Presente y futuro del arbitraje

AutorCarlos Cavero
CargoSecretario General de la Corte Aragonesa de Arbitraje
Páginas35-40

Ver nota 49

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Debo dar las gracias al TAB por concederme la oportunidad de estar aquí y ahora, en este acto de celebración y, especialmente, a su Presidente Jesús de Alfonso a quien públicamente, una vez más, quiero agradecer la ayuda que, siempre de manera desinteresada, presta a la Corte Aragonesa de Arbitraje; como suelo decir en ocasiones el TAB es nuestro modelo a seguir de Corte de Arbitraje, desde su Reglamento hasta su página web, pasando por la administración de los procedimientos arbitrales o la labor de difusión del arbitraje, todo ello lo lleva a cabo de manera ejemplar; representa «lo que nos gustaría ser de mayores».

Presente del arbitraje

Previamente les diré que la Corte Aragonesa de Arbitraje es una Corte joven, tenemos poco más de tres años de existencia pero, en este tiempo, creo que hemos tenido ya toda clase de problemas, dificultades y vicisitudes de todo tipo; de índole interno y de índole externo; de las primeras, obviamente no les hablaré, pero de las segundas sí porque si bien algunas son propias de nuestro territorio, de Aragón, otras son comunes -supongo- con el resto de Cortes aquí presentes.

Empiezo por decirles que, en mi opinión, casi todas las dificultades derivan del hecho de que los que nos dedicamos al arbitraje, seguimos sin saber transmitir al mundo económico, al mundo mercantil y sobre todo al mundo jurídico, las bondades de este medio alternativo; incluso me atrevería a decir que no sabemos hacerles llegar que «existe»; pienso que en el mundo de la Abogacía, en el mundo de la litigiosidad, el arbitraje sigue siendo «el gran desconocido»; es cierto que un pequeño número de

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juristas de prestigio - todos Vds.- lo conocen muy bien y lo utilizan; otro grupo, no escaso, es claramente contrario al arbitraje, lo cual es respetable, han podido tener una mala experiencia o, habitualmente se invocan dos aspectos contrarios al arbitraje en los que ahora, por razones de tiempo, no voy a entrar, pero de los que ya adelanto que en absoluto comparto, uno es la ausencia de una segunda instancia y el otro el precio (se suele decir que es caro). Pero a lo que iba, la mayoría de abogados, asesores jurídicos, etc, no «piensan» en el arbitraje, no caen en la cuenta, en su quehacer diario, de que existe este medio alternativo al judicial para la resolución de conflictos; cuando elaboran un contrato, cuando asesoran a su cliente, no se plantean si por razón de la materia, etc, la solución arbitral, es decir la inclusión del convenio arbitral...

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