Primera Parte

AutorEmilio Eiranova Encinas
Cargo del AutorDoctor en Derecho
Páginas31-107
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Primera parte
“Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen
de Dios lo creó” (Gn 1, 27-28)
En esta primera parte se examina la cuestión práctica de la libertad. De
ella se deducen consecuencias políticas para la modulación de la democracia y
la separación de poderes. Terminaré esta parte con una descripción de la natu-
raleza de la Ley.
1. La libertad
La decisión tomada por las democracias occidentales de “salvar a los
bancos” de la crisis nanciera del año 2008 evidencia la precariedad de la
libertad individual. La crítica más aparatosa se queja de que se “haya ayuda-
do a los ricos a costa de los pobres” 1. Quienes así se quejan, no se percatan del
verdadero problema y, naturalmente, caen en la trampa de los «privilegiados»,
cuando, como solución, reclaman: ¡más regulación!, ¡más intervención! La
rabia es ciega y fácilmente manipulable. En este caso, es tan ciega, que es la
ideología que sustenta a muchos de esos críticos la que precisamente justica
la decisión de los gobiernos de ayudar a los bancos. Lo diré en positivo, sólo
sobre una ideología de tipo intervencionista es que los bancos han podido
hacer los desmanes que han hecho, es esa ideología la que les ha ayudado
a salir de la crisis y es esa ideología la que también ha impedido aplicar la
1 Me reero al movimiento del 15-M. Ver el paneto “¡Indisgnez-vous!” (2010) de
Stéphane Hessel.
MERCADO FINANCIERO DESINTERMEDIADO Y CICLO REGULATORIO Emilio Eiranova Encinas
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solución correcta a la crisis nanciera del año 2008. La falta de análisis del
«sistema nanciero intermediado» es la causa de que se tenga a éste por el
máximo exponente de la economía liberal y capitalista, cuando, en realidad,
es todo lo contrario. Este equívoco hace que todo el resentimiento siga la
dirección de prejuicios políticos, y que allí precisamente, donde hay interven-
ción estatal, se diga que hay liberalismo y se señale a éste como culpable de la
crisis. En otro apartado examinaré más despacio los sentimientos por los que
se mueven estos críticos (I,32).
El primer problema que examinaré será el de la «libertad». Aclararé qué
es la «libertad», porque no cualquier signicado de la palabra es válido. Es muy
fácil equivocar su “sentido”. Éste aparece de modo correcto allí donde el senti-
do de la «libertad» coincide con el “sentido” de la «democracia» y «separación
de poderes». Se verá que sólo existe un “sentido” en dónde esas palabras pueden
tener signicado real y consecuente2. Hecho esto, se verá con facilidad el arti-
cio retórico del resto de propuestas en las que se hace encajar la «separación de
poderes limitada» con la «libertad» o la «democracia». La importancia de esta
cuestión está en que es en las “democracias” occidentales donde se ha produci-
do una serie de decisiones contrarias a la Ley en las que se ha ayudado a unos
«privilegiados» (vgr. entidades nancieras). Este estudio, por lo tanto, permite
evaluar la calidad de las democracias y la separación de poderes (en donde se
han producido estas decisiones), de acuerdo con la función de la Ley respecto
de la libertad.
Este estudio comienza por la «libertad», y no por la «democracia» o la
«separación de poderes», y ello por dos razones. La «libertad» es lo más inme-
diato y patente que tiene cualquier persona. Esta característica de la «libertad»
hace que todo cuanto diga pueda ser contrastado inmediatamente por cual-
quiera, haciendo realista nuestro punto de partida. El realismo de la «libertad»,
frente a la «democracia» o la «separación de poderes» (ideas que pueden adop-
tar distintas formas), hace que al analizar las otras dos ideas no caigamos en
construcciones articiosas.
2 Sobre la confusión que existe en el uso de estos términos, y de cómo en ellos se
mezclan ideas de lo más extraño a los mismos: v. Hayek, F., Individualismo: el ver-
dadero y el falso (1949), ed. español 2009, pág. 49.
PRIMERA PARTE 33
1.1. Concepto negativo de libertad
Es imprescindible saber a qué me reero cuando hablo de libertad. Para
alcanzar su concepto necesito aclarar antes varias cuestiones:
a) Concretar las referencias interpretativas de la libertad.
b) Determinar el modo en que el hombre es libre: «sentimiento».
c) Determinar qué es el valor de la libertad.
d) Determinar la función de la libertad en la acción humana.
Este será el contenido de los siguientes apartados.
1.1.1. Necesidad de la «libertad» y la «sociedad»
Empezaré con una armación: si cada ciudadano no estima su libertad
como algo esencial, propio e irrenunciable, acabará sometido3.
En la naturaleza del hombre está ser libre. A diferencia del resto de cria-
turas, el hombre debe gestionar el “deber ser”; para él saber cómo comportarse
es un problema existencial. Pero lejos de ser un inconveniente, es precisamente
este aspecto de su naturaleza lo que hace a cada individuo singular y único. Al
objeto de este estudio no creo que tratar por separado la actuación del hombre
sólo o en sociedad aporte nada. Es cuando el hombre actúa en sociedad que
es relevante. Y lo hace por muchas razones, pero, esencialmente, porque en
sociedad consigue resolver más problemas prácticos que si lo hiciera sólo4. Por
ello, vemos al hombre en la historia siempre agrupado. En los pequeños grupos
3 Locke, J., Segundo Tratado del Gobierno Civil (1689), ed. español 1997, pág. 211.
4 “El nexo (social) no es un statum, sino una labor, colaboración. Inspirado en esta con-
cepción, pudo escribir D urkheim su gran libro sobre la división del trabajo. La sociedad
arrancaría fundamentalmente de una colaboración en relación con el trabajo” (v. Zubi-
ri, X., Sobre el hombre, 1998, pág. 251). Ver también Von Mises, L., El Socialismo,
(1922), ed. Español 1967, pág. 37 s.s. Creo desafortunada la exposición de algunos
liberales que parten del presupuesto del hombre que actúa sólo. Así, por ejemplo, la
ética de Murray N. Rothbard (ver. La ética de la libertad (1982), ed. español 2009,
pág. 59) o, también la de aquellos que, de forma parecida, hacen una abstracción
I.1

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