.

Así, las circunstancias personales de ciertos alumnos se pueden erigir, bajo determinadas condiciones, en un claro factor de riesgo de comportamientos violentos. Ciertas investigaciones son claramente reveladoras de que determinados comportamientos violentos están relacionados con un retraso en el desarrollo sociocognoscitivo: impulsividad, falta de tolerancia a la frustación, etc.12. El creciente consumo de drogas entre los escolares se viene a erigir igualmente en un claro componente personal de la violencia. Sorprenden a este respecto los informes presentados por el Ministerio de Sanidad a partir de estudios elaborados sobre el consumo de ciertas drogas en alumnos situados en las franjas de edad entre 14 a 18 años y en donde se viene a hacer mención explícita de su clara conexión con el fenómeno de la violencia escolar, además de su incidencia con el fracaso escolar13. La trascendencia que se ha visto de dicha realidad ha determinado que el Ministerio del Interior haya adoptado recientemente ciertas medidas excepcionales de carácter policial para evitar que en las entradas y salidas de los centros, así como en el recreo o espacios libres de los mismos pueda llevarse a cabo...

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