Presentación de la primera edición

AutorTeresa Armenta Deu
Páginas11-17

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En 1928, la resolución del caso The people vs. Defoe evidenció el claro rechazo del juez Benjamín Natham Cardozo ante la absolución de quien se sabía culpable en aras a la integridad del derecho a la inviolabilidad del domicilio. Poco después, otro caso, Olmstead vs. US, en el mismo año, enfrentó a este magistrado con otro no menos conocido: Oliver Wendell Holmes, autor de un voto disidente que condenaba por consumo y tráfico de drogas en atención a una prueba de cargo decisiva originada en una interceptación telefónica ilegal. El juez Holmes en su voto disidente destacaba gráficamente la necesidad de elegir entre dos cosas igualmente deseables, pero por desgracia incompatibles: «Es en verdad deseable que los delincuentes resulten descubiertos y que cualquier prueba existente sea utilizada para tal fin, pero también es deseable que el Gobierno no se ponga al mismo nivel que aquéllos, y pague por otros delitos, ni que éstos sean los medios para obtener la prueba de los perseguidos inicialmente [...] Es necesario elegir y, por lo que a mí concierne, prefiero que algunos delincuentes escapen a la acción de la justicia, antes que el Gobierno desempeñe un papel indigno»1.

Desde otra perspectiva, no por ficticia menos aleccionadora, la película Los jueces de la ley —un film muy ilustrativo en cuanto al tema que se presenta— arranca con la persecución policial de un sospechoso de haber asesinado a cuatro ancianas para robarles la pensión que acababan de cobrar. En plena carrera el sospechoso abre el cubo de basura que se

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encuentra frente a su domicilio, introduce algo y entra precipitadamente en su casa. Uno de los policías que lo ha visto se dispone a abrir el cubo cuando su compañero se lo impide advirtiéndole que sería ilegal porque el cubo es propiedad privada y carecen de orden judicial. Avistando en ese momento el camión que está próximo a efectuar la recogida, caen en la cuenta que éste sí puede ser objeto de inspección inmediata, por lo que esperan al vertido y proceden al rastreo que da como resultado el hallazgo del arma homicida. Detenido el agresor confiesa ante la policía y también en su primera comparecencia, previa advertencia de todos sus derechos y de las consecuencias de su confesión. Situados ya en la audiencia preliminar ante el juez Steven R. Hadin (Michel Douglas en el film), el abogado del acusado alega que si bien la inspección al camión de basura fue legal, como los agentes no esperaron a que se accionara la palanca que mezcla unas basuras con otras, los desperdicios inspeccionados siguen siendo de carácter privado, requiriendo su inspección la necesaria orden judicial, lo que convierte en ilícita la obtención del arma y todo lo que deriva de la misma, la confesión incluida. El acusado es absuelto ante la certeza de que el tribunal de apelación advertirá la ilicitud y anulará la eficacia de la prueba; absolución que acarrea el consiguiente escándalo de los medios de comunicación y la explícita frustración de la policía y del propio juez Hadin. Los guionistas incrementan el «climax» con un segundo caso de secuestro, violación y asesinato de varios niños de entre ocho y diez años, cuyos presuntos asesinos son detenidos por casualidad a raíz de la intuición de un policía que avista una furgoneta sospechosa donde viajaban. Conocedores de las reglas de exclusión, la policía solicita información de la central policial, desde donde se les advierte que hay dos multas de tráfico pendientes de pago; con dicho motivo detienen la furgoneta y tras su identificación, en la que los delincuentes conservan la sangre fría, uno de los agentes afirma que huele a marihuana, y para confirmar sus sospechas se va a la parte posterior de la furgoneta abriéndola, apareciendo ante sus ojos la zapatilla ensangrentada de un niño. Los sospechosos son detenidos y acusados por el asesinato de la última de sus víctimas, un menor de diez años. La siguiente escena nos sitúa ante el mismo juez Hadin, en pleno interrogatorio del abogado de los acusados a los policías sobre los motivos del registro de la furgoneta, como elemento clave para encontrar la zapatilla...

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